EL
MINISTERIO PROFETICO.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros.
A fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera por todo
viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado unido entre si por las coyunturas que se ayudan
mudamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para irse edificando en amor.” (Efesios 4:11-16).
En todo ministerio, la base de su
autoridad se fundamenta en el llamado. Nadie puede arrogarse el
derecho de ser llamado profeta, sin ser llamado por Dios. Asi que podemos decir: que el llamado es la base principal de la
autoridad de un
ministerio profético.
Para poder entender “el
ministerio profético”, lo primero que haremos será definir la palabra “profeta”
El vocablo usado
originalmente para designar a un profeta es nabì Este término
proviene del hebreo y significa: “Anunciar” o “proclamar”. Entonces, derivado del significado de
la palabra profeta, podemos decir que profetizar
es proclamar la palabra de Dios. Y cuando hablamos de proclamar
la palabra de Dios, no nos estamos refiriendo a predicar la palabra que está escrita
en la Biblia, sino que nos estamos refiriendo a una palabra recibida en nuestro
tiempo. Esta palabra proclamada, puede
referirse a palabras de Dios anunciadas y registradas en las sagradas
escrituras, o tratarse de un asunto totalmente nuevo, pero concordante con los principios de la palabra escrita (la biblia). Ahora bien, hay
delineamientos para el ministerio profético en la iglesia. No se puede ejercer
el ministerio profético fuera de la guianza de Dios. El profeta ha de estar plenamente
conectado con el que hacer del Espíritu de Dios en la iglesia. Dicho de otro modo: El
profeta es un vocero del Espíritu; de esa voz actual y viva que Dios esta
hablando a su pueblo en este tiempo.
El ministerio profético es de
vital importancia.
A través de los siglos, el ministerio profético ha ejercido una labor valiosísima en la obra de Dios. Y en nuestro tiempo, debe tener una influencia poderosa en la vida de la iglesia, y en la relación de ésta con el mundo natural (las personas no creyentes) y con el mundo espiritual (las fuerzas del aire).
A través de los siglos, el ministerio profético ha ejercido una labor valiosísima en la obra de Dios. Y en nuestro tiempo, debe tener una influencia poderosa en la vida de la iglesia, y en la relación de ésta con el mundo natural (las personas no creyentes) y con el mundo espiritual (las fuerzas del aire).
Con el objetivo de entender
el ministerio profético, vamos a ver a continuación, algunos principios y
consideraciones importantes a cerca de este poderoso ministerio de la iglesia.
1)
LA PALABRA VENIDA ATRAVES DEL MINISTERIO PROFETICO ES UNA LUZ EN TIEMPOS DE
OSCURIDAD.
El apóstol Pedro nos habla de
esta poderosa verdad del ministerio profético. Él dice: “Tenemos también la palabra profética mas segura, a la cual
hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,
hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones…” (2 Pedro 1:19). La palabra profética a la que
se refiere el apóstol Pedro es la biblia, la cual tiene por objetivo mantener a los
creyentes dentro de la voluntad de Dios; haciendo que el pueblo tenga
entendimiento claro de cual es la doctrina de Dios y cuales son palabra o
doctrinas de apostatas y profetas falsos. El apóstol Pedro define esta
palabra profética como “la más segura”, y en razón de esa seguridad, la compara a “una antorcha que alumbra en lugar oscuro”. Y es en virtud de esa
cualidad de palabra profética segura, que recomienda a los creyentes a estar
atentos a ella. Cabe hacer notar, que
“la
palabra profética mas segura” a
la que se refiere el apóstol Pedro, no es a las profecías de los profetas de la
iglesia contemporánea; sino ala palabra dada por Dios a través del ejercicio profético del
antiguo testamento. Sin embargo, la aclaración anterior no
invalida a las profecías del nuevo testamento, que ciertamente son
para los creyentes de hoy “una antorcha
que brilla en lugar oscuro”. De igual modo, las profecías del que hacer
profético de hoy, lo serán para los creyentes de las futuras generaciones; Siempre y cuando, dichas profecías sean autenticas profecías venidas del Dios verdadero.
2) LA OBRA FISCALIZADORA DE LA IGLESIA DEL EJERCICIO
PROFÈTICO:
Hay otra advertencia que nos
hace el apóstol en relación a la palabra profética de las escrituras, la cual
es: “Entendiendo
primero esto: que ninguna de las
profecías de la escritura es de interpretación privada…”(2 Pedro 1:20). Lo anterior, nos lleva a entender que ningún ministerio profético puede atribuirse la exclusividad de la
verdad. Esta declaración constituye
uno de los fundamentos mas importantes del ejercicio profético. Esto, por cuanto el profeta
debe hablar en nombre de Dios, y es
necesario que el profeta o el ministerio profético, tenga unidad con la iglesia
y los fundamentos doctrinales bíblicos de la iglesia.
La participación de la
iglesia frente al ejercicio profético, va mucho mas allá de beneficiarse con la
ministraciòn profética; la iglesia ha de
constituirse en fiscalizadora del ejercicio profético. Sin embargo, cuando hablamos de que la
iglesia debe fiscalizar el ejercicio profético, no nos estamos refiriendo a una
dogmatizaciòn del ejercicio profético, sino a que la iglesia debe procurar que
el ejercicio profético se de dentro de cierto orden. Si la iglesia no cumple esta
valiosa función en el ministerio profético, puede ocurrir que los beneficios
del ministerio profético no sean los que el Señor ha determinado, y que los
incrédulos que entren en contacto con la iglesia, no reciban la bendición que
el ejercicio profético les puede traer. Y debe recordarse que cuando la iglesia se ocupa de
poner en práctica el ministerio profético, da un poderoso testimonio al no
creyente y los nuevos en la fe, de la presencia de Dios en medio de ella. Léase lo dicho por el apóstol
Pablo a los corintios: “Pero si todos profetizan, y entra un incrédulo o indocto,
por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace
manifiesto; y así, postrándose sobre el
rostro, adorará a Dios, declarando que ciertamente Dios está entre vosotros.” (1Corintios 14:24,25).
Además, la iglesia debe juzgar las profecías, y procurar que se
den en un marco de claridad para el oyente. Veamos lo que dice la palabra
del Señor en ese sentido: “Asi, los profetas
hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere
revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis
profetizar todos uno por uno, para
que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los
profetas estàn sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.” (1Corintios 14:29-33).
Como podemos deducir, en
concordancia con Las Escrituras, el ministerio profético no puede ejercerse
como un ministerio independiente de la iglesia; pues ésta le da aval a su
legítimo desempeño.
3) LA PALABRA PROFETICA PROVIENE DE LA VOLUNTAD DE
DIOS:
Este principio es de suma
importancia en el ejercicio del ministerio profético. Si no tomamos en cuenta este
importantísimo principio, podemos ser victimas de los muchos yerros que se dan
en el movimiento profético.
Aunque ciertamente el apóstol
Pedro define las profecías como “la palabra profética más segura”hace una
advertencia, a la cual ya nos referimos anteriormente, y la que ampliaremos a
continuación: “Entendiendo primera mente esto, que ninguna profecía de la
escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo.” (1Pedro 1:20,21).
A través de todos los tiempos
ha existido el grave problema de los falsos profetas, y por ende, de las falsas
profecías. Hay muchas causas del porqué
de las falsas profecías, sin embargo, vamos a referirnos a una en especial: La mediación de la voluntad humana.
El apóstol Pedro, a la ves de
advertirnos de que la interpretación de las profecías no es de dominio privado,
nos dice en su advertencia que: “Nunca la
profecía fue traída por voluntad humana”. La mediación de la voluntad
humana es un peligro con el que corren los verdaderos profetas, y es por eso
que, tanto los profetas, como la iglesia en general, deben tener sumo cuidado
de los sentimentalismos y los intereses puramente humanos a la hora de ejercer
el ministerio profético.
En el presente hay una
tendencia peligrosa en ese sentido: Se invita a profetas y a ministerios
proféticos con la expectativa de oír y ver en acción el ministerio profético,
sin tener en cuente si Dios esta queriendo enviar una palabra en ese tiempo
especifico. Lo cual pone al/o los profetas
en una situación difícil, en la que, frente a las expectativas de la gente, se
encuentra mucho mas tentado a hablar
de su propio pensamiento y no de la
palabra profética; que no puede ser
traída por voluntad humana. Frente a esas circunstancias,
se hace altamente necesario que el profeta tenga una fuerte integridad como
ministro; como siervo de Dios, para poder honrarlo a EL; cuidando de no decir palabras que
Dios no haya puesto en su boca.
4) LA INTEGRIDAD DEL MINISTRO: La principal característica de un ministro del Señor
es su carácter cristiano.
El Señor Jesucristo nos
advierte acerca de cómo poder identificar a quienes son genuina mente ministros
de Dios, y a quienes no lo son, usando este principio del carácter. Él dice: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis, ¿A caso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol
dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:15-18). En este texto de las palabras
de nuestro Señor Jesucristo, y en otros mas, (ver
hechos 20:29; Rom. 16:17,18; GAL. 6:12,13; 2º Ped. 2:1-3) se nos advierte a
cerca de las apariencias exteriores de virtud y del verdadero carácter interior
impío de algunos llamados ministros.
No podemos juzgar
correctamente la obra de un ministerio, sin detenernos a escudriñar el verdadero
carácter y las obras personales del “ministro” Si el “ministro” no es
integro en su vida personal; sino que es deshonesto y falto de las virtudes del
carácter de Cristo; su llamamiento muy probablemente no sea verdadero; porque “un árbol malo no puede dar frutos buenos”
Podemos decir pues, a la luz del “principio de la integridad”, que: Un verdadero profeta de Jesucristo es lleno
de las virtudes del Señor, y será, por tanto: una persona santa, humilde,
misericordiosa, recta, justa y afable; no será iracundo, arrogante, ni impuro
en ninguno de sus actos, sean estos públicos o privados.
Con la anterior
declaración no queremos decir que un
ministro del Señor no puede pecar, o que al pecar invalida toda su obra
ministerial. La palabra del Señor (La Biblia) registra el pecado de verdaderos
siervos del Señor sin que esto desautorice su obra. Sin embargo, ha de aclararse
que el pecado de dichos servidores del Señor no es el carácter habitual de sus
vidas; es mas bien una excepción. Aun así, es de suma
importancia que la iglesia conozca a ciencia cierta quien es el profeta como
persona, a fin de poder aceptar y juzgar adecuadamente el ministerio de dicho
profeta.
CARACTERISTICAS DEL MINISTERIO
PROFETICO:
La iglesia ha de tener en
cuenta algunas características del ministerio profético, tales como:
a) EL PROFETA TIENE UNA ESTRECHA COMUNION CON DIOS:
Todo aquel que ejerce el ministerio profético debe tener una comunión intima con el Señor. La comunión espiritual entre el profeta y Dios es una característica importante de su ministerio. Solo aquellos que están en el “secreto del Señor” podrán escuchar lo que el Señor esta diciendo. (Refiérase a Jeremías 23:18,22).
a) EL PROFETA TIENE UNA ESTRECHA COMUNION CON DIOS:
Todo aquel que ejerce el ministerio profético debe tener una comunión intima con el Señor. La comunión espiritual entre el profeta y Dios es una característica importante de su ministerio. Solo aquellos que están en el “secreto del Señor” podrán escuchar lo que el Señor esta diciendo. (Refiérase a Jeremías 23:18,22).
En el antiguo testamento se
registra esta importantísima característica de un profeta en las palabras del
profeta Isaías que dice: “…Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos
años, sino por mi palabra.” (1Reyes 17:1). Esta misma característica la
tuvieron todos los profetas del antiguo testamento.
Con el llamamiento
viene también la obligación que tiene el profeta delante de Dios de tener
comunión con él y permanecer en “el secreto de Dios” Veamos lo que Dios le dice a
Abraham cuando lo llama: “…le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso, anda delante de mi y sé perfecto.” (Génesis 17:1).
Ahora veamos una profecía de
Abraham, donde él mismo hace mención a esta característica de la comunión con
Dios: “Entonces el me respondió, Jehová, en cuya presencia he andado, enviará a su ángel con tigo, y
prosperara tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa
de mi padre” (Génesis 24:40).
Otra referencia de este mismo tema la encontramos en las profecías de Jacob cuando bendijo a sus hijos y nietos: “Y bendijo Jacob a José diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que mantiene desde que yo soy hasta este día…” (Génesis 48:15).
Otra referencia de este mismo tema la encontramos en las profecías de Jacob cuando bendijo a sus hijos y nietos: “Y bendijo Jacob a José diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que mantiene desde que yo soy hasta este día…” (Génesis 48:15).
Como hemos podido ver a
través de los textos antes mencionados, un profeta u hombre de Dios, tiene
constante comunión con Dios. Es precisamente este hecho el
que lo capacita para oír las palabras de Dios, y de esa forma poder profetizar.
b) LA PALABRA PROFETICA VERDADERA SE CUMPLE:
b) LA PALABRA PROFETICA VERDADERA SE CUMPLE:
Toda palabra profética que
sea verdadera tiene un cumplimiento.
Esta característica del
cumplimiento es un hecho infaltable en la profecía, sobre todo en las profecías
de prosperidad. Cuando en el antiguo
testamento se registra que hubo una proliferación de las falsas profecías, Dios
determinó que uno de sus profetas pusiera en evidencia a los falsos profetas a
través de esta característica de la palabra profética: “Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en
tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y pestilencia contra muchas
tierras y grandes reinos. El profeta que
profetiza de paz, cuando se cumpla la
palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió” (Jeremías 28:8,9).
Esta no es una regla
antojadiza; ya que Dios mismo la estableció.
El profeta Jeremías no habla
de su propio pensamiento cuando se refiere a este principio infaltable en la
profecía, sino que se esta refiriendo a una base establecida por Dios en el
libro de Deuteronomio. Veamos:
“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le he mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la hablo el tal profeta; no tengáis temor de él.” (Deuteronomio 18:20-22).
c) LA DIGNIDAD DEL PROFETA DETERMINA LA RECOMPENSA DE LOS QUE LO RECIBEN:
“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le he mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la hablo el tal profeta; no tengáis temor de él.” (Deuteronomio 18:20-22).
c) LA DIGNIDAD DEL PROFETA DETERMINA LA RECOMPENSA DE LOS QUE LO RECIBEN:
Debemos de ser sumamente
cuidadosos respecto de las profecías, y saber que es importante lo que
aceptamos como profecía verdadera; o lo que desechamos como falsa. Porque si aceptamos una falsa
profecía, podríamos sufrir grandes daños; porque aceptar al profeta y sus profecías nos hace merecedores de la
recompensa del profeta. Y esta recompensa puede ser muy buena, o muy negativa. Asi lo dice la palabra de Dios. “El que recibe a un
profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un
justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.” (Mateo 10:41). Podemos decir, entonces, que
de acuerdo a la dignidad del profeta así recibirá su recompensa; y siendo un
profeta falso recibirá castigo; y los
que lo reciban tendrán la misma recompensa.
Nótese las palabras del
profeta Jeremías a los profetas falsos de su tiempo y al pueblo que los
recibió:
“Por tanto así ha dicho Jehová sobre los profetas que hablan
en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre
serán consumidos esos profetas.
Y el pueblo al que
profetizan será echado en las calles de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá quien los entierre a ellos, a sus
mujeres, a sus hijos y a sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad.” (Jeremías 14:15,16).
Podemos ver claramente por las escrituras, que los falsos profetas fueron castigados con hambre y espada; Y de la misma manera fueron castigados los que les creyeron; porque: “el que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá” Pero no debemos rechazar las profecías verdaderas y a los verdaderos profetas, porque la recompensa de recibir a un verdadero profeta es de acuerdo a su dignidad. Veamos lo dicho en la palabra de Dios: “…Josafat, estando en pie dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20).
Podemos ver claramente por las escrituras, que los falsos profetas fueron castigados con hambre y espada; Y de la misma manera fueron castigados los que les creyeron; porque: “el que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá” Pero no debemos rechazar las profecías verdaderas y a los verdaderos profetas, porque la recompensa de recibir a un verdadero profeta es de acuerdo a su dignidad. Veamos lo dicho en la palabra de Dios: “…Josafat, estando en pie dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20).
d) LOS DESEOS DEL CORAZÒN Y LA PROFECIA:
Desde siempre ha habido una
tendencia que ha hecho desvariar a muchos profetas: No hablar de las palabras “duras”
de Dios.
Normalmente a la gente no le
gusta que le señalen directamente y con firmeza sus pecados y su rebeldía; por
el contrario, le gusta que les digan cosas bonitas y que los endulcen con
palabras mentirosas que hablen de las vanidades en las que anda su corazón.
Esto seduce tanto al profeta como al pueblo. Por cuanto a algunos profetas no
les gusta el rechazo de la gente cuando tienen que decir una palabra fuerte. Por tanto, debemos tener cuidado cuando
veamos a un profeta que solo habla de prosperidad y de bendición, y que nunca
parece tener una profecía que exhorte al pueblo a dejar su pecado y su vanidad. Pero no solo debemos tener
cuidado de los profetas y sus profecías; debemos
tener aun mas cuidado de nosotros mismos; porque casi siempre somos seducidos
por nuestros propios deseos vanos o insanos.
Muchas veces cuando somos
engañados por una profecía falsa, no somos engañados por la profecía realmente,
sino por nuestro corazón, que no desea oír verdaderamente la palabra de Dios,
sino lo que deseamos nosotros mismos. Y la profecía falsa lo que
hace es estimular nuestros propios deseos. Si una profecía te habla de
prosperidad y bendición, pero tu andas en lujuria, avaricia, codicia, impureza
sexual o cualquiera otra inmundicia; la profecía, muy probablemente será falsa;
porque Dios esta interesado primeramente
en tu integridad moral y espiritual, antes que en tu prosperidad material.
(Lea Mateo 6:33). Además debemos saber que la
bendición y la prosperidad material tiene principios tales como:
1“La
prosperidad del alma es la base de la prosperidad material” (3: Juan 1:2)
2 “Dios honra a los que le honran”
3 “Ocuparse prioritariamente de las cosas de Dios” (Mateo 6:33).
e) LA IMPORTANCIA DE LA AUTENTICIDAD:
e) LA IMPORTANCIA DE LA AUTENTICIDAD:
Como hemos podido notar a
través de lo visto hasta aquí, hay que tener cuidado para poder identificar las
profecías verdaderas y a los falsos profetas.
El por qué de la importancia
de saber cuando un profeta y su profecía son auténticos, radica en la
posibilidad de lo que se recibe al creer o desechar las profecías; Si crees una
profecía falsa tendrás muchos daños y hasta maldición; pero si no crees una
verdadera profecía, perderás la seguridad de la dirección de Dios y la
prosperidad que Dios quiere traer sobre ti. Preguntémonos: Si tuviéramos
un gran negocio que realizar, donde estén involucrados una gran cantidad de
dinero: ¿Seríamos descuidados con lo que estamos comprando? Yo pienso que
seríamos muy cuidadosos con la autenticidad u originalidad del producto en
transacción. En relación a la profecía, el
asunto es todavía mas critico; porque los daños pueden ser mucho mayores que la
perdida económica de un mal negocio.
Veamos las palabras ya
referidas en el punto anterior: “…Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de
Jerusalem. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados,” (2Crònicas 20:20). Como podemos ver, es muy
importante que podamos estar atentos a la palabra profética, porque podría
traernos grandes beneficios, sin embargo, debemos discernir las profecías.
Ciertamente no hay mayor
testimonio de que las profecías son autenticas que el cumplimiento mismo de las
profecías. Mucho se puede decir o alegar
acerca de si una profecía es falsa o verdadera; pero el fin de toda duda o
presunción de verdad, viene con el cumplimiento de la profecía en cuestión. Y de igual manera ocurre con
los profetas; pues el cumplimiento de sus profecías es el testimonio más
elocuente de que es un verdadero profeta.
DONES COMPLEMENTARIOS DEL MINISTERIO PROFETICO: (No todo el que profetiza tiene un ministerio profético).
DONES COMPLEMENTARIOS DEL MINISTERIO PROFETICO: (No todo el que profetiza tiene un ministerio profético).
El ministerio profético, para
ser reconocido como tal, ha de tener otros elementos operando juntamente con la
profecía. Dichos elementos a los que
nos referimos son los dones espirituales.
Los dones espirituales que
operan juntamente con la profecía, ayudando a conformar el ministerio profético
son:
Palabra de sabiduría.
Palabra de ciencia.
Discernimiento de espíritus.
Don de sanidad.
Don de milagros.
Puede que en un ministerio
profético no estén todos estos dones, pero sí lo estarán la mayoría de ellos.
EL PROPÓSITO DE LAS PROFECÌAS:
EL PROPÓSITO DE LAS PROFECÌAS:
El ministerio profético ha
sido de gran importancia en la iglesia y en toda la obra de Dios a través de
todos los tiempos. Es precisamente a través del
ministerio profético que Dios ha establecido su palabra, y de esta manera nos
ha hecho conocer su voluntad y propósitos eternos.
A continuación vamos a ver
los propósitos más importantes de la profecía.
1) DIOS PROVEE DE GUIANZA ATRAVES DEL MINISTERIO PROFETICO:
1) DIOS PROVEE DE GUIANZA ATRAVES DEL MINISTERIO PROFETICO:
A cerca de este punto solo
haremos una breve mención, dado que al comienzo de este tema ya nos referimos a
el.
Las profecías han sido un
medio a través del cual Dios ha guiado a su pueblo. El apóstol Pedro nos
refiere de forma clara esta importante verdad. El dice: “Tenemos también la
palabra profética mas segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro…” (2
Pedro 1:19).
Debemos aclarar que la
guianza de la que hablamos, no es una guianza individual, sino colectiva. Lo
que quiere decir que el ministerio profético no existe para que las personas le
consulten acerca de la voluntad de Dios;
la guianza que trae la palabra profética es para el pueblo de un modo
colectivo, y esta guianza será para conducirles a los propósitos de Dios.
Si como individuos queremos
la guianza del Señor, debemos acudir a la oración y a la búsqueda de una
respuesta del Espíritu Santo, sabiendo que a cada creyente verdadero le fue dado el Espíritu del Señor para ser
guiado a toda verdad.
Aunque los miembros
individuales de la iglesia tienen al Espíritu Santo, la iglesia como un cuerpo
no es guiada desde el interior de cada individuo, sino a través de los
ministros del Señor Jesucristo en la iglesia; es el mismo Espíritu pero
operando a través de los dones ministeriales: Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor y
Maestro.
2) LA PROFECIA EDIFICA: (1 Corintios 14:3).
2) LA PROFECIA EDIFICA: (1 Corintios 14:3).
La iglesia tiene en el
ministerio profético uno de sus mas valiosos recursos. No podemos descuidar ni
menospreciar este ministerio, porque de hacerlo, perderíamos gran parte de la provisión
de Dios para nuestra edificación. Además, esta característica
es un principio que nos ayuda a reconocer las profecías verdaderas. Asi que
podemos decir que: Si una profecía no
trae edificación a la iglesia o al creyente individualmente, de acuerdo al plan
de Dios; dicha profecía es falsa.
Cuando hablamos de que la
profecía edifica, no nos estamos refiriendo al hecho de sentirnos bien, sino
mas bien, a que la profecía tiene como fin producir en nosotros el crecimiento
espiritual y hacernos vivir en la voluntad de Dios.
3) LA PROFECIA EXHORTA: (1 Corintios 14:3)
3) LA PROFECIA EXHORTA: (1 Corintios 14:3)
Esta es una de las funciones
mas importante de las profecías, dado que por causa de nuestra naturaleza
pecaminosa siempre estamos tentados a desviarnos del camino de la voluntad de
Dios. Por ello, se hace imprescindible el ministerio profético.
En el pasado el ejercicio del
ministerio profético desempeñó una función destacada en la exhortación del
pueblo de Dios. Esto, sin embargo, le trajo a los profetas una gran hostilidad
y rechazo; llegando inclusive a matar a muchos de ellos. Por tanto, el profeta
necesita gran valor para cumplir esta parte de su misión.
En este tiempo las corrientes
filosóficas y religiosas han tomado diversidad de matices que resultan muy
difíciles de detectar por la sutileza con que el enemigo las ha ideado. Esas filosofías estàn siendo
introducidas a la iglesia y estàn llevándola a peligrosos rumbos que no son el
camino del Señor.
Se hace necesario entonces,
que como en el pasado, se levanten ministerios proféticos, que con valor y
visión de la voluntad de Dios, exhorten al pueblo a la pureza, la santidad, el
fervor y a tomar conciencia de la importancia de poner en alta estima la obra
de Dios y a evitar caer en la trampa del afán por las riquezas y la vanidad.
Hoy día, hay un mover
profético que se ocupa desmedidamente de la prosperidad material y que no se
ocupa de dar a conocer al mundo y a las
potestades del aire, que el reino de los cielos no es comida ni bebida
ni vana palabrería; sino justicia, paz y poder en el Espíritu.
4) LA PROFECIA CONSUELA:
4) LA PROFECIA CONSUELA:
Ante las muchas tribulaciones
de la vida, a las que el creyente y la iglesia en general se encuentran
expuestos, se hace imprescindible este gran beneficio de la gracia de Dios, que
nos es suministrado a través del ministerio profético. Si bien es cierto que la
exhortación es de suma importancia para el pueblo de Dios; también lo es la
necesidad de consolación.
Dios ha dispensado a su
pueblo este inefable don a través de todos los tiempos: Consoló al anciano
Abraham y su amada esposa con la promesa de un hijo.
Consoló a los esclavos
Israelitas en Egipto prometiéndoles un libertador y una tierra que fluía leche
y miel.
Consoló a su pueblo Israel
prometiéndoles un Mesías libertador.
Consoló a los enlutados de
Sión en babilonia. Consoló a los entristecidos discípulos con las promesas de
su regreso, de un maravilloso lugar que fue a preparar, y con la promesa del
gran consolador: El Espíritu Santo; y consoló a la iglesia con la promesa de
una boda celestial, y con la promesa de su permanente presencia con nosotros, y
con la promesa de enjugar toda lagrima de nuestros ojos; y con la promesa de
una herencia eterna en los cielos.
Como podemos ver, tan
abundante como la exhortación ha sido la consolación. Es importante que podamos
reconocer este certísimo hecho de la grande y eterna misericordia de Dios;
porque aunque ciertamente Dios es fuego consumidor; su misericordia es para siempre.
No cometamos el grave error
de creer que solo la palabra de fuego que quema, o la que es fuerte y pesada
como martillo quebranta la roca (ver Jeremías 23:9) es la palabra de Dios;
también lo es la palabra que da paz y consuelo, amor y ternura, como la de un
padre bueno y tierno; porque el Dios que da la profecía, y que es fuego
consumidor; también es nuestro buen padre celestial.
Clamemos a Dios para que se
levanten en la iglesia verdaderos profetas de Dios con poderosos ministerios, a
través de los cuales el Espíritu Santo nos traiga luz, exhortación, poder y
consuelo para edificación de la iglesia de Cristo nuestro Señor.
(Escrito por: William Tercero M.)
(Escrito por: William Tercero M.)
2 comentarios:
hola, estaba buscando info porque creo que Dios me llama a ser profeta, y casi en todo lo que dice me veo reflejado, excepto los dones, aun no vi milagro de sanidad a través de mi, pero tengo visiones en oración, sueños, me ha llevado a lugar una vez en el espíritu en estrecha oración, siempre me hierve el exhortar para mejorar pero me resisto, siempre en situaciones doy palabra de Dios, soy perceptible a espíritus inmundos como al Esp Santo y tuve una vida de oscuridad y rebelión desde los 8 años hasta los 23 que conocí al Señor y me bautizo en Esp y fuego. Creo, aunque no lo quiero decir, que soy profeta y >Dios me lo confirma a mi parecer por el Esp Santo pero por temor a El no lo quiero decir. por favor, oren por mi. mi nombre Guillermo Boschian. ministerio poder de la oración a cargo de Juan Andrés Busso
jardinesvillamaria@gmail.com
Hola Guillermo, gracias por tu comentario.
Te aconsejo que búsques ayuda cerca tuyo, es decir, acude a tus líderes. Pero si no hayas respuesta en ellos, investiga si hay cerca tuyo personas con conocimiento a cerca de las manifestaciones proféticas para que te puedan guiar.
En cuanto a mí, puedes escribirme a william.tercero8@gmail.com No prometo responderte inmediatamente, ya que no tengo servicio de internet por el momento, pero apenas pueda te responderé. Dios te bendiga.
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