IV. ¿Dónde esta el cordero para el
sacrificio?
Al emprender la marcha sobre el último y mas difícil
tramo para llegar al lugar del sacrificio, vemos que ocurrieron cosas
impresionantes.
A. Isaac carga en sus hombros la leña del
sacrificio.
La decisión de Abraham de dejar al burro con sus siervos
en la parte plana del recorrido, y emprender solos él y su hijo AIsaac la dura
subida del monte del sacrificio, iba abligar que alguno de ellos dos cargara en
sus hombros la pesada e incomoda carga de la leña para el holocausto. Y la ardua
tarea recayó sobre los hombre de Isaac. El texto dice: "Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre
Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos
juntos" (verso 6) Aquella no solo era una pesada carga por el peso físico,
sino por lo escarpado del terreno montañoso que habían de escalar, y además,
estaba el hecho de que Isaaac era apenas un tierno muchacho, que ya antes de
emprender la subida con la pesada carga hacia la cumbre del monte del
sacrificio, había recorrido mas de cincuenta kilómetros de agotador camino.
¡Estaba cansado aún antes de empezar a subir el monte¡ Y aún así, su anciano y
amante padre cargó sobre el muchacho la pesada carga. ¡Que dura tarea fue
aquella¡ El texto bíblico no lo narra, pero seguramente aquella pesada carga
hizo caer bajo su peso varias veces a aquel tierno muchacho mientras alcanzaba
la cima del monte del sacrificio. ¡Lastimera era la triste escena ante los ojos
del anciano padre¡ Pero no podía intervenir, tal vez por el hecho de llevar sus
propias manos ocupadas por el fuego del holocausto y por el cuchillo del
sacrificio; pero muy seguramente, su mayor impotencia de ayudar a su tierno,
amado y unigénito hijo, debía a las instrucciones de Dios que había recibido en
el camino a Moriah. ¡Como sufrió aquel anciano padre¡ ¡Jamás sabremos lo
profundo de su dolor, que cual miles de agudas dagas traspasaron su corazón¡
Porque a pesar de su vigorosa fe que le daba la capacidad de ejecutar su firme
decisión de obedecer a Dios en su demanda de sacrificar su propio unigénito
hijo, esa fe no purde anular el terrible dolor de la inminente pérdida de su
amado hijo. Y es ese hecho lo que hace mas sorprendente la profunda fe de
Abraham, que a pesar del enorme dolor de la extrema prueba, aún así, tuviera la
capacidad de mantener su decisión de obedecer. Ciertamente, Abraham había
vencido su terrible lucha de obedecer desde aquella noche que se enfrentó a su
dolor y salió fortalecida su fe al despertar aquella brillante mañana de
victoria de dos día atrás; pero ello no quitó la capacidad del corazón de
dolerse hasta casi morir; Y solo así va explicarse mas adelante la tremendo gozo
de Abraham. Pero ahora, su dolor es profundo como una herida abierta y
sangrante.
B. Una lacerante pregunta.
"Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo:
Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la
leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? (verso
7).
¿Dónde está el cordero para
el holocausto? Esta era una pregunta lacerante para el corazón de Abraham, pues
aunque creía que Dios es Todo poderoso para levantar de la muerte a su Amado
hijo Isaac, con todo eso, sabía que debía ejecutar el sacrificio que Dios le
mandó. Ninguna pregunta jamás fue tan terriblemente inquietante como esta. Esta
pregunta patentizaba aún mas el dolor en el corazón de Abraham. ¡Pero su
respuesta es sorprendente¡: Dios se proveerá de cordero. ¡Ésta respuesta, no era
solo la anelante esperanza de la fe de aquel anciano padre, sino que era una
profecía que traería gran gozo a Abraham, y que mas allá de eso, sería una
profecía de alcances eternos. Veamos concretamente el texto de la respuesta de
Abraham: "Y respondió Abraham: Dios se
proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos" (verso 8).
Muy seguramente se alojó en la mente de Isaac la idea de que algo extraordinario
estaba pasando, y que de algún modo, él era centro de aquel asunto. Y juntos,
padre e hijo escalaron aquel monte del sacrificio; El hijo unigénito cargando la
pesada carga de la leña del holocausto, y el anciano y amante padre con el fuego
y el cuchillo para el sacrificio. Y así llegaron a la cumbre de aquel monte al
lugar del sacrificio.
C. Abraham edifica el altar del
sacrificio.
"Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho,
edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, ..." (verso 9
a).
Ya en la cima del monte del sacrificio podemos ver la
profunda fe de Abraham, mas vigosa que nunca, pues aunque ha tenido que recorrer
mas de cincuenta kilómetros, y luego ha tenido que subir el escarpado monte,
tiene las fuerzas para edificar el altar donde ha de sacrificar a su amado hijo.
¡Cuan profunda era la fe de aquel creyente anciano¡ ¡Cuan grande era su amor por
su Dios¡
D. El cordero sustituto.
Una ves que Abraham hubo edificado el altar del
sacrificio, se dispuso a sacrificar a su amado y tierno hijo unigénito. la
segunda mitad del verso nueve, dice: "...y ató a Isaac su hijo,
y lo puso en el altar sobre la leña". Si al subir al monte del sacrificio
hubo alguna sospecha en la mente de Isaac, ahora no quedaba ninguna duda... ¡Él
era el cordero para el sacrificio¡ ¡Y su padre era el que lo sacrificaría¡ Ante
tan abrumadora realidad, sorprende que el texto sagrado no nos hable de algún
tipo de reacción de Isaac, sino que lo representa en silencio... enmudecido. Y
así, el desgarrador dolor de padre e hijo fundió sus corazones en uno solo: ¡Su
pasión era la mas extrema y perfecta¡ ¡No parece que alguien pueda ir hasta ese
punto en su fe y amor, y mucho menos ir más allá¡
El corazón de Dios fue conmovido hasta lo profundo por
aquella débil pero sorprendente criatura llamada hombre. Ysin duda, este hecho
cobra mayor relieve si entendemos que pocas generaciones atrás Dios había sido
profundamente defraudado por la bajeza y corrupción del ser humano. Veamos lo
que dice el texto en Génesis capítulo 6: " 5. Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6. Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su
corazón. 7. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la
tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el
reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho" Y no era
para menos la profunda decepción de Dios; pues EL había creado al ser humano con
los mas altos estándares morales y con la mas alta dignidad: Los había creado a
su imágen y semejanza. Pero ahora, el apesadumbrado corazón de Dios a causa de
la degeneración del hombre, recibía el eco mas claro y puro de la misma esencia
de lo que ÉL era. Este anciano padre y su tierno hijo, reflejaban el corazón de
Dios. Dando así, una reconfortante satisfacción al Benigno y Amante
Creador.
Aquel acto de fe profunda del sacrificio del unigénito
hijo de Abraham, encerraba un simbolismo profético que producía el dolor mas
profundo que alguna ves ha experimentado el corazón de Dios; que solo el
admirable amor y fe de aquel anciano padre pudo hacer mas soportable. Abraham
pues, se dispuso a sacrificar a su amado hijo, como a un cordero, ató las manos
y los pies de su amado hijo, luego lo alzo y lo puso sobre el altar. Tomó
seapues el cuchillo para el sacrificio, no de un cordero sino de su propio hijo,
y alzó firmemente su mano para asestar el golpe del agudo cuchillo en el cuello
de Isaac... ¡Ya era suficiente¡ ¡No había nada mas que probar¡ La fe y el amor
de aquel anciano padre era perfecto para con Dios ¡Nada ni nadie era mayor o mas
importante en su corazón que obedecer a su Dios¡: ¡El corazón de Dios estaba
plenamente complacido¡... Nunca el corazón de los hombres fue tan cercano al
corazón de Dios como en aquel preciso momento en que la mano de Abraham se alzó
para ejecutar el sacrificio de su hijo para Dios. Y se puede decir que el
corazón de Abrahm fue uno son el de Dios.
Un grito oportuno.
Y como ya no había nada que
probar, y como el propósito de Dios estaba cumplida ya, entonces, Dios gritó
desde lo alto y detuvo la firme mano de Abraham, que en ese momento descargaba
el afilado cuchillo sobre su hijo. Veamos lo que dice el Texto: "11. Entonces el ángel de Jehová le dio voces
desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme
aquí. 12. Y dijo: No extiendas
tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios,
por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único"
Y como el extremo dolor del sacrificio finalmente
concretado estaba reservado para el corazón del mas excelso Padre Anciano de
días, entonces la mano de Abraham fue detenida para no sacrificar a su amado
hijo, y en cambio Dios le dio un sustituto para el sacrificio.
El gozo de la salvación. (El cordero
sustituto).
Y como el terrible dolor del sacrificio del hijo
unigénito no estaba reservado para el corazón de Abraham, Pues Abraham tan solo
cumplía una figura proféticay, y como Abraham ya había cumplido el propósito de
la prueba, Dios hizo que alzara sus ojos y viera un cordero enredado por sus
cuernos en un zarzal. ¡Jamás hubo tanto gozo en el corazón de Abraham¡ ¡Su hijo
había sido salvado por un cordero sustituto¡ Mejor que el día de su nacimiento
fuel el día de su salvación. Pero el reverente temor de Abraham tendría su
abundante recompensa: Su descendencia estaba asegurada: A través de Isaac sería
el padre de una gran nación, y a través de su cimiente sería padre de
muchedumbres. ¡La misericordia de su amado Dios estaría perpetuamente con sus
descendientes¡
Un poco mas adelante en la
historia bíblica van a resonar palabras de Dios, que a la luz de este admirable
acto de fe amor y reverencia de Abraham, se entienden mejor. Estas son las
palabras pronunciadas por la boca de Dios: "yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis
mandamientos. (Éxodo 20:5,6). Estas palabras de Éxodo veinte son
plenamente concordantes con la promesa de Dios hecha a Abraham como consecuencia
de su obediencia. Veamos:"15. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por
segunda vez desde el cielo,16. y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová,
que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único
hijo;17. de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la
orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus
enemigos. 18. En tu simiente serán benditas todas las
naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz" (Génesis 22). Y
muchos años después de lo dicho por Dios en Éxodo 20, el salmista refiere los
alcances de la obediencia extrema y el profundo amor del acto de Abraham al
decir en el salmo 103:11:
"Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le
temen"
Por su fe profunda y su gran amor, Abraham ganó el afecto
y la amistad de Dios, de tal modo que caminó siempre a su lado con una comunión
íntima, revelándole sus planes de redención y misericordia para con la
humanidad. Veamos lo que dice el salmista con arraigo en este hecho:
"La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a
ellos hará conocer su pacto. (Salmos 25:14). Y si uno recorre toda la
historia bíblica del Antiguo Testamento, se encontrará a lo largo de todo el
relato la evidencia de los grandes alcances de la promesa de Dios ligada a la fe
y obediencia extrema de Abraham. Y miles de años después de aquel acto extremo
de fe, y ya en el Nuevo Testamento, vemos a una doncella virgen descendiente de
Abraham, reconociendo que la misericordia recibida está ligada al temor
reverente de Abraham. Veamos: "Y su
misericordia es de generación en generación A los que le temen
(...) Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la
misericordia De la cual habló a nuestros
padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre. . (1:50,
54,55). Esas palabras de María eran refiriénfose al Niño que de manera milagrosa
había concebido, el cual era la simiente de Abraham. Veamos lo dicho al respecto
por el apóstol Pablo: "Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a
su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de
uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo" (Gálatas 3:16). Esto nos
lleva a ver el cumplimiento de la figura profética del sacrficio de Isaac, lo
cual haremos a continuación.
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