LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA
(Escrito por: William Tercero M.)
Este estudio se centra en los
ministerios de la iglesia, o lo que tradicionalmente se ha llamado: “dones ministeriales”. Nuestro propósito
es que los miembros de la iglesia puedan reconocer y aceptar todos los
ministerios que la integran, y que puedan entender como éstos contribuye a la
edificación de los individuos y de la iglesia en general.
Con el objetivo ya antes
mencionado, nos enfocaremos en dar a conocer lo relativo a la institución,
autoridad, e importancia de esos ministerios. Además, hablaremos de las
importantes características que identifican esos ministerios en la iglesia
y por las cuales pueden ser reconocidos.
LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA SON EL EQUIPAMIENTO QUE DIOS
LE DIO PARA CUMPLIR SU MISIÒN. La iglesia de Cristo es una
iglesia con propósito hacia si misma: Perfeccionar a los
santos. Y con una misión: Alcanzar al mundo con el evangelio
del reino.Esta es una gigantesca tarea
que requiere de fuerzas sobrehumanas para ser llevada a cabo. No es posible
lograrlo sin la intervención divina; pero gracias sean dadas a Dios porque él
dotó a la iglesia con su Santo Espíritu para que pueda alcanzar la meta.
Dios ha dado herramientas a
la iglesia para cumplir con su misión, y a continuación vamos a hablar de esas
“herramientas” que llamamos: LOS MINISTERIOS DE LA
IGLESIA.
MINISTERIO APOSTÓLICO:
Como primera cosa,
aclararemos el significado de la palabra “Apóstol”. El diccionario bíblico
ilustrado de la Editorial Caribe, define la palabra apóstol como un vocablo del
idioma griego que significa “enviar” o “despachar”. Esta palabra apóstol, tiene
una connotación especial que la distingue de otra palabra griega que se usaba
para “enviar”. La palabra apóstol significa: Ser enviado con un
propósito especial o con autorización oficial.
En el Nuevo Testamento, la
palabra apóstol se usa de tres maneras:
1- Para designar a un “enviado”, “delegado”, o “mensajero”.
2- Para referirse a los doce discípulos que el Señor Jesucristo escogió inicialmente de entre los israelitas.
3- Para designar de un modo general a maestros y misioneros destacados.
1- Para designar a un “enviado”, “delegado”, o “mensajero”.
2- Para referirse a los doce discípulos que el Señor Jesucristo escogió inicialmente de entre los israelitas.
3- Para designar de un modo general a maestros y misioneros destacados.
En la actualidad mucho se
discute acerca del apostolado: Hay quienes alegan que el ministerio apostólico
ya no está en función. Los que tienen esta posición,
dicen que los apóstoles fueron aquellos que Cristo escogió en el comienzo de la
iglesia. Por otra parte, hay algunos
que se auto proclaman apóstoles. Y hay otros a quienes sus
“denominaciones” reconocen como apóstoles. Lo cierto es que la discusión
acerca de quien es apóstol no es del todo nueva. Ya en el comienzo de la
iglesia se daba esta discusión. De lo cual podemos encontrar algunas
referencias en el nuevo testamento. El mismo apóstol Pablo sufrió
la dificultad de ser reconocido como apóstol de Jesucristo.En una de las cartas a los Corintios
encontramos el siguiente alegato:
“…¿no sois vosotros mi obra en el Señor? Si para
otros no soy apóstol,
para vosotros ciertamente lo soy;
porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor. Contra los que me
acusan esta es mi defensa…” (1 Corintios 9:1-3).
La iglesia cristiana debe
conocer lo relativo a este ministerio para poder saber a ciencia cierta quien
es apóstol y quien no lo es; porque es derecho y obligación de la iglesia saber
quien es un verdadero apóstol y quien es un falso apóstol.
La iglesia no solo debe saber
reconocer a los apóstoles verdaderos, sino que debe probar a los apóstoles.
Podemos leer una referencia
de este asunto en Apocalipsis 2:2. Es precisamente con el
objetivo de poder conocer y entender que es un apóstol y como poder
reconocerlo, que nos dedicaremos a continuación a estudiar las características
y señales de un apóstol.
CARACTERISTICA ESPECIAL DEL MINISTERIO APOSTOLICO:
El apóstol manifiesta en su
ministerio todos los dones ministeriales.Esta característica especial
es infaltable en el apostolado.
EL MINISTERIO APOSTOLICO ES EL “ARQUITECTO” DE LA IGLESIA:
EL MINISTERIO APOSTOLICO ES EL “ARQUITECTO” DE LA IGLESIA:
Entre todos los ministerios
de la iglesia, el apostólico siempre va primero. Y hay una razón muy importante
para que el ministerio apostólico tenga preeminencia, ya que el ministerio apostólico es el que sienta
las bases para toda la obra de la iglesia. Uno de los apóstoles más
prominente de la iglesia, dijo lo siguiente acerca de su misión apostólica:“ Conforme a la gracia de Dios que me ha sido
dada, yo como perito arquitecto puse
el fundamento…” (1Corintios 3:10).
Dios en toda su esencia: Padre,
Hijo y Espíritu Santo, es el arquitecto de la iglesia.
La declaración “el ministerio
apostólico es el arquitecto de la iglesia” podría ser considerada temeraria y
hasta blasfema, sino aclaramos que esta labor de “perito arquitecto”del apostolado es llevada a cabo por encomienda de
Dios con la permanente guianza del Espíritu
Santo y el llamamiento del Señor
Jesucristo; quienes son los Arquitectos primarios de la iglesia.
EL FUNDAMENTO PRINCIPAL DE LA OBRA APOSTOLICA ES CRISTO:
EL FUNDAMENTO PRINCIPAL DE LA OBRA APOSTOLICA ES CRISTO:
El fundamento apostólico
tiene una norma infaltable: Cristo: Quien
es el fundamento principal. Lo que quiere decir, que todo
apóstol genuino, se ocupará de dar a conocer el Señorío de Cristo, haciendo su
labor cristo-céntrica. Así lo enseñó el apóstol
Pablo. Veamos: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está
puesto, el cual es Jesucristo.” (1Corintios 3:11).
Es sobre la doctrina de
Cristo que los verdaderos apóstoles edifican su obra. Asi que la obra apostólica estará basada en la persona de Cristo y no en la
del apóstol. Dicho de otro modo: La obra
del ministerio apostólico debe estar basada en la revelación de la persona de
Jesucristo: Que él es el hijo de Dios. Que él es el redentor; que murió en la
cruz por nuestros pecados. Que Cristo es nuestro sumo sacerdote; que subió a
los cielos donde intercede por nosotros y que es Señor sobre todos.
La obra de los apóstoles,
debe estar basada en el carácter de Cristo; en sus virtudes, sus palabras y su
pensamiento.
LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO PROPIO DEL APOSTOL:
LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO PROPIO DEL APOSTOL:
En el ejercicio del
ministerio apostólico, como en cualquier otro ministerio de la iglesia, se
encuentra presente el pensamiento del ministro. Esto no es algo que desautorice
al ministro delante de aquellos en los que ejerce su ministerio. De hecho, la
palabra de Dios (La Biblia) esta impregnada del pensamiento de sus escritores a
la par de la inspiración de Dios. Hay sin embargo, normas por
las cuales se juzgan correctos y aceptables estos pensamientos. Si el apóstol vierte algunos
de sus propios pensamientos, los cuales quisiera que la iglesia los adopte en
su conducta; por parecerle estos apropiados y acordes con su benigna labor;
deberá hacerlo notar a la iglesia; dejando claro a la iglesia cuales son
palabras del Señor y cuales son de su propio pensamiento.
Veamos un ejemplo en el
apóstol Pablo: “Pero a los que estàn unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la
mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o
reconcíliese con el marido; y el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano
tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la
abandone”(1Corintios 7:10-12).
Aun cuando el apóstol cumpla
con dar gloria al Señor, diciendo cuando las palabras proceden del Señor, y es
respetuoso con la iglesia, informándole cuando las palabras son de su propio
pensamiento; sus pensamientos han de ser
acordes con altos valores, tales como: justicia, rectitud, equidad etc.
LA DOCTRINA APOSTOLICA DEBE ESTAR BASADA EN LA PALABRA DE DIOS:
LA DOCTRINA APOSTOLICA DEBE ESTAR BASADA EN LA PALABRA DE DIOS:
Los apóstoles de inicio de la
iglesia basaron su doctrina en la revelación de la palabra de Dios a los
profetas, y en las palabras de nuestro Señor Jesucristo, donde la obra y la
persona de Cristo cobra especial o suprema importancia. El apóstol Pablo habla a la
iglesia de Éfeso acerca de este principio y les dice: “Edificaos sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20).
Hay muchos casos que podemos
encontrar en las escrituras del nuevo testamento que nos demuestran que los
apóstoles establecieron su doctrina en la palabra revelada a los profetas del
antiguo testamento.
Veamos por ejemplo las
palabras registradas en la carta a los Efesios acerca de la doctrina de la
justificación por fe: “Por que por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9).
El apóstol Pablo es mas
abundante al tratar esta doctrina en su carta a los romanos. En el capítulo tres y el
cuatro, trata este tema, basando esta doctrina en las escrituras del antiguo
testamento que hablan de la fe de Abraham.
Otro caso notable es lo relativo
a las ofrendas y el sostenimiento económico de los ministros del evangelio.
En la defensa de “los
derechos de un apóstol”, que hace ante los creyentes de Éfeso, el apóstol Pablo se basa en las escrituras
del antiguo testamento, y las refiere como fuente de autoridad para establecer
el derecho de recibir ofrendas: “Porque en la ley de
Moisés esta escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios
cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente de nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con
esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir el
fruto.” (1 Corintios 9:9,10).
Asi como las escrituras del antiguo testamento fueron
la base de la doctrina de los apóstoles; las palabras de los apóstoles y la
base de su doctrina deben seguir constituyendo la base de la obra apostólica de nuestro
tiempo.
EL LLAMADO APOSTOLICO:
Acerca del llamado
ministerial la escritura dice:“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.
A fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera por todo
viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado unido entre si por las coyunturas que se ayudan
mudamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para irse edificando en amor.” (Efesios 4:11-16).
En
todo ministerio, la base de su autoridad se fundamenta en el llamado.
Nadie puede arrogarse el
derecho de ser apóstol sin ser llamado por Dios. Asi que podemos decir: que el llamado es la base principal de la
autoridad de un
ministerio apostólico. Pero surge la dificultad de
reconocer quien verdaderamente ha sido llamado y quien no.
La dificultad de reconocer, a
quién, Dios ha llamado al ministerio apostólico, no invalida el derecho de ser
reconocido como apóstol. Ciertamente, el que haya
dificultad para identificar el llamado de apóstol no es la causa principal del
que no se acepte el ministerio apostólico en el presente como un ministerio
vigente; porque esta misma dificultad plantea todo los otros ministerios
(profetas, pastores, maestros y evangelistas). Sin embargo, estos otros
ministerios no encuentran la misma dificultad de reconocimiento por parte de la
iglesia.
La diferencia radica en la
creencia del equivocado concepto de que “el ministerio apostólico de la iglesia
desapareció con la muerte de los apóstoles de la iglesia del primer siglo”, y
el desconocimiento de la operación de este ministerio en la actualidad.
La iglesia cristiana debe
tener sumo cuidado de a quien reconoce; de igual modo, a quien no reconoce;
porque si reconoce como apóstol a quien no lo es, la iglesia sufrirá un daño;
pero sino reconoce como apóstol a quien sí ha sido llamado, limitará el
ministerio al que discrimina, y la iglesia sufrirá la deficiencia de no contar
con este poderoso ministerio.
CARACTERISTICAS DEL MINISTERIO APOSTOLICO: 1) UN CARÁCTER CRISTIANO:
CARACTERISTICAS DEL MINISTERIO APOSTOLICO: 1) UN CARÁCTER CRISTIANO:
La principal característica de un ministro del Señor
es su carácter cristiano.
El Señor Jesucristo nos
advierte acerca de cómo poder identificar a quienes son genuinamente ministros
de Dios y quienes no lo son, usando este principio del carácter. Él
dice: “Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a
vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces.
Por sus
frutos los conoceréis,
¿A caso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el
árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el
árbol malo dar frutos buenos” (Mateo
7:15-18).
En este texto de las palabras
de nuestro Señor Jesucristo y en otros que son palabras de los apóstoles e
inspiradas por Dios, (ver hechos 20:29; ROM. 16:17,18; GAL. 6:12,13; 2º Ped.
2:1-3) se nos advierte a cerca de las apariencias exteriores de virtud, y del
verdadero carácter interior impío de algunos llamados ministros.
No podemos juzgar correctamente
la obra de un ministerio sin detenernos a escudriñar el verdadero carácter y
las obras personales del “ministro”
Si el “ministro” no es
integro en su vida personal; sino que es deshonesto y falto de las virtudes del
carácter de Cristo; su llamamiento muy probablemente no sea verdadero: Porque “un árbol malo no puede dar frutos buenos”
Podemos decir, a la luz del
“principio de la integridad”, que un verdadero apóstol de Jesucristo es lleno de las
virtudes del Señor, y será, por tanto: Una persona santa, humilde,
misericordiosa, recta, justa y afable; no será iracundo, arrogante, ni impuro
en ninguno de sus actos, sean estos públicos o privados.
2) UNA PODEROSA UNCIÒN:
La defensa mas importante que
se puede hacer a favor de un ministerio apostólico, es aquella que hace la
operación del Espíritu Santo a través de la demostración del poder de Dios.
El mismo Señor Jesucristo
acude a este principio en defensa de la legitimidad de su obra y de su
identidad como enviado de Dios, y dice: “Sino hago las obras de
mi padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que conozcáis y creáis que
el padre está en mi, y yo en el padre” (Juan 10:38,39). Acerca de este principio, y
en relación con Cristo, las escrituras dicen: “…a cerca de su hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del
linaje de David según la carne, que fue declarado hijo de Dios con poder, según el Espíritu de Santidad…” (Romanos 1:3,4). Asi que toda vez que alguien
decida defender el apostolado, (suyo o de alguien mas) ha de referirse a las
obras que mediante el poder del Espíritu Santo han sido hechas en el
ministerio.
No es que no se debe usar
palabras en la defensa de un apostolado; pues esto sería imposible dado que las
palabras son el medio argumentativo; pero el argumento ha de estar dirigido a
la evidencia de la operación del poder de Dios mediante el Espíritu. Este principio es el que usa
el apóstol Pablo en defensa de su ministerio apostólico ante la iglesia. En la segunda carta o los
corintios, desde el capitulo diez hasta la mitad del capitulo doce, hace una
abundante defensa de su ministerio.
En esa defensa, el apóstol
argumenta sobre todo, la confirmación de su apostolado por las obras poderosas
del Espíritu Santo y dice:“…con todo, las
señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Corintios 12:12).
La operación de
la unción poderosa del Espíritu Santo es una señal inequívoca del llamamiento
apostólico. Cuando nos envía o comisiona
con algún fin, también nos capacita con la unción de su Santo Espíritu para que
llevemos a cabo nuestra misión con eficacia. Asi que podemos decir que: La unción es el testimonio primordial de que hemos sido llamados por Dios al
ministerio apostólico.
EVIDENCIAS DE LA UNCIÒN APOSTOLICA:
EVIDENCIAS DE LA UNCIÒN APOSTOLICA:
a) Echar fuera demonios. Debemos aclarar que esta
señal no es exclusiva de los apóstoles, sino que es parte de las señales que
siguen a los que creen en Cristo. Ver Mr. 16:17.
b) Sanidades.
c) Milagros.
3) UNA OBRA MISIONERA:ESTABLECIMIENTO DE “IGLESIAS”
El ministerio apostólico se
distingue por su pasión por extender el reino de los cielos haciendo obra
misionera y estableciendo iglesias. Las iglesias establecidas a
través de la obra apostólica han de recibir cobertura ministerial. El ministerio apostólico
establece la fe cristiana a los convertidos a través de la predicación del
evangelio. Además, agrupa a los nuevos
creyentes en una comunidad cristiana a la cual llamamos iglesia.
ESTABLECIMIENTO DE LAS BASES DOCTRINALES:
ESTABLECIMIENTO DE LAS BASES DOCTRINALES:
El ministerio apostólico se
encarga de enseñar las doctrinas bíblicas fundamentales a los nuevos creyentes.
Revisemos un caso que
registra el libro de los Hechos: “Después fue Bernabé a Tarso a buscar a Saulo; y hallándole
le trajo a Antioquia. Y se
congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos
por primera ves en Antioquia” (Hechos 11:25, 26).
Si se predica el evangelio de
Cristo y no se discipula a los nuevos creyentes, dándoles las bases doctrinales
de la fe; la obra misionera no tendrá logros permanentes. El éxito de la expansión de
la iglesia del primer siglo se debió en gran parte a la obra apostólica de
fundamentar a los nuevos creyentes en las doctrinas de la fe cristiana, es
decir: obra apostólica de discipulado.
ESTABLECIMIENTO DE OBREROS EN LAS “NUEVAS IGLESIAS”:
ESTABLECIMIENTO DE OBREROS EN LAS “NUEVAS IGLESIAS”:
Dado que la formación y
cuidado de una iglesia no es posible de lograr en pocos meses, el apóstol ha de
establecer obreros que queden a cargo de cuidar la iglesia establecida,
ocupándose de las necesidades propias de la iglesia. Estos obreros o pastores del
rebaño, son colaboradores leales del ministerio apostólico.
Ellos son personas que estàn
bajo la cobertura y autoridad del apóstol.
Estos pastores de la iglesia
local han de ser autoridad delegada del ministerio apostólico, y la iglesia
debe tener plena conciencia de la autoridad delegada en el a través del
apostolado. Pues son estos obreros los que ejecutaran las directrices
apostólicas para la iglesia.
Podemos decir, que sin lugar
a dudas, el establecimiento de obreros para las iglesias locales es parte vital
de la función de “perito arquitecto” del ministerio apostólico.
Es bueno hacer notar que el
establecimiento de pastores locales no puede ser un asunto de criterio personal del apóstol, sino que debe
ser establecido por dirección de Dios.
Si se establece pastores sin
llamamiento, haciendo uso indebido de la autoridad apostólica; la iglesia no
tendrá los importantes beneficios del ministerio pastoral; mas bien tendrá
muchos daños.
4) LA EVIDENCIA DE LA OBRA APOSTOLICA EN LA IGLESIA:
4) LA EVIDENCIA DE LA OBRA APOSTOLICA EN LA IGLESIA:
La obra de un apóstol puede
ser menospreciada por muchas personas y hasta no ser reconocida; pero una cosa
que no puede dejar de notarse será la obra en las personas en las cuales ha
operado la unción apostólica.
Como hemos venido haciendo a
través de este estudio, nos referiremos al ministerio del Apóstol Pablo para
examinar el principio de la evidencia en la obra de la iglesia.
Veamos lo dicho en la primera
carta a los corintios en defensa a los derechos de un apóstol: “¿No soy apóstol? ¿No
soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
Si para otros no soy
apóstol, para vosotros ciertamente lo
soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor” (1Corintios 9:1,2).
Podemos decir, que es deber
de los que han sido beneficiados con el ministerio apostólico, de reconocer al
apóstol que los ha bendecido. Y además, es derecho del
apóstol pedir el reconocimiento de quienes ha ministrado.
No importa cuantos no
reconozcan a un apóstol, pero lo que es inaceptable es que aquellos a los que
se les a ministrado con la unción apostólica, no reconozcan al ministro a
través del cual Dios los ha bendecido de manera evidente; pues “ellos
mismos son el sello del apostolado” Asi que cualquier apóstol
puede reclamar como el apóstol Pablo, diciendo: “Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente soy apóstol;
porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor"
LA NECESIDAD DEL CONCILIO APOSTOLICO.
LA NECESIDAD DEL CONCILIO APOSTOLICO.
Finalizaremos el estudio de
este terma diciendo que:
El contexto actual en que se
desarrolla el ministerio apostólico, no es el conveniente.
Lo anterior es cierto debido
a que no existe un medio o herramienta que mantenga sano el ejercicio del
ministerio apostólico; que sí lo hubo en la iglesia del primer siglo.
Cabe destacar, que aún
habiendo en el pasado el medio o herramienta para mantener sano el ejercicio
ministerial; hubo muchos problemas en relación al mal uso del ministerio. La herramienta a la que nos
referimos es “el concilio apostólico”
(Hechos 15).
En este tiempo no contamos
con dicha herramienta, siendo la razón principal la diversidad de “misiones” y
“denominaciones” cristianas. Tal diversidad hace imposible
el establecimiento de un concilio apostólico. Lo cual nos deja en una posición
muy difícil para poder corregir el mal uso de la autoridad ministerial, o los
yerros en que algunos ministerios apostólicos tienden a caer. Con todo y que esa
deficiencia es importante, aun así, el ministerio apostólico debe ser
reivindicado en este tiempo para beneficio de la obra de la iglesia de Cristo.
(Escrito por: William Tercero M.)