domingo, 27 de noviembre de 2011

Luz de Gozo en el Corazón


(Un sermón de Charles Spurgeon)

"Deléitate en Jehovah, y él te concederá los anhelos de tu corazón." Salmo 37:4 (RVA)
Hay dos enseñanzas en este texto que seguramente son muy sorprendentes para quienes no están familiarizados con la vida de piedad. Para los creyentes sinceros, estas maravillas son hechos reconocidos, pero para el mundo incrédulo parecen asuntos muy extraños.

En primer lugar, la vida del creyente es descrita aquí como un deleite en el Señor. Así se nos confirma la gran verdad de Dios, que la religión verdadera rebosa de gozo y de felicidad. Los hombres impíos y los que simplemente profesan con los labios, no ven nunca a la religión como algo lleno de deleite. Para ellos la religión es únicamente servicio, deber o necesidad; no puede ser placentera ni deleitable.

¿Por qué tienen que ir a la Casa del Señor? ¿No es debido a una costumbre que evitarían de buen grado si pudieran? ¿Por qué siguen las ordenanzas de la Iglesia? ¿Acaso no es por una esperanza farisaica de acumular méritos o por un temor supersticioso? ¿Cuántos no ven a la religión como un amuleto que permite escapar de las enfermedades, o como un mal menor que ofrece una vía de escape al temible juicio? Para ellos el servicio es siempre monótono y la adoración produce fatiga. Pregunta a quienes pertenecen al mundo su opinión acerca de la religión: a pesar de que practican sus ritos externos, consideran que todo es deprimente y aburrido: "¡qué pesado es todo eso!"

Aman la religión del mismo modo que el burro ama su trabajo, o el caballo el látigo, o el prisionero sus trabajos forzados. Exigen sermones cortos y sería mejor si no se predicara ninguno. Con cuánta alegría no reducirían las horas del domingo. Ciertamente ellos preferirían que el Día de Señor se guardase una vez al mes. La necesidad gravosa de costumbres piadosas pesa sobre ellos como el tributo que paga una provincia conquistada. Desarrollan su práctica de la religión de la misma manera que pagan sus impuestos o las cuotas de una autopista: lo hacen por costumbre.

No saben lo que es una ofrenda voluntaria ni tampoco pueden entender el amor lleno de gozo que produce la comunión de los santos. Sirven a Dios de la manera que Caín lo hizo, quien trajo su ofrenda, es cierto, pero la trajo tardíamente; la trajo porque era costumbre de familia y no iba a permitir que su hermano lo superara; la trajo del fruto común de la tierra y con un sombrío corazón sin amor. Los Caínes de hoy ofrecen las ofrendas que se ven forzados a traer, y no mezclan la fe en la sangre de Jesús con lo que traen. Vienen como con pies de plomo a la Casa de Dios, y se van tan rápidamente como si tuvieran pies de plumas. Sirven a Dios, pero lo hacen porque esperan obtener algún beneficio o porque no se atreven a no servirle. El pensamiento del deleite en la religión es tan extraño para la mayoría de los hombres, que en su vocabulario no existen dos palabras más distantes entre sí que "santidad" y "deleite."

Ah, pero los creyentes que conocen a Cristo entienden que el deleite y la fe están casados de tan bendita manera que las puertas del infierno no pueden prevalecer para divorciarlos. Los que aman a Dios con todo su corazón, encuentran que Sus caminos son caminos agradables y Sus vías son de paz. Los santos descubren en su Señor tal gozo, tales desbordantes deleites, tal sobreabundante bendición, que lejos de servirle por costumbre, quieren seguirle aunque el mundo entero rechace Su nombre como algo pernicioso. El temor de Dios no es compulsión. Nuestra fe no es una cadena. Nuestra profesión no es una prisión. No somos arrastrados a la santidad, ni forzados a cumplir con el deber. No, señores, nuestra religión es nuestro recreo. Nuestra esperanza es nuestra felicidad, nuestro deber es nuestro deleite.

Sé que siempre circulará una calumnia en contra de la religión de Cristo que afirma que vuelve infelices a los hombres. Pero nunca ha habido un mayor malentendido, una falsedad más vil para maldición del mundo. ¡Debido a que no podemos actuar irresponsablemente, ni pecar descaradamente, ni presumir como siervos del pecado, ustedes piensan que somos infelices! Ah, señores, bien está escrito: "El extraño no se entremeterá en su alegría." El secreto del Señor está con aquellos que le temen y su gozo no puede ser arrebatado por nadie. Déjenme recordarles, sin embargo, que las agua mansas corren más profundas. El arroyo que murmura sobre las rocas se seca en el verano. Pero el río que corre profundo fluye rápidamente, venga sequía o calor, aunque en su superficie se deslice plácidamente entre los prados.

Nosotros no proclamamos en voz alta nuestros gozos como ustedes divulgan sus diversiones, porque no necesitamos hacerlo. Nuestros gozos se conocen de igual manera en el silencio como en medio de estimulante compañía. No necesitamos de sus relaciones para alegrarnos, ni mucho menos de las variadas distracciones que les dan completa felicidad. No necesitamos la copa, ni la fiesta, ni violines, ni danza, para alegrarnos; ni el toro de engorde ni la bodega repleta de vinos, para sentirnos ricos. Nuestra felicidad no está en la criaturas pasajeras sino en el eterno e inmutable Creador. Sé que a pesar de todo lo que digamos, esta calumnia va a sobrevivir generación tras generación: que el pueblo de Dios es un pueblo desdichado.

Pero permitan que tranquilicemos al menos nuestras conciencias por la preocupación que sentimos por ustedes y que ustedes queden sin excusa si no creen. Ciertamente tenemos gozo. Ciertamente nos deleitamos y no intercambiaríamos ni una onza de nuestros deleites por toneladas de los deleites de ustedes. No cambiaríamos algunas gotas de nuestro gozo por todos los ríos de sus deleites. Nuestros gozos ni son artificiales ni están pintados, sino que son sólidas realidades. Los nuestros, son gozos que podremos llevar con nosotros a nuestra cama en el polvo silencioso; gozos que dormirán con nosotros en la tumba y con nosotros despertarán en la eternidad; gozos a los que podremos mirar de nuevo y vivir en retrospectiva; gozos que podemos anticipar y conocer aquí y luego en la eternidad.

Nuestros gozos no son burbujas que sólo resplandecen y se revientan. No son manzanas de Sodoma que se convierten en cenizas en nuestra mano. ¡Nuestros deleites tienen sustancia, son reales, verdaderos, sólidos, duraderos, eternos! ¿Qué más diré? Saquen de sus mentes ese error. El deleite y la verdadera religión están tan unidos como la raíz y la flor; son tan indivisibles como la verdad y la eternidad. Son, de hecho, dos preciosas joyas engarzadas la una junto a la otra en la misma montura de oro.

Pero hay también en nuestro texto algo muy sorprendente para los mundanos, aunque se trata de una maravilla que entienden fácilmente los cristianos. El texto dice: "Y él te concederá los anhelos de tu corazón." El mundano dice: "yo creía que la religión era solamente abnegación; nunca me imaginé que al amar a Dios podíamos cumplir nuestros deseos. Yo pensé que la piedad consistía en matar, destruir y suprimir nuestros deseos." ¿Acaso la religión de la mayoría de los hombres no consiste en una visible abstinencia de pecados que son amados en secreto? La piedad negativa es muy común en esta época. La mayoría de los hombres suponen que nuestra religión está conformada por cosas que no debemos hacer, más que por placeres que podemos disfrutar.

No debemos ir al teatro. No debemos cantar canciones, ni trabajar los Domingos, ni decir groserías, etcétera. No debemos hacer esto, no debemos hacer aquello. Y suponen que somos una categoría de personas huraña y miserable que, sin duda alguna, hacemos en privado lo que nos privamos de hacer en público.

Bien, es cierto que la religión es autonegación. También es igualmente cierto que no es autonegación. Los cristianos tienen dos identidades. Está el viejo yo y en él ciertamente hay que negar la carne con sus afectos y concupiscencias. Pero hay también un nuevo yo. Hay un espíritu nacido de nuevo, el nuevo hombre en Cristo. Y, queridos hermanos, nuestra religión no exige ninguna autonegación de ese nuevo yo. No, dejamos que tenga libre desarrollo en cuanto a sus anhelos y deseos. Puesto que todo lo que pueda desear, todo lo que pueda anhelar, todo lo que quiera gozar, lo puede obtener sin peligro alguno.

Cuando alguien dice: "mi religión contiene algunas cosas que debo de hacer y otras que no debo de hacer", yo le respondo: "la mía contiene cosas que amo hacer y también comprende cosas que odio y menosprecio." Mi religión no tiene cadenas; yo soy libre como el hombre más libre. El que teme a Dios y es un verdadero siervo de Dios, no tiene cadenas que le aprisionen. Puede vivir como quiera, pues quiere vivir como debe. Puede ver colmados sus deseos, pues sus deseos son santos, celestiales, divinos. Puede seguir sus anhelos y deseos hasta el límite de su posible realización y obtener todo eso que anhela y desea, puesto que Dios le ha dado la promesa y Dios le dará el cumplimiento de ella.

Pero no se queden con la idea de que no queremos mover un dedo porque hay avisos de Prohibido en nuestro camino. Y no piensen que no vamos por allí, a la derecha, o por allá a la izquierda, porque no nos atrevemos. Oh, señores, no lo haríamos si pudiéramos. No querríamos hacerlo aunque la Ley fuese cambiada. No compartiríamos sus placeres aunque pudiéramos. Aunque pudiéramos ir al cielo viviendo como viven los pecadores, no elegiríamos ni sus caminos ni su conversación. Sería un infierno para nosotros si fuéramos obligados a pecar, aun si el pecado no recibiera ningún castigo. Aunque pudiéramos participar en sus borracheras, y si pudiésemos compartir sus concupiscencias, ¡oh ustedes impíos!, si pudiéramos disfrutar de su júbilo y de su gozo, no los querríamos.

No nos estamos negando a nosotros mismos cuando renunciamos a estas cosas. Despreciamos el júbilo de ustedes. Sentimos abominación por él y lo pisoteamos. Un pájaro dijo a un pez una vez : "no puedo entender cómo es que tú vives todo el tiempo en el elemento frío. Yo no podría vivir allí. Debe de ser un sacrificio continuo para ti no volar hacia los árboles. Mira cómo yo me remonto a las alturas." "Ah, dijo el pez, no es un sacrificio para mí vivir aquí, es mi elemento. Nunca he aspirado a volar, eso no es para mí. Si fuera sacado de mi elemento me moriría a menos que me regresaran de inmediato y, cuanto antes, mejor."

Así el creyente siente que Dios es su elemento natural. Él no trata de escapar de su Dios, ni de la voluntad ni del servicio de su Señor. Y si por un algún tiempo fuese apartado, cuanto antes pudiese regresar sería mejor. Si cae en malas compañías se siente miserable y desdichado hasta que se libra nuevamente de ellas. ¿Acaso la paloma se niega a sí misma cuando no come carroña? No, ciertamente la paloma no se podría deleitar en la sangre, no querría alimentarse de ella aunque pudiera. Cuando un hombre ve una piara de cerdos bajo un roble deleitándose con sus bellotas y emitiendo gruñidos de satisfacción, ¿se niega a sí mismo cuando pasa de lejos y no comparte en la fiesta de los cerdos? No, de ninguna manera, él tiene mejor pan para comer en su casa, y el alimento de los cerdos no es ningún bocado exquisito para él. Así pasa con el creyente. Su religión es un asunto de deleite, y algo que le da satisfacción, y no tiene que negarse a sí mismo cuando evita algo y se aleja. Sus gustos han cambiado, sus deseos son otros. Él se deleita en su Dios, y gozoso recibe el anhelo de su corazón.

Todo esto nos ha servido a modo de introducción. Ahora vamos al texto mismo. Hay dos cosas muy claras en el texto. La primera es un precepto escrito sobre brillantes joyas, "Deléitate en Jehová." La segunda es una promesa mucho más preciosa que los rubíes, "y el te concederá los anhelos de tu corazón."

I. La primera parte es un PRECEPTO ESCRITO SOBRE BRILLANTES JOYAS. He agregado esas últimas palabras, porque la Ley de los Diez Mandamientos fue escrita sobre piedra, -tal vez duro granito-, en la que los hombres no podían encontrar mayor gozo. Pero esta ley del mandamiento, "Deléitate en Jehovah," no es una ley de piedra para ser escrita sobre tablas de granito. Contiene un precepto de centelleante brillantez, digno de escribirse sobre amatistas y perlas. "Deléitate en Jehovah."

Mis queridos hermanos, ¡cuando el deleite se convierte en deber, entonces, ciertamente, el deber es deleite! Cuando mi deber es ser feliz, cuando tengo el mandamiento expreso de ser feliz, entonces ciertamente, ¡debo ser un pecador si rechazo mis propios gozos y me aparto de mi propia bendición! ¡Oh, qué Dios tenemos, que hace que nuestro deber sea ser felices! ¡Qué Dios tan bondadoso, que valora como la obediencia más digna de su aceptación, la obediencia alegre dada con un corazón lleno de gozo! "Deléitate en Jehovah."

1. Ahora en primer lugar, ¿qué es este deleite? He estado meditando en la palabra "deleite" y no puedo explicarla. Ustedes saben que es una palabra única. Una palabra deleitosa. No puedo usar nada excepto la propia palabra para describirla. Si la miras, resplandece con luz, brilla como una estrella, más aún, como una constelación brillante, radiante con dulces influencias como las Pléyades. Es gozo, pero es más que eso, es gozo sobreabundante; es descanso, pero es un descanso tal que permite la máxima actividad de cada pasión del alma. ¡Deleite! Es júbilo sin frivolidad. ¡Deleite! Es paz, pero es más que eso: es paz celebrada con festividad, con banderitas colgando en todas las calles y toda la música tocando en el alma. ¡Deleite! ¿A qué podré compararla? Es una palabra extraviada que pertenece al lenguaje del Paraíso, y cuando las palabras santas del Edén volaron al cielo después de la caída, ésta se enredó en las tramas plateadas de la red de la primera promesa y fue retenida en la tierra para cantar en los oídos de los creyentes. ¿Dónde podré encontrar metáforas para definirla?

Puesto que lo humano me falla, déjenme buscar en medio de las criaturas sin pecado de Dios. Vamos junto al mar, a la hora de la marea baja, y en algunas partes de la costa verán un pequeño borde al extremo de las olas. Parece como una bruma, pero un examen más detenido revelará que son millones de pequeñísimos camaroncitos, saltando en todo tipo de posturas y formas en la ola que se retira, en una exhuberancia de júbilo y diversión. O en una tarde de verano miren a los mosquitos cómo danzan sin cansarse, ¡casi sin saber cómo poder divertirse más! O miren a las ovejas en el campo, ¡cómo saltan y brincan! Escuchen la canción matutina de los pájaros del aire, y nuevamente oigan sus deliciosas notas vespertinas; miren a los peces saltar en los arroyos, y escuchen el zumbido de los insectos en el aire, y todo esto puede dar débiles indicios de la luz del deleite.

Dirígete al cielo si quieres saber lo que significa el deleite. ¡Mira allí a los espíritus que tocan las cuerdas doradas con sus dedos! ¡Escucha sus voces, cuando con repiques de gozo desconocido a los oídos humanos cantan Al que les amó y les libró de sus pecados con su sangre! Míralos cómo guardan el Día del Señor eternamente en el gran templo del Dios viviente, y mira al trono, y mira, y mira y mira de nuevo, absorto en la gloria, beatificado en Jesús, lleno del cielo, desbordando sumo gozo. ¡Esto es deleite! Sé que no he podido describir la palabra. Tienen que tomar esa palabra y deletrearla letra por letra; y luego deben pedir al Señor que ponga en sus corazones un dulce marco mental, conformado por los siguientes ingredientes: un perfecto descanso de todo cuidado terrenal; una perfecta entrega de ustedes mismos en las manos de Dios; una intensa confianza en Su amor por ustedes; un amor divino hacia Él, de tal manera que estén dispuestos a ser cualquier cosa o a hacer cualquier cosa por Él; después, debe agregarse a todo esto, un gozo en Él; y cuando tengan todo esto, debe ponerse todo a hervir, y entonces tienen el deleite en el Señor su Dios. Matthew Henry dice: " el deseo es amor en acción, como un pájaro en pleno vuelo; el deleite es amor en descanso, como un pájaro en su nido." Tal es el significado de la palabra, y tal el deber prescrito. "Deléitate en Jehová."

2. En segundo lugar, ¿de dónde viene este deleite? El texto nos dice: "Deléitate en Jehová." Deléitate en Jehovah, en Su misma existencia. Que haya un Dios es motivo suficiente para hacer que el hombre más infeliz sea feliz si tiene fe. Las naciones se derrumban, las dinastías caen, los reinos se tambalean, qué importa, puesto que hay un Dios. El padre se ha ido a la tumba, la madre duerme en el polvo, la esposa se ha ido de nuestro lado, los hijos son arrebatados, pero hay un Dios. Solo esto basta para que sea un manantial de gozo para los verdaderos creyentes para siempre.

Deléitense también en su dominio. "¡Jehovah reina! ¡Regocíjese la tierra!." ¡Jehovah es Rey! Venga lo que venga, Él se sienta en el trono y gobierna bien todas las cosas. El Señor ha preparado su trono en los cielos y Su reino gobierna sobre todo. De pie en la carroza de la providencia, sostiene las riendas y guía a los veloces caballos de conformidad a su voluntad. Dios es exaltado por sobre los montes y por sobre las colinas: tiene influencia sobre todas las cosas, tanto sobre las cosas magníficas como sobre las minucias. ¡Alégrate mucho, oh hija de Sión, Jehovah es Rey eternamente y para siempre, aleluya, aleluya!

Cada atributo de Dios debe ser un rayo fresco en esta luz de sol llena de deleite. Para nosotros que conocemos nuestra insensatez, que Él sea sabio debe ser motivo de gozo. Para los que temblamos a causa de nuestra debilidad, que Él sea todopoderoso debe ser causa de regocijo. Que Él sea eterno debe ser siempre el tema de nuestra música, cuando nos damos cuenta que somos hierba y nos secamos como la hierba verde. Que Él sea inmutable debe darnos una canción, pues nosotros cambiamos cada hora y no somos los mismos por mucho rato. Que Él esté lleno de gracia, que desborde gracia y que en el pacto, Él nos haya dado esta gracia, que sea nuestra, nuestra para limpiarnos, nuestra para guardarnos, nuestra para santificarnos, nuestra para perfeccionarnos, nuestra para llevarnos a la gloria, todo esto debería impulsarnos a deleitarnos en Él.

Oh creyentes, ustedes están hoy junto a un río muy profundo; a lo mejor ya se han metido en ese río hasta los tobillos y conocen un poco de sus corrientes claras, dulces, celestiales. Pero más adelante la profundidad es mayor y la corriente es más deleitosa aún. ¡Ven y lánzate en ese río! ¡Ahora sumérgete en el mar sin límites de la Divinidad! Piérdete en su inmensidad; deja que Sus atributos cubran toda tu debilidad y toda tu insensatez, y todas las otras cosas que te hacen gemir y que te deprimen. ¡Regocíjate en Él, aunque no puedas regocijarte en ti mismo! Triunfa en el Dios de Israel, aunque en ti mismo exista una razón para desesperar.

El cristiano siente también que puede deleitarse en todo lo que Dios ha hecho en el pasado. Esos Salmos que terminan con: ¡Porque para siempre es su misericordia!, donde encontramos divisiones tales como estas: 'Og, el Rey de Basán: ¡Porque para siempre es su misericordia! Sejón, el rey amorreo: ¡Porque para siempre es su misericordia!' Todas estas repeticiones nos muestran que el pueblo de Dios, en tiempos antiguos, estaba habituado a pensar mucho en las acciones de Dios, de tal forma que no las amontonaba en el lomo de un solo versículo, sino que las dividía, con el objeto de tener un cántico para cada una de ellas. ¡Por tanto el pueblo de Dios debe recordar las obras del Señor! Debe contar sus hechos poderosos. Debe cantar: "Tu diestra, oh Jehovah, ha quebrantado al enemigo;" "Jehovah es un guerrero. ¡Jehovah es su nombre!;" "¡Cantaré a Jehovah, pues se ha enaltecido grandemente!" Debe continuar recordando sus obras, hasta llegar a las obras de la gracia en su propio corazón; y al llegar a este punto, debe cantar con mayor dulzura que antes. No debe dejar de cantar, ya que debido a que nuevas misericordias fluyen hacia ellos cada día, cada día debe elevarse una alabanza, y cada noche debe ser un testigo de Su gracia. "Deléitate en Jehovah."

Si todo eso que ya he mencionado no fuera suficiente, podríamos deleitarnos en todo lo que Dios realizará: en todos los triunfos espléndidos que todavía tiene que lograr; en todas las glorias de los últimos días; en los esplendores de Su trono, cuando todos los ejércitos de Dios se encuentren por fin; en Su triunfo sobre la muerte y el infierno, y en Su victoria final sobre el pecado, cuando haga que toda la tierra se llene con Su alabanza.

Oh, hermanos míos, el tiempo no nos alcanzaría, la eternidad podría no ser suficiente, ciertamente, para hacer una lista de todos los diferentes puntos del santo deleite que los creyentes pueden encontrar en el Señor su Dios, cuando se encuentran en un marco mental que es espiritual. Deben deleitarse en Dios Padre, en su eterno amor por ustedes cuando no había nada amable en ustedes; en la elección de sus almas, en la justificación de ustedes en Cristo, en entregar a Su unigénito Hijo para redimirlos del infierno. Deben deleitarse en Jesús, deben:


"Decir lo que Su brazo ha hecho,
Qué despojos de la muerte obtuvo;
Cantar únicamente a Su amado nombre,
¡Digno es el Cordero!

Deben deleitarse en Dios Espíritu Santo, en Sus operaciones que dan vida, en Sus iluminaciones, en sus consolaciones, en la fortaleza que les da, en la sabiduría que les imparte, en la fidelidad con que les cuida, y en la certidumbre que al final les va a perfeccionar, para ser dignos de participar de la herencia de los santos en la luz. Y podríamos tomar aquí ramificaciones que llevan a miles de temas. Deléitense en Dios como su padre, como su amigo, como su ayudador. Deléitense ustedes en Jesucristo como su hermano, como su prometido, como su pastor, como su todo en todo. Deléitense en Cristo en todos Sus oficios, como profeta, sacerdote, y rey. Triunfen en Él, porque mirra, áloe y casia exhalan todas Sus vestiduras. Deléitense en Cristo, en Su gloria y en Su humillación, en Su cruz y en Su corona, en Su pesebre y en Su triunfo eterno, en Quien llevó cautiva a la cautividad. Deléitense en el Espíritu Santo, en todos Sus varios tratos con las mentes de los hombres. Deléitense en Pentecostés y en los muchos Pentecostés que todavía vendrán. Y. . . , pero mejor concluimos. ¿Qué más podríamos decir? Seguramente podríamos hablar sin parar. Deléitate en Jehovah, ese grandioso tema lleno de gozo y sin fronteras, y deléitate en Él para siempre.

3. Ahora surge otra pregunta. ¿Cuándo debe practicarse este deleite? "Deléitate en Jehovah." Los preceptos que no tienen límite de tiempo son para observancia perpetua. Mi texto no dice: "Deléitate en Jehovah ocasionalmente, o a veces," sino siempre.

Hay dos ocasiones en las que es difícil deleitarse en Dios, y por lo tanto voy a mencionarlas. Es difícil deleitarse en Dios cuando todo nos sale bien. "Oh," te oigo decir, "no puedo entender eso; ese es el tiempo cuando más me deleito en Dios." Hermano, me temo que ese es el tiempo en que menos te deleitas en Dios. "Bueno, pero cuando estoy rodeado de comodidades, cuando la providencia me sonríe, entonces me puedo deleitar en Dios." ¡Alto ahí! ¿Estás seguro de eso? ¿No es posible que a menudo estás deleitándote en sus misericordias más que en Él? ¿Deleitándote en la criatura más que en el Creador? Me temo, hermanos míos, que los tiempos de mayor tentación son los días en que el sol brilla para nosotros. Muy bien podemos orar: "En todo tiempo de riqueza, líbranos Señor." Nos parecemos un poco a la esposa insensata que, cuando recibe de su esposo joyas y anillos, se inclina a amar las joyas más que a su esposo. Hemos conocido a muchos creyentes que han recibido gracias y misericordias, y han tenido grandes privilegios, y han venido a gloriarse más en las misericordias y en los privilegios que en su Dios. Cuando la bodega de vinos se encuentra rebosante, es difícil amar a Dios más que a los viñedos; cuando se tiene una cosecha abundante, es muy difícil pensar más en Dios que en las gavillas; cuando te vas volviendo más rico es difícil decir aun: "este no es mi tesoro." Los tesoros de la tierra ensucian nuestros vestidos a menos que cuidemos nuestros corazones: nuestra alma se pega al polvo y el polvo no es propicio para la devoción. Oh, presta atención, creyente rico, y deléitate en Dios; no en tus ranchos ni en tus terrenos, en tus jardines ni en tus casas, tus departamentos ni tus bienes raíces; pues si te deleitas en estas cosas, tu oro y tu plata se corrompen y la polilla destruye tus vestidos, y la plaga pronto vendrá sobre tu herencia. Di: "Estas cosas no son mi porción." "Jehovah es mi porción", ha dicho mi alma.

Otra circunstancia en la que es difícil deleitarse en Dios, aunque no tan difícil como en la primera: es cuando todo nos sale mal. Entonces podemos tener la tendencia a decir con el viejo Jacob: "¡Contra mí son todas estas cosas!" Cuán noble oportunidad dejó escapar Job, cuando vinieron siervo tras siervo a decirle que todo se había perdido, cuando estaba sentado en medio de las cenizas y tomaba un pedazo de tiesto para rascarse con él. Si se hubiera puesto de pie para decir: "Ciertamente me has alegrado, oh Jehovah, con tus hechos, grito de gozo por las obras de tus manos" qué triunfo de fe habría conseguido. Si hubiera podido ser ese tipo de hombre de fe para con Dios, Job habría sido el carácter más espléndido que tendríamos en todas las Santas Escrituras. En realidad, fue muy lejos cuando dijo: "He aquí, aunque él me mate, en él he de esperar." Vemos allí hablando a un hombre a quien Dios había hecho poderoso. Pero si hubiera podido deleitarse más en Dios cuando estaba cubierto de llagas y las ampollas se le reventaban, eso habría sido casi sobrehumano. Pienso que puedo decir que eso habría sido equivalente a todo lo que la gracia puede realizar en un hombre.

Sin embargo, cuán a menudo he observado que los creyentes se gozan en Dios más prontamente en medio de las aflicciones que cuando gozan de prosperidad. He visto al hisopo crecer en el Líbano, y he visto al cedro crecer sobre la pared. He visto a grandes santos donde había poca misericordia; y he visto a santos desperdiciados allí donde había grandes bendiciones providenciales. Los pájaros de Dios cantan mejor en jaulas, y la alabanza a Dios suena mejor en la boca del horno de la aflicción que en la cima del monte de la comunión. Me parece a mí que estamos constituidos de tal manera, que a menos que Dios no tense las cuerdas de nuestro corazón con dolor y aflicción, nunca emitiremos una dulce melodía para Él. Es difícil, es muy difícil que un hombre diga cuando todo sostén terrenal ya ha cedido, que aunque la higuera no florezca ni en las vides haya fruto, aunque falle el producto del olivo y los campos no produzcan alimento, aunque se acaben las ovejas del redil y no haya vacas en los establos; con todo eso que diga: yo me alegraré en Jehovah y me gozaré en el Dios de mi salvación. Sin embargo, por gracia, en todo momento debemos deleitarnos en Dios.

Entonces escucho una voz que dice: "¿Pero cuándo debe sentirse miserable el cristiano?" ¡Nunca, hermano, nunca! "¿Pero ni siquiera algunas veces?" No; si cumple con su deber. "¿Pero no debe un santo estar abatido algunas veces?" Los santos se abaten, pero no deberían estarlo. "Bueno, pero muchos de los santos de Dios están llenos de dudas y temores." Sé que es así, y es lamentable que suceda. " Pero algunos de los hijos de Dios guardan luto toda su vida." Por su propia culpa, pues el Señor no les ha pedido eso. Las Escrituras nos enseñan: "¡Regocijaos en el Señor siempre!" dice el Apóstol: "Otra vez os lo digo: ¡Regocijaos!" "Pero, ¿acaso no hay momentos en los que nos podemos entregar a nuestra vena melancólica y cultivar la tristeza?" Bueno si lo haces así, verás que pronto crece. Dios trata a sus hijos a menudo como sé que algunos padres tratan con sus hijos; si sus hijos oran pidiendo aflicciones las tendrán hasta que comiencen a pedir con diez veces más ganas que los libre de ellas. Si el pueblo de Dios no clama por nada, pronto tendrá algo por lo cual clamar. Si quiere agregar miseria a su vida, pronto verá muchas miserias sumadas a la suya. Pero en cuanto a la promesa y en cuanto al precepto, es la responsabilidad constante y el trabajo diario, cada hora, del verdadero creyente, deleitarse en el Señor su Dios.

Antes de dejar este punto, respondo otra pregunta. ¿Por qué es tan raro deleitarse en Dios? ¿Por qué se ve a tantos cristianos deprimidos? ¿Por qué hay tantos cristianos que dudan? ¿Por qué vemos también a tantas personas cuya religión más bien parece un yugo, un yugo muy pesado por cierto? Me temo que se debe a que por un lado hay poca religión genuina y por el otro hay muy poca religión de tonos profundos, en lo poco que hay de genuino. ¡No me sorprende que sea infeliz el hombre que tiene una religión que no es del corazón! Habrán visto gente con perros de ciertas razas que no gustan del agua, y si los meten al agua, ¡con qué prontitud salen de ella! Pero hay perros de otras razas, que nadan horas y horas, y se deleitan en ello. Así, entonces, hay hombres que profesan ser cristianos pero que son reconocidos hipócritas por el hecho que su religión está en contra de su voluntad. Han sido llevados a la religión, y desean salirse pronto. Pero el verdadero cristiano se entrega a su religión con ardor y deleite, por la Gracia Divina. La ama, se deleita en ella. Una de las mejores pruebas para discernir entre un hipócrita y un verdadero cristiano, es esta: Job dice del hipócrita: "¿Se deleitará en el Todopoderoso?" No, el hipócrita estará a disgusto. El hipócrita será infeliz. El hipócrita se tornará tan miserable como lo puede ser alguien, llegado su momento. Nunca pudo, y nunca puede, y nunca podrá deleitarse en Dios como regla.

Puede experimentar cierto gozo en las circunstancias externas, pues aun Herodes escuchaba con agrado a Juan. Pero eso es sólo un espasmo. Sólo el verdadero creyente puede tener una constante y permanente satisfacción y deleite en el servicio y el amor de Dios. Esta es una evidencia tan segura e infalible, que si alguno de ustedes se deleita en Dios, yo concluyo sin ninguna duda, que su alma se ha salvado. Pero si por otro lado alguno de ustedes no experimenta ningún deleite en Dios, de ningún tipo, yo dudaría que haya conocido a Dios, pues de haberlo conocido debería experimentar algún grado de deleite en Él.

"¿Pero, de qué sirve este deleite?" podría preguntar alguien. "¿Por qué los cristianos deben ser personas alegres?" Pues es bueno en todos los sentidos. Es bueno para nuestro Dios. Cuando nosotros somos felices, damos honor a Dios. También es bueno para nosotros. Eso nos fortalece. "No os entristezcáis, porque el gozo de Jehovah es vuestra fortaleza." Es bueno para los impíos. Porque cuando ven que los cristianos se alegran, ansían ser creyentes ellos también. Es bueno para nuestros hermanos cristianos. Los consuela y les levanta el ánimo. Si por el contrario, nos vemos deprimidos, propagaremos la enfermedad y otros estarán infelices y deprimidos también. Por todas estas razones y por muchas más que podrían argumentarse, es una cosa buena y placentera que un creyente se deleite en Dios.

II. Ahora voy a referirme al segundo punto del tema, brevemente. "Y él te concederá los anhelos de tu corazón." AQUÍ TENEMOS UNA PROMESA MÁS PRECIOSA QUE LOS RUBÍES. ¿Qué conexión hay entre la primera parte del texto, "Deléitate en Jehovah" y la segunda, "Y él te concederá los anhelos de tu corazón"? Hay esta conexión: los que se deleitan en Jehovah califican para que se cumpla en ellos la promesa. Están calificados, en primer lugar, en cuanto a sus deseos. No sería sensato que Dios cumpliera los deseos de los corazones de todo el mundo; sería más bien la ruina de ellos. Una de las mejores cosas que hace el Señor a favor de ciertos hombres es contenerlos y frustrarles el camino. Muchos hombres han llegado al cielo porque no les fueron cumplidos sus deseos, y, más bien, se habrían ido al infierno si se les hubieran cumplido. Los impíos tienen deseos que los llevarían al hoyo, y cuando rehúsa cumplirles sus deseos, es como si Él hubiera puesto cadenas y postes y barreras en el camino para evitar que fueran en "entrega inmediata" a su propia destrucción. El impío no está calificado para recibir la promesa, porque desea cosas que no dan gloria a Dios ni le benefician a él mismo. Pero cuando un hombre se deleita en Dios, entonces sus deseos son de naturaleza tal que Dios puede ser glorificado al cumplir sus deseos, y el hombre puede beneficiarse al recibir ese cumplimiento.

También, deleitarse en Dios califica al creyente no sólo para desear lo correcto, sino para usarlo en forma correcta. Si algunos hombres obtuvieran lo que desean sus corazones, harían un mal uso de lo que obtienen, a pesar de todo. Y así les ocurriría lo que pasó con los antiguos israelitas, que mientras aún tenían la carne en su boca, les vino la maldición de Dios. Pero el que se deleita en Dios, cualquier cosa que obtenga, la sabe utilizar muy bien. La gente dice que el uso es una segunda naturaleza. Hermanos míos, el abuso es la primera naturaleza. Abusar de las misericordias va más acorde con la naturaleza del hombre, que usarlas adecuadamente. Pero cuando el creyente se deleita en Dios, cualquier cosa que reciba de Dios la gastará adecuadamente. Esto no es un sacrificio para él, ni mucho menos un dios ante el cual se inclinará ni adorará.

Pero, por la gracia de Dios, el creyente convierte todo en un medio de servir mejor a Dios y deleitarse más en su Señor. Los ríos de los hombres del mundo corren en dirección opuesta al mar. En cambio los ríos de los hombres cristianos, corren hacia el mar. Si un hombre del mundo navega sobre el arroyo de sus misericordias, se aleja más y más de Dios y se convierte más y más en un idólatra. Pero cuando el cristiano recibe misericordias, navega cada vez más cerca de su Dios. Y así sus misericordias se convierten en autopistas que conducen al Trono del mismo Dios.

"Sin embargo," alguien se preguntará, "¿cuáles son esos deseos que nos serán concedidos con seguridad?" Ahora, hermanos míos, debemos identificar a los que se deleitan en Dios, y estoy seguro que el radio de acción de sus deseos es bastante limitado. Si tuviera el deseo de mi Dios hoy, no es mucho decir que no hay cosa terrenal que yo pudiera desear ya que: "Todo lo he recibido y tengo abundancia." Si el Apóstol Pablo se encontrara aquí, quien no poseía nada, y a menudo se encontraba sin ropa, y pobre, y miserable; estoy persuadido que si viera cumplido su deseo, diría: "No hay nada que deseo, absolutamente nada sobre la tierra, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo."

Pero si debo tener algún deseo, hermanos míos, sé lo que desearía. Desearía ser perfecto, ser libre de todo pecado, de toda imperfección, de mi yo, de toda tentación, de toda forma de amor al mundo y de todo cuidado de cualquier tipo que sea contrario a la Palabra de Dios. ¿Acaso no es ese el deseo de los que se deleitan en Dios? ¿Acaso no exclamarían ustedes, si un ángel se pusiera frente a ustedes en el lugar en que se encuentren, acaso no dirían: "Si me permites, quiero ser perfectamente libre hasta del nombre del pecado y de la naturaleza del pecado, y de su culpa y de su poder?"

Tu deseo se verá cumplido; el Señor te dará el cumplimiento del deseo de tu corazón. Pero oigo que alguien comenta: "Si pudiera ver mi deseo cumplido sería que yo pudiera vivir más cerca de Cristo. Deseo tener una comunión más constante con Él. Anhelo conocerle a Él y el poder de Su resurrección, ser hecho semejante a Él en Su muerte." Hermano mío, me uno a tu deseo. Estoy seguro que si te ofrecieran diez reinos por un lado, y esta comunión con Cristo por el otro, ¿me equivoco acaso cuando digo que preferirías tener comunión con Cristo a todos esos reinos? Pues bien, el Señor te concederá los anhelos de tu corazón. Solamente deléitate en Jehovah.

Alguien más dice: "si yo pudiera ver cumplido mi deseo, quisiera tener todas esas cosas pero además quisiera poder ser útil todo el tiempo." Ah, ¡ser útil! ¿Cuántos hombres no viven como la rana de Belzoni en las pirámides de Egipto, que estuvo allí durante dos mil años? Y qué hizo todo ese tiempo sino dormir a ratos y a ratos estar despierta. De la misma manera algunos hombres viven sin hacer nada. Muchos de ustedes dirán: "Si mi deseo fuera concedido, me gustaría ser útil. Ganar coronas para Cristo, salvar almas para Él , traer al redil ovejas perdidas." Hermanos y hermanas, deléitense en el Señor y Él les concederá sus anhelos. Tal vez no exactamente de la forma que ustedes lo expresarían. Tal vez no puedan servir en la esfera en que ustedes aspiran, pero sin duda serán de utilidad de la manera que Dios quiere y en la medida que Él quiere.

Sin embargo, debo agregar una cosa. Tengo un deseo, que si lo pudiera compartir, sabiendo que me será concedido, sería este anhelo que todos ustedes se conviertan. Madres y padres, ¿acaso no dicen ustedes: "El anhelo de mi corazón es que mis hijos se salven, no tengo mayor gozo que este, que mis hijos caminen en la Verdad de Dios?" Y yo como ministro les digo, mi más ferviente deseo, mi más caro anhelo, el deseo más elevado que conozco, el que mi alma siente con mayor intensidad, y que espera alcanzar con más ganas, una meta grande y altruista, es que pueda presentar a cada uno de ustedes perfecto ante Dios al final. No sólo para ser inocente de su sangre, lo que en sí mismo es grande, sino para tenerlos junto a mí cuando diga: " Aquí estoy, Señor, y a los hijos que me diste para Cristo."

Oh, a ustedes, miembros de esta iglesia, les pido que oren para que su ministro se deleite en Dios, para que así Él le conceda el anhelo de su corazón. Y les pido que ustedes también que se deleiten en Dios, para que cuando vengan a Dios en oración y oren por esta congregación, puedan tener seguridad que Él les concederá los anhelos de su corazón, porque se han deleitado en Él. Cuando Martín Lutero caminaba por las calles, los que le veían susurraban: "Ahí viene un hombre que obtiene todo lo que le pide a Dios." Se preguntarán: ¿Por qué? Simplemente porque Lutero se deleitaba en Dios. Si tuviéramos hombres de esa talla en esta congregación y en esta iglesia, que amaran al Señor y se deleitaran en Él, ¡qué efecto no tendrían sus oraciones!

Estos son los hombres que poseen las llaves del cielo, y de la muerte y del infierno. Todos estos son los hombres que pueden abrir el Cielo o cerrarlo, hacer que llueva o que no llueva. La iglesia de Roma pretende que ella tiene las llaves. ¡Pero la Iglesia de Cristo tiene las llaves sin pretender tenerlas y estas llaves cuelgan del cinturón de los hombres que se deleitan en Dios! Mediante sus oraciones, ustedes pueden conseguir tales lluvias del Espíritu sobre la Iglesia Cristiana, que el desierto se regocijará y florecerá como una rosa. Y si dejan de deleitarse en Dios pueden cerrar al Cielo mismo, de tal manera que no descienda la lluvia y la Iglesia entera se vuelva estéril y otra vez sin frutos.

Recapitulando. Fíjense bien en esto, esto es lo único en lo que se puede deleitar un hombre y ver cumplidos sus deseos. Hay un hombre que se deleita en el dinero, pero no obtiene su deseo. Obtiene su dinero, pero nunca alcanza la satisfacción que esperaba. Hace unos pocos días leíamos en el periódico acerca de alguien que tenía un éxito notable en su profesión, pero que recientemente había intentado suicidarse bajo la preocupación que iba a perder todo a causa de la guerra en Estados Unidos. Recordamos también en esta gran ciudad (Londres) a uno de los más grandes comerciantes que cuando murió tenía una fortuna mayor a tres millones de libras esterlinas -en esa cantidad fueron valuadas sus propiedades- quien en la última etapa de su vida se había acostumbrado a recibir el mismo salario que su jardinero y estaba convencido que debía de morir en un asilo. (Nota: su insatisfacción en las alturas lo hacía buscar en el valle).

Había recibido todo lo que un hombre podría desear, y dinero en abundancia, pero no vio cumplido el deseo de su corazón. Se había deleitado en su oro, pero no recibió el deseo de su corazón. Así hemos conocido a hombres que se han deleitado en la fama, y cuando la han tenido, habrían hecho cualquier cosa para liberarse de ella. Han sido grandes estadistas, o valerosos guerreros, y han alcanzado gran renombre. Pero habiendo obtenido toda la fama y habiendo llegado a su pináculo, no encontraron lo que ellos esperaban y han dicho: "Hubiera preferido vivir en la oscuridad, porque tal vez así hubiera encontrado alguna satisfacción."

Y miren a muchos entre ustedes mismos. Cuando eran aprendices, el deseo de su corazón era llegar a ser maestros en su profesión. Pues bien, cuando llegaron a dominar su profesión, ¿qué pasó? Querían especializarse, y luego poder independizarse. Bueno, lo hicieron y prosperaron. ¿Han visto cumplido el anhelo de su corazón? ¡Oh, no! Ése se ha adelantado un poco más. Ahora, esperan hasta poder educar a su gran familia y después cuando sus hijos se hayan independizado, buscarán una residencia en los suburbios donde se puedan retirar y pasar cómodamente el resto de sus días.

Y algunos de ustedes poseen su casa de campo y han concluido sus actividades productivas. ¿Se les ha concedido el anhelo de su corazón? Bien, pues no es así. Hay algo que todavía desean. Ah, sí, obtener el deseo del corazón de un hombre es como perseguir a un fantasma. Está aquí y allí y en todas partes; en un momento está sobre una colina y al ratito está allá abajo en el valle. Saltas sobre él pero ahora ya está sobre la siguiente colina allá, y en la que sigue, y tu búsqueda es inútil. En este mundo la satisfacción es como el diamante que el necio ve colocado al pie del arco iris. Corre para tomarlo pero conforme avanza, el arco iris se aleja para mantener siempre la misma distancia, y nunca puede encontrar lo que esperaba. Si quieres tener el deseo de tu corazón, deléitate en tu Dios. Dale tu amor. Dale tu corazón. Lánzate a lo profundo del arroyo y tendrás todo lo que pudieras desear. El deseo de tu corazón en todo su alcance te será concedido.

¿Hay alguien entre mis lectores que no se puede deleitar en Dios? No puedes. No puedes. ¿No puedes? Tú dices: "¿Cómo me puedo deleitar en Dios? Él está enojado conmigo." Tienes razón, no puedes. ¿Cómo puede deleitarse en Dios aquel cuyos pecados no han sido perdonados, sobre quien permanece en todo momento la ira de Dios? ¿Puede un hombre deleitarse ante un león rugiente o ante una osa en el campo a la que le han quitado sus crías? ¿Puede un hombre deleitarse en un fuego que consume? ¿Puede un hombre deleitarse ante la espada desnuda que busca traspasar su corazón? Dios es todo eso para ti mientras estés fuera de su gracia. ¿Cómo puedes entonces deleitarte en Dios?

Hay un paso que es necesario: cree en el Señor Jesucristo, y entonces te deleitarás en el Señor. Esto es, confía en que serás salvado por Cristo. Ve y ponte en las manos de Cristo para que tus pecados te sean quitados. Y cuando hayas confiado en Cristo, sabrás que tus pecados te son perdonados, que has sido reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo. Y puedes seguir tu camino y deleitarte en Dios, pues la promesa es esta: tu deseo será cumplido.

miércoles, 6 de julio de 2011

El sacrificio del Hijo Unigénito (parte I)

Este estudio se publica con el objetivo de hacer reflexionar al creyente en el gran amor de Dios, para que al hacerlo, sean llevados a un fortalecimiento de su fe en Nuestro Buen Padre Celestial.

La biblia registra hechos de trascendental relevancia, y uno de los mas grandes, sino el que más, se encuentra en Génesis capítulo 22 versos del 1 al 19. Veamos el texto:
1. Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. 3. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. 4. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. 5. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. 6. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. 7. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? 8. Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. 9. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. 10. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. 13. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
14. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
15. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, 16. y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; 17. de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
19. Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba.

Este relato del capítulo 22 del libro de Génesis encierra el acto de fe mas profundo que se pueda hacer, y además, hay en este texto una verdad de gran relevancia para el destino eterno de la humanidad. Este texto aunado a otros que lo complementan, devela a profundidad el amante corazón del Dios y Padre Celestial. Es por ello que en esta oportunidad me he propuesto analizar estas escrituras, para extraer de ellas la esencia de la verdad que encierra, para beneficio de tofo aquel que lea este escrito redactado en breves capítulos.

I. Los actores principales del relato:

Antes de analizar el texto del capítulo 22 de Génesis, conviene ver algunas características y atributos de los personajes principales de este relato. Ello nos ayudará a entender mas clara y profundamente el significado de este texto. Veamos:

A. Dios. (El Yo Soy. El que existe por si mismo, y es Soberano)

Dios es, sin duda, el personaje mas importante de esta historia bíblica. Las sagradas escrituras nos revelan a Dios con los atributos de: Todopoderoso, Amor, Proveedor, Misericordioso, Fiel, Verdadero. Además se lo llama: Padre Celestial; Y Anciano de días, para denotar otro de su atributo: El de ser Eterno. Y como Dios, tiene la prerrogativa inherente de ser adorado por los que se acercan a EL.
Todo esto se hace de vital importancia para entender la forma en que Abraham va a reaccionar ante la dura prueba que Dios le va a poner.

B. Abraham. (Padre de muchedumbre).
Por su parte, Abraham, era anciano de días. Pero desde su nacimiento fue impregnado con un anhelo de su padre: Llegar a ser un gran padre, de tal manera que fue "bautizado" con el nombre de Abram que significa: Padre enaltecido. Así que aquel anhelo de los hombres sobre él, fue impregnándose día a día en su ser desde temprana edad hasta estar arraigado en sus entrañas. Y cada ves que le llamaban los suyos o los extraños, le recordaban su anhelo y su destino; pues no era un simple nombre lo que escuchaba pronunciar, sino su destino, anhelo y propósito: ¡Padre enaltecido¡

Ya en su edad reproctiva, e impulsado, muy seguramente por el amor, pero sobre todo, por el anhelo que le apasionaba, buscó esposa. Y la escogió especial en belleza y dignidad: Sarai era su nombre; y significa: Mi princesa. Era bella y principal entre las mujeres; Pero el anhelo de de Abram nunca llegaba, y el hijo tan esperado, que le daba sentido aún al propio nombre de aquel hombre, nunca venía. Abram esperó cada día, cada semana, cada mes; año tras año hasta llegar a ser ancianos tanto el como su esposa. Pero el anhelo de Abram nunca murió, y mientras alguien pronunciara su nombre, cada ves que lo escuchara sería conmovido en sus entrañas con aquel propósito de su vida: Ser padre; Y no uno cualquiera, sino un un padre enaltecido; Aunque a esta edad, ya el anhelo no era dulce en su interior, pues la incapacidad de la vejez de su esposa hacía agrio su largo esperar.

Cuando Abram era de 75 años, ya en su vejez, Dios lo llamó. Y con ese hecho, revivieron los anhelos de sus entrañas; pues Dios confirmó el anhelo y designio de los hombres sobre la vida de Abram, ya que Dios le dijo: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición" (Génesis 12:1,2). Pero Dios no solo iba confirmar los anhelos y designios de los hombres sobre Abram, sino que además le iba a subir a un nivel mas profundo aún, pues pondría el anhelo y designio del mismo Dios en las entrañas de Abram. Eso lo podemos ver en el significativo hecho de que Dios lo "rebautizó", Ya no se llamaría mas Padre enaltecido (Abram) sino que su nombre sería Abraham: Padre de multitudes. Veamos: 1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4 He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes" (Génesis 17). Y así Abraham llegó a ser padre en su vejez de manera mas que milagrosa; pues además de su avanzada edad, ¡estaba casado con una mujer anciana, que aún en sus años de juventud había sido estéril¡. Y si bien es cierto que el anhelo Abraham de ser padre era su gran pasión y propósito, con todo eso, la característica mas destacada de Abraham era profunda fe en Dios. Eso lo iba a dejar mas que patente ante la prueba que Dios le tenía preparada.
Después de haber visto las características de Dios y Abraham, pasemos a ver brevemente las de Isaac.

C. Isaac. (Risa)
El era un hijo muy amado de sus padres; Era el unigénito hijo de aquel anciano matrimonio, que por haber venido en la vejez, y por ser tan anhelado, y sobre todo por ser hijo de la promesa de Dios, era el mas grande y hermoso milagro de Dios en la vida de Abraham y Sara. Isaac era un hijo que llenó de dicha las vidas de aquellos amables ancianos, que cada día disfrutaban de la natural alegría de aquel hermoso niño, el cual seguramente hacía honor a su nombre: Risa. Sí, sin duda aquel niño era el mas hermoso regalo de Dios que hacía plenos de dicha a sus ancianos padres.

Es en ese marco que surge la tremenda prueba de la fe de Abraham. Veamos:

El sacrificio del Hijo Unigénito (parte II)

II. Una insólita petición: Sacrifica a tu unigénito hijo para mi.
Isaac hacía real el logro del profundo anhelo de Abraham, pues al verlo, podía decir con plena certeza que él era un Padre enaltecido. Sí, todo el sentido de Abram se veía cumplido en la faz de aquel niño, que además era el potencial cumplimiento de llegar a ser Padre de multitudes. Pero en ese marco de indecible felicidad y realización, llegaría la insólita petición de Dios. Veamos: "Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré" Veamos como enfrentó la prueba Abraham:
A. Una noche para morir o para pasar a un mayor nivel de fe.
La insólita petición de Dios para Abraham traía una terrible prueba que iba en contra de todo su propósito humano. ¡Cómo podría ser un padre enaltecido¡ ¡Cómo podría ser un gran padre, si sacrificaría a su propio unigénito y amado hijo¡ Abraham tuvo que lidiar aquella oscura noche con aquella daga en su anciano corazón. Y se hace mas significativo entender que las adversidades y duras pruebas tienden a quitar el sueño hasta a los más jóvenes y robustos de los hombres; pero los ancianos tienden a perder el sueño y ser presa de desesperantes insomnios, aún sin que les aqueje un problema. Pero al parecer, el corazón de aquel anciano padre era robusto y fuerte en su fe en Dios. Y podemos pensar que el conocimiento que Abraham tenía de Dios lo llevó a vencer la terrible prueba nocturna. El sabía que Dios era Fiel, y recordaba que Dios le había hecho la promesa de que lo haría padre de muchedumbres. Dios le había dado un nuevo y significativo nombre que lo impregnó hasta sus entrañas de un nuevo propósito afianzado en el propio anhelo y designio de Dios: Hacerlo Padre de multitudes; Y con su firme confianza en el carácter fiel de Dios, pudo vencer cualquier flaqueza humana de su corazón. Y no solo estaba el hecho de la fidelidad de Dios que día a día la reconocía en el rostro y las alegres risas de Isaac, sino que sabía que Dios, como él, es Padre; y no cualquier padre, sino el mas excelente y amante padre, y por eso podía confiar en que Dios le compadecería ante la dura prueba. Pero si aún eso no fuera suficiente, Sabía que Dios es Todopoderoso, pues estas fueron las primeras palabras con que Dios se presentó ante Abraham cuando le prometió que lo haría padre de muchedumbres. Así que, si aún llegara a morir su amado isaac en el inminente sacrificio, Dios sería totalmente capaz de levantarlo aún de la muerte. Veamos los que nos dice al respecto el escritor de la carta a los Hebreos: "17. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18. habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19. pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir" (Hebreos 11). Aunque estas consideraciones de Abraham no son toda la razón de lo que le ayudó a vencer la prueba y levantarse en fe, sino que queda el mayor hecho: Abraham conocía la dignidad de Dios, que por el solo y majestuoso hecho de ser Dios, tiene la dignidad de ser adorado por aquellos que le buscan. Y como el anhelo mas profundo de Abraham era obedecer y reverenciar a Dios, debía por tanto ser un adorador hasta lo mas hondo de sus acciones. Todo ello le dio la capacidad a Abraham para fortalecerse en fe y vencer la terrible prueba. Podemos decir entonces, sin duda alguna, que en estas consideraciones de cómo Abraham enfrentó la prueba están las bases para que cualquier creyente pueda vencer las mas duras pruebas de la fe y salir vencedor y con una fe renovada y mas profunda.
B. Una mañana en victoria.
El texto bíblico nos deja ver con claridad que la oscuridad de la noche y la dura prueba no ahogó la fe de Abraham, y lejos de eso, más bien la fuerza de su fe en Dios disipó toda duda, y desvaneció toda sombra para dar paso a una brillante mañana de victoria; pues no se levantó tarde y agotado, sino que se despertó temprano en la mañana, y con la fuerza vigorosa de una fe rejuvenecida en su Dios. Esto es lo que dice el texto sagrado: "3. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo" (Génesis 22).
El secreto de la victoria de Abraham ante tan dura prueba de su fe, se fundamenta en el hecho de dar mayor relevancia y profundidad en su mente y corazón a la meditación en las virtudes de Dios que en su angustiosa prueba. Cada creyente que quiera ser efectivo en alcanzar las victorias de las duras pruebas de la fe, deberá aprender eso.
C. Camino al monte de la prueba.
Con su fe fortalecida en Dios, Abraham se dispuso diligentemente a cumplir la dura petición de Dios. El fue de ánimo pronto al obedecer, lo que evidencia el vigor de su fe y su profundo amor por Dios, de tal modo que aún su cuerpo cobró nuevas fuerzas; lo podemos ver enalbarnando su asno, cortando leña y disponiendo todas las cosas para emprender prontamente su misión. El no fue descuidado con su dura tarea, lo cual pone de mayor relieve su firme decisión de obedecer a Dios hasta las últimas consecuencias. El burro evitaría que el cansancio de cargar la pesada leña del holocausto se convirtiera en una "buena" excusa para no llegar al monte del sacrificio; y sus dos siervos serían un apoyo por cualquier eventualidad del camino. Abraham sabía que un duro camino le esperaba. Eran mas de cincuenta kilómetros de duro camino hasta llegar al pie del monte del sacrificio, y él era un hombre anciano; pero tomó una firme decisión. El texto bíblico habla de la vigorosa decisión de Abraham usando una palabra que se traduce como " se levantó" Veamos: "y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo" Eso nos hace ver a Abraham como un vigoroso atleta de maratón que conoce los rigores de la ardua carrera que le espera, pero que al dar su primer zancada, ya en su mente y corazón ha terminado la carrera, pues nada lo dentendrá, ya que su decisión es férrea, y no hay duda de llegar al final, y solo queda el cuidado de dosificar sus fuerzas en el camino. También, esa palabra "se levantó" es la misma que se usa para describir a un soldado o a un ejército que se abalanza hacia la batalla aunque les espere la muerte. Así de firme era la decisión de Abraham de recorrer aquel duro camino. Podemos ver pues, que fue firme en su decisión, y su paso confirma consecuentemente su firmeza, pues en dos días recorrió aquel tortuoso camino, a un promedio de 25 kilómetros por día ¡Nada fácil para un anciano¡. La biblia nos dice que al venir el tercer día, Abraham ya estaba cerca del monte del sacrificio, de tal modo que podía ver con claridad el lugar indicado por Dios. Veamos: "Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos" Pero lo mas duro del camino estaba aún por venir.

El sacrificio del Hijo Unigénito (parte III)

III. Subiendo al monte del sacrificio.
Al llegar cerca del monte del sacrificio, Abraham tomo decisiones aparentemente extrañas y nada prácticas. Veamos: "alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí"
A. Primero, Abraham dejó a sus siervos al emprender el recorrido mas difícil.
Por mas que esas decisiones parezcan extrañas y hasta irracionales, hay una razón relevante para los propósitos de Abraham y de Dios en este acto. Veamos:
En cuanto a la decisión de dejar los siervos, se pueden encontrar razones importantes de porqué tomar esa decisión. Primero, como razón principal, debemos considerar que este hecho tiene una figura profética relacionada con el plan redentor de Dios para la humanidad. Eso es claramente entendible a la luz de textos complementarios que veremos mas adelante. Por ello es correcto pensar que Dios le dio instrucciones detalladas a Abraham de como hacer al llegar a ese monte del sacrificio. Eso se puede advertir al notar las palabras contenidas al principio cuando Dios hace la petición a Abraham en el verso dos, y comparándolas con las del verso cuatro donde Abraham reconoce de largo el lugar del sacrificio. Veamos lo que dice parte del verso 2: "Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré" Como se puede ver, Abraham conocía de un modo general el lugar al que se dirigía; sabía que iba a la tierra de Moriah, pero no el monte específico en que tendría que hacer el sacrificio de su hijo unigénito; pues Dios no le dijo en ese primer momento el lugar específico del sacrificio, sino que le dijo que el le diría. Eso pues, deja claro que en alguna parte del camino antes de llegar al pie del monte, Dios habló de nuevo con Abraham, y fue en ese momento que Abraham recibió instrucciones específicas de dónde y cómo hacer el recorrido, y finalmente el sacrificio. Solo así se entiende que en el verso cuatro el texto bíblico narre lo siguiente: "Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos" Si abraham no hubiera recibido mas intrucciones de Dios en el camino, no habría sido capaz de reconocer el monte al alzar sus ojos, como narra el verso cuatro. El porqué esas palabras de Dios que recibió Abraham en el camino a Moriah hayan quedado en oculto, podría tener su explicación en sus planes para el futuro en que su plan de redención tuviera que ser aceptado por la fe. Es posible entonces, que como a hizo con algunas visiones que le dio a Daniel para cumplirse en el tiempo final, Dios también le dijera a Abraham que sellara las palabras de las instrucciones específicas que recibió camino a Moriah. Podemos decir pues, que la decisión de Abraham de dejar a sus siervos y a su asno al pie del monte, no fue ni irreflexiva ni antojadiza, y mucho menos ridícula, sino que obedecía a las instrucciones de Dios.
Por otro parte, está el hecho de que los siervos de Abraham podrían presionar razonablemente a su buen amo para que no realizara semejante acto de fe y obediencia. Abraham pues, quiso deshacerse de cualquier estorbo, que con razones humanas y sentimentalismos pudieran apartarlo de su misión ablandando su corazón de padre. Y eso nos hace recordar que Satanás obra a través de personas cercanas a nosotros que nos quieren bien, pero ignorando los planes de Dios, se interponen con razones y sentimentalismos, estorbando los propósitos de Dios, y aún sin saberlo, se dejan usar por el adversario de Dios. Miles de años después de este relato del génesis encontramos a hombres fieles y amantes de su maestro haciendo de instrumento de Satanás para estorbar la misión de Cristo. Veamos: "21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16).
B. Segundo, dejó al asno que cargaba la leña.
Pero, a simple vista, parece que la mas extraña de las decisiones de Abraham fue la de dejar su burro en el momento en que por las condiciones del terreno, se hacía mas importante la capacidad de este animal para llevar la pesada carga de la leña del sacrificio; y en su lugar, cargarla en la tierna espalda de Su unigénito hijo Isaac. Pero si revisamos mas a fondo la razón de esa decisión, encontraremos la revelación de una de las verdades mas bienhechoras de toda la humanidad. Veamos:

El sacrificio del Hijo Unigénito (parte IV)

IV. ¿Dónde esta el cordero para el sacrificio?
Al emprender la marcha sobre el último y mas difícil tramo para llegar al lugar del sacrificio, vemos que ocurrieron cosas impresionantes.
A. Isaac carga en sus hombros la leña del sacrificio.
La decisión de Abraham de dejar al burro con sus siervos en la parte plana del recorrido, y emprender solos él y su hijo AIsaac la dura subida del monte del sacrificio, iba abligar que alguno de ellos dos cargara en sus hombros la pesada e incomoda carga de la leña para el holocausto. Y la ardua tarea recayó sobre los hombre de Isaac. El texto dice: "Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos" (verso 6) Aquella no solo era una pesada carga por el peso físico, sino por lo escarpado del terreno montañoso que habían de escalar, y además, estaba el hecho de que Isaaac era apenas un tierno muchacho, que ya antes de emprender la subida con la pesada carga hacia la cumbre del monte del sacrificio, había recorrido mas de cincuenta kilómetros de agotador camino. ¡Estaba cansado aún antes de empezar a subir el monte¡ Y aún así, su anciano y amante padre cargó sobre el muchacho la pesada carga. ¡Que dura tarea fue aquella¡ El texto bíblico no lo narra, pero seguramente aquella pesada carga hizo caer bajo su peso varias veces a aquel tierno muchacho mientras alcanzaba la cima del monte del sacrificio. ¡Lastimera era la triste escena ante los ojos del anciano padre¡ Pero no podía intervenir, tal vez por el hecho de llevar sus propias manos ocupadas por el fuego del holocausto y por el cuchillo del sacrificio; pero muy seguramente, su mayor impotencia de ayudar a su tierno, amado y unigénito hijo, debía a las instrucciones de Dios que había recibido en el camino a Moriah. ¡Como sufrió aquel anciano padre¡ ¡Jamás sabremos lo profundo de su dolor, que cual miles de agudas dagas traspasaron su corazón¡ Porque a pesar de su vigorosa fe que le daba la capacidad de ejecutar su firme decisión de obedecer a Dios en su demanda de sacrificar su propio unigénito hijo, esa fe no purde anular el terrible dolor de la inminente pérdida de su amado hijo. Y es ese hecho lo que hace mas sorprendente la profunda fe de Abraham, que a pesar del enorme dolor de la extrema prueba, aún así, tuviera la capacidad de mantener su decisión de obedecer. Ciertamente, Abraham había vencido su terrible lucha de obedecer desde aquella noche que se enfrentó a su dolor y salió fortalecida su fe al despertar aquella brillante mañana de victoria de dos día atrás; pero ello no quitó la capacidad del corazón de dolerse hasta casi morir; Y solo así va explicarse mas adelante la tremendo gozo de Abraham. Pero ahora, su dolor es profundo como una herida abierta y sangrante.
B. Una lacerante pregunta.
"Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? (verso 7).
¿Dónde está el cordero para el holocausto? Esta era una pregunta lacerante para el corazón de Abraham, pues aunque creía que Dios es Todo poderoso para levantar de la muerte a su Amado hijo Isaac, con todo eso, sabía que debía ejecutar el sacrificio que Dios le mandó. Ninguna pregunta jamás fue tan terriblemente inquietante como esta. Esta pregunta patentizaba aún mas el dolor en el corazón de Abraham. ¡Pero su respuesta es sorprendente¡: Dios se proveerá de cordero. ¡Ésta respuesta, no era solo la anelante esperanza de la fe de aquel anciano padre, sino que era una profecía que traería gran gozo a Abraham, y que mas allá de eso, sería una profecía de alcances eternos. Veamos concretamente el texto de la respuesta de Abraham: "Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos" (verso 8). Muy seguramente se alojó en la mente de Isaac la idea de que algo extraordinario estaba pasando, y que de algún modo, él era centro de aquel asunto. Y juntos, padre e hijo escalaron aquel monte del sacrificio; El hijo unigénito cargando la pesada carga de la leña del holocausto, y el anciano y amante padre con el fuego y el cuchillo para el sacrificio. Y así llegaron a la cumbre de aquel monte al lugar del sacrificio.
C. Abraham edifica el altar del sacrificio.
"Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, ..." (verso 9 a).
Ya en la cima del monte del sacrificio podemos ver la profunda fe de Abraham, mas vigosa que nunca, pues aunque ha tenido que recorrer mas de cincuenta kilómetros, y luego ha tenido que subir el escarpado monte, tiene las fuerzas para edificar el altar donde ha de sacrificar a su amado hijo. ¡Cuan profunda era la fe de aquel creyente anciano¡ ¡Cuan grande era su amor por su Dios¡
D. El cordero sustituto.
Una ves que Abraham hubo edificado el altar del sacrificio, se dispuso a sacrificar a su amado y tierno hijo unigénito. la segunda mitad del verso nueve, dice: "...y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña". Si al subir al monte del sacrificio hubo alguna sospecha en la mente de Isaac, ahora no quedaba ninguna duda... ¡Él era el cordero para el sacrificio¡ ¡Y su padre era el que lo sacrificaría¡ Ante tan abrumadora realidad, sorprende que el texto sagrado no nos hable de algún tipo de reacción de Isaac, sino que lo representa en silencio... enmudecido. Y así, el desgarrador dolor de padre e hijo fundió sus corazones en uno solo: ¡Su pasión era la mas extrema y perfecta¡ ¡No parece que alguien pueda ir hasta ese punto en su fe y amor, y mucho menos ir más allá¡
El corazón de Dios fue conmovido hasta lo profundo por aquella débil pero sorprendente criatura llamada hombre. Ysin duda, este hecho cobra mayor relieve si entendemos que pocas generaciones atrás Dios había sido profundamente defraudado por la bajeza y corrupción del ser humano. Veamos lo que dice el texto en Génesis capítulo 6: " 5. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho" Y no era para menos la profunda decepción de Dios; pues EL había creado al ser humano con los mas altos estándares morales y con la mas alta dignidad: Los había creado a su imágen y semejanza. Pero ahora, el apesadumbrado corazón de Dios a causa de la degeneración del hombre, recibía el eco mas claro y puro de la misma esencia de lo que ÉL era. Este anciano padre y su tierno hijo, reflejaban el corazón de Dios. Dando así, una reconfortante satisfacción al Benigno y Amante Creador.
Aquel acto de fe profunda del sacrificio del unigénito hijo de Abraham, encerraba un simbolismo profético que producía el dolor mas profundo que alguna ves ha experimentado el corazón de Dios; que solo el admirable amor y fe de aquel anciano padre pudo hacer mas soportable. Abraham pues, se dispuso a sacrificar a su amado hijo, como a un cordero, ató las manos y los pies de su amado hijo, luego lo alzo y lo puso sobre el altar. Tomó seapues el cuchillo para el sacrificio, no de un cordero sino de su propio hijo, y alzó firmemente su mano para asestar el golpe del agudo cuchillo en el cuello de Isaac... ¡Ya era suficiente¡ ¡No había nada mas que probar¡ La fe y el amor de aquel anciano padre era perfecto para con Dios ¡Nada ni nadie era mayor o mas importante en su corazón que obedecer a su Dios¡: ¡El corazón de Dios estaba plenamente complacido¡... Nunca el corazón de los hombres fue tan cercano al corazón de Dios como en aquel preciso momento en que la mano de Abraham se alzó para ejecutar el sacrificio de su hijo para Dios. Y se puede decir que el corazón de Abrahm fue uno son el de Dios.
Un grito oportuno.
Y como ya no había nada que probar, y como el propósito de Dios estaba cumplida ya, entonces, Dios gritó desde lo alto y detuvo la firme mano de Abraham, que en ese momento descargaba el afilado cuchillo sobre su hijo. Veamos lo que dice el Texto: "11. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único"
Y como el extremo dolor del sacrificio finalmente concretado estaba reservado para el corazón del mas excelso Padre Anciano de días, entonces la mano de Abraham fue detenida para no sacrificar a su amado hijo, y en cambio Dios le dio un sustituto para el sacrificio.
El gozo de la salvación. (El cordero sustituto).
Y como el terrible dolor del sacrificio del hijo unigénito no estaba reservado para el corazón de Abraham, Pues Abraham tan solo cumplía una figura proféticay, y como Abraham ya había cumplido el propósito de la prueba, Dios hizo que alzara sus ojos y viera un cordero enredado por sus cuernos en un zarzal. ¡Jamás hubo tanto gozo en el corazón de Abraham¡ ¡Su hijo había sido salvado por un cordero sustituto¡ Mejor que el día de su nacimiento fuel el día de su salvación. Pero el reverente temor de Abraham tendría su abundante recompensa: Su descendencia estaba asegurada: A través de Isaac sería el padre de una gran nación, y a través de su cimiente sería padre de muchedumbres. ¡La misericordia de su amado Dios estaría perpetuamente con sus descendientes¡
Un poco mas adelante en la historia bíblica van a resonar palabras de Dios, que a la luz de este admirable acto de fe amor y reverencia de Abraham, se entienden mejor. Estas son las palabras pronunciadas por la boca de Dios: "yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. (Éxodo 20:5,6). Estas palabras de Éxodo veinte son plenamente concordantes con la promesa de Dios hecha a Abraham como consecuencia de su obediencia. Veamos:"15. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,16. y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;17. de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz" (Génesis 22). Y muchos años después de lo dicho por Dios en Éxodo 20, el salmista refiere los alcances de la obediencia extrema y el profundo amor del acto de Abraham al decir en el salmo 103:11:
"Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen"
Por su fe profunda y su gran amor, Abraham ganó el afecto y la amistad de Dios, de tal modo que caminó siempre a su lado con una comunión íntima, revelándole sus planes de redención y misericordia para con la humanidad. Veamos lo que dice el salmista con arraigo en este hecho: "La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. (Salmos 25:14). Y si uno recorre toda la historia bíblica del Antiguo Testamento, se encontrará a lo largo de todo el relato la evidencia de los grandes alcances de la promesa de Dios ligada a la fe y obediencia extrema de Abraham. Y miles de años después de aquel acto extremo de fe, y ya en el Nuevo Testamento, vemos a una doncella virgen descendiente de Abraham, reconociendo que la misericordia recibida está ligada al temor reverente de Abraham. Veamos: "Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen (...) Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre. . (1:50, 54,55). Esas palabras de María eran refiriénfose al Niño que de manera milagrosa había concebido, el cual era la simiente de Abraham. Veamos lo dicho al respecto por el apóstol Pablo: "Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo" (Gálatas 3:16). Esto nos lleva a ver el cumplimiento de la figura profética del sacrficio de Isaac, lo cual haremos a continuación.

El sacrificio del Hijo unigénito. (parte V)

V. El verdadero Cordero de Dios.Volviendo al momento de la prueba de Abraham, recordamos la lacerante pregunta de Isaac a su padre: ¿Dónde está el cordero para el sacrificio? La respuesta de Abraham fue: "Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío" Y vemos que la fe y esperanza de Abraham fue recompensada, pues cuando llegó el momento cumbre de la ejecución del sacrificio de su amado hijo, Dios trajo la provisión del cordero enredado en el zarzal, el cual sustituyó a Isaac en el sacrificio trayendo gozo inefable al corazón de Abraham. Pero aquel cordero era tan solo una figura de lo que miles de años después vendría a ocurrir con un sacrificio de un Hijo Unigénito amado de su Padre Anciano de días. Viendo esto, y recordando las palabras que vimos antes, que dicen que Dios revelará su pacto a los que le temen, podemos entender que anque el texto bíblico no lo diga con claridad, Dios le reveló a su amigo Abraham el plan de salvación que tenía para todas las familias de la tierra. Y así, podemos entender con mayor amplitud las palabras de Cristo cuando se refiere a Abraham ligándolo con su propia misión. Veamos "Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó" (Juan 8:56). Sin lugar a dudas, este texto liga a la figura de aquel cordero sustituto de Isaac con Cristo mismo. Y esto nos lo va a corroborar mas concretamente los evangelios al referir las palabras de Juan el bautistas a cerca de Cristo. Veamos: "El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Demostrado pues, que Cristo es la simiente de Abraham en quien serían benditas todas las familias de la tierra, y que además es el Verdadero Cordero de Dios el cual había profetizado Abraham cuando dijo: "Dios se proveerá de cordero", pasemos a ver cómo Abraham cumple con ser una figura profética de Dios.


Abraham como figura profética.
Dios siempre ha hablado al ser humano en un lenguaje profético. Muchas de las cosas que encontramos narradas en las sagradas escrituras, no solo narran un evento, sino que además hay escondida en ellas un mensaje profético. A veces este mensaje profético está contenido en palabras específicas, y otras veces se encuentra en objetos, animales o personas. En el caso del evento que narra el capítulo 22 de Génesis, la mayoría de los elementos de la historia tienen un mensaje profético, o son ellos mismos una figura profética. Abraham pues, no solo es un creyente extraordinario en su fe, sino que además es una figura profética. Por ello, para entender algunas verdades fundamentales de la fe cristiana conviene entender esa figura profética.
A continuación analizaremos esa figura profética de Abraham, bajo el título de similitudes entre Dios y Abraham.


Similitudes de Dios y Abraham:
1. Son padre.
Uno de los atributos mas destacados que comparten Dios y Abrahan, lo constituye el hecho de ser padre. Este hecho es de vital importancia en la figura profética de Abraham, pues solo al ser padre podía entender la profunda implicación del hecho de que Dios decidiera sacrificar a su amado Hijo unigénito. Y aunque el texto sagrado no diga que Abraham supiera del hecho de Dios tenía un hijo unigénito, lo que si es irrefutable, es que Dios es Padre Celestial. Este hecho es significativo, pues nos ayuda a entender las implicaciones de la petición de Dios para Abraham.
Cuando Dios pidió que Abraham sacrificara su unigénito hijo Isaac para EL; no era una petición insensible, pues no provenía de alguien que desconociera de forma íntima lo que significaba ser padre; Dios sabía íntimamente lo que era tener un único hijo amado. Así que al pedir Dios a Abraham que ofreciera su amado y unigénito hijo Isaac, ÉL mismo estaba compartiendo su prueba y el desgarrador dolor del desprendimiento del hijo amado, compenetrando así el corazón de Dios con los hombres en la persona del fiel y anciano padre Abraham. Cualquiera que ignore esta relevante verdad, puede caer en el pensamiento de que la petición de Dios fue insensible y cruel; ¡Nada estaría mas alejado de la verdad¡ Tal pensamiento estaría tan alejado de la verdad, como lo está el oriente del occidente. Porque el dolor del corazón de Abraham, tan solo era el reflejo del profundo dolor del Padre Celestial, que había encontrado en aquel anciano padre a un "actor" que representara simbólicamente lo que Dios mismo haría.
2. Ancianos de Días.
Otro razgo importante en la figura profética de Abraham que lo asemeja a Dios, es el hecho de ser anciano de días. Dios no fue descuidado con los anhelos de Abraham de llegar a ser padre; Y no fue de manera insensible o antojadiza que no le dió un hijo, sino hasta la vejez de Abraham, pues Dios no solo estaba formando una fe fuerte en él, sino que lo estaba preparando para el momento mas profundamente dramático de la prueba de su fe, y para que cuando ese momento llegara, su condición fuera la correcta para poder representar fielmente al Verdadero Padre Anciano de días que un día sacrificaría al Verdadero Hijo Unigénito. Veamos un texto que prueba el hecho de que Dios es el Verdadero Anciano de Dios: "Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente" (Daniel 7:9).
Así pues, vemos que el Hecho de que Abraham llegara a ser padre en la vejes, aún en el modo milagroso, tiene una relevancia profética en su semejanza con Dios, de quien es figura. Pero si Abraham no hubiera llegado a ser padre en su vejes, no podría ser un padre anciano de días que sacrificara a su hijo de tierna edad. Y ésa es la razón principal de que Dios le diera el milagro de ser padre a Abraham cuando éste ya era un verdadero anciano de días.
3. Tienen un unigénito hijo.
Al pedir Dios a Abraham que sacrificara a Isaac, reconoció que éste era hijo unigénito de Abraham al llmarlo "tu único Isaac, al que amas" Y anque ciertamente Abraham tenía otro hijo con una esclava, por razones especiales, que no trataremos aquí, Isaac era el unigénito hijo de Abraham, Y por extraño que parezca, aún en esto Abraham concuerda con Dios, a quien también se lo llama padre antes de aparecer aquel a quien se lo llamaría "El Unigénito Hijo de Dios"
Consecuentemente, otro rasgo característico que Abraham comparte con Dios es el hecho de tener un hijo unigénito concebido de forma milagrosa. Para entender este hecho, veamos lo que narra el Nuevo Testamento miles de años después de la prueba de Abraham: "Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo" (Lucas 1). Y si bien es cierto que ese texto no dice concretamente que Dios padre de Jesús, Dios va a dejar claro que este niño concebido milagrosamente por una virgen era su propio hijo. Veamos: "1:5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?" (Hebreos 1) Y también dice: "Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17).
Como podemos ver, Abraham y Dios comparten características que los hacen especialmente semejantes entre si.
4. Decidieron sacrificar su hijo unigénito.
"Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6:38).
Jesús oró diciendo: "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42).
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).


Diferencia fundamental entre la decisión de Abraham y la de Dios.
Al entrar a ver las diferencias entre Abraham y Dios, conviene hacer notar la diferencia que existe entre la figura y el personaje real al que representa la figura. Debe decirse que la figura siempre es inferior al personaje que representa. Por ejemplo: Una escultura erejida como figura de una persona, siempre será inferior que la persona a la que representa, porque la escultura es materia inerte, que solo es embellecida por los rasgos de la persona real, que el artista logró plasmar en ella. Yendo un poco mas allá con esta comparación, es bueno entender que para que un artista logre realizar una obra de belleza excepcional, es necesario que primero encuentre una buena materia prima. Y a partir de allí, darle forma con su destreza maestra hasta lograr plasmar fielmente los rasgos de la persona que representará la figura. Así que podemos decir que una buena escultura (figura) representativa, es la combinación de tres cosas fundamentales: Una muy buena materia prima; La maestría de un gran artista; Y un importante personaje que representar. En cuanto a la figura profética de la que venimos hablando, Abraha es la excelente materia prima que Dios escogió; Dios es el artista maestro; Y el persona de suma importancia al que representa la figura es Dios. De hecho, Dios mismo de Abraham en estos términos. Veamos lo que dice el libro de Isaías en el capítulo 51: "Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué" (Isaías 51:1,2). Por eso, aunque venimos hablando de que Abraham es figura profética de Dios, y hemos venido exaltando su gran fe, amor y obediencia; lo mas preponderante de la fe de Abraham es que ella es la obra maestra de Dios mismo. Y una cosa que resulta excepcionalmente sorprendente es saber que Cristo mismo participó de hacer del acto de Abraham una obra maestra de fe y obediencia. Veamos: "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (Hebreos 12:2). Cómo ocurrió eso, es algo que la biblia no devela, pero lo cierto es que el texto anterior es claro en decir que Cristo es el autor de la fe. Aún más; es el consumador de ella. Para poner de relieve pues, la ponderante superioridad del acto de Dios sobre el de Abraham, vamos a hacer notar las siguientes dos cosas:
1. Abraham decidió sacrificar a su hijo unigénito para Dios que es Excelsamente Digno.
Lo anterior es importante de tener en cuenta para poder dimensionar correctamente la decisión de Abraham de sacrificar a su hijo unigénito. Pues la dignidad de la persona que inspira un acto de supremo sacrificio es de vital importancia como base fundamental de la motivación de ese acto sacrificial. Y si revisamos las sagradas escrituras, encontraremos que ellas registran actos de obediencia sacrficial hacia hombres buenos. Un texto que acepta la posibilidad del acto de llegar al sacrificio por hombres buenos, lo encontramos en el la carta a los romanos, Veamos: "Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno" (Romanos 5:7).Pero el apóstol Pablo dice que aunque la dignidad de un hombre justo inspire un acto de sacrificio supremo, tal acto es una osadía que conlleva gran pena, y la cual muy pocos llegarían. Como vemos pues a la luz de este texto, la decisión de Abraham de sacrificar a su hijo unigénito para Dios, es un acto de gran osadía que requería de una muy alta dosis de fe y valentía, pero con todo eso, la Altisima dignidad de Dios constituía una poderosa inspiración a Abraham que le ayudó a llevar a cabo aquella decisión profundamente penosa.
Pero seríamos poco profundos e imprecisas a la hora de analizar la decisión de Abraham si la referimos como el "simple" sacrificio inspirado por un justo; Pues Abraham no se estaba ofreciendo a si mismo en sacrificio, sino a su unigénito y amado hijo Isaac. Esto es relevante pues nos da un mejor entendimiento de la decisión de este formidable padre. Pues hay que entender que para un amoroso padre de un hijo único, es mucho mas doloroso sacrificar a su único hijo que ofrecerse a si mismo en sacrificio. Por ello pues, aunque la decisión de Abraham es solo figura de la de Dios, su acto de fe va mucho mas allá de la fe común de cualquier otro creyente que haya existido o exista jamás, hasta al punto de hacerlo un acto que hizo uno el corazón de Dios con el de Abraham.



2. Dios decidió sacrificar a su Unigénito Hijo para ser sustituto de los pecadores.
Al analizar mas de cerca la decisión de Dios de ofrecer a su Unigénito Hijo en sacrificio, comparado con la decisión de Abraham, encontramos que aunque son correspondientes entre si por ser, una, sombra de la otra, son diferentes en cuanto a la profundidad y nobleza. Pues mientras la decisión de Abraham fue fuertemente inspirada por la Altísima dignidad de su Dios;
la decisión de Dios fue inspirada por personas de una bajeza moral, a los cuales se los define como pecadores. Eso es lo que hace comparativamente preponderante la decisión de Dios sobre la de Abraham. Pues si la decisión de Abraham calza en lo dicho en el verso 7 de Romanos 5 que dice: "Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno" En cambio, la decisión de Dios es representada por una elevación del acto, pues en este caso, El que ofrece su Amado Hijo Unigénito, es El Dios Excelso y Altísimo en Dignidad; y los que le inspiran ese acto, son los mas indignos pecadores. Veamos: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).
Visto esto, podemos decir que la decisión de Abraham de ofrecer a su unigénito hijo para su Dios Altísimo en dignidad, es un gran acto de amor tan grande como la tierra; Y la decisión de Dios de ofrecer a su Unigénito Hijo para los indignos pecadores, es un acto de sublime amor tan alto como los cielos.
Ahora pasemos a ver a Isaac como figura profética de Cristo.


Isaac como figura profética.
Como Abraham, padre anciano de días es figura profética de Dios el Padre, Isaac, hijo unigénito de Abraham es figura profética de Cristo, el Hijo Unigénito de Dios. Por ello es importante ver con cierto detalle a Isaac y lo que representa, y a su ves, compararlo con Cristo. Comencemos viendo sus similitudes, para luego pasar a ver algunas diferencias relevantes que nos ayudarán a comprender bien el sacrficio de Cristo el Salvador.


Similitudes de Isaac y Jesucristo.
Aunque haya otras similitudes que no tocamos en este análisis, nosotros vamos a concentrarnos en cinco que resultan de una importancia especial para la comprensión de el sacrificio del Unigénito Hijo de Dios.
1. Concebidos de manera milagrosa.
Tanto Isaac como Jesús fueron concebidos de forma milagrosa. Isaac por su parte, fur concebido en la vejes de sus padres. Y fue tan sorprendente el milagro, que aún Abraham y Sara fueron dejados sin saber que pensar ante el anuncio de Dios de que ellos iban a ser padres a una edad en la que la fertilidad ya había abandonado a ambos. Veamos las reacciones de estos sorprendidos ancianos:
Abraham se mostró tan sorprendido por el anuncio del nacimiento de Isaac en su plena vejes, que se rió de solo pensar en la posibilidad de que dos ancianos de cien años les naciera un hijo. Veamos: "Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?" (Génesis 17:17). Sara también tuvo una reacción similar a la de Abraham. Veamos: "Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?" (Génesis 18:11,12). Como vemos, el anuncio de la concepción de Isaac, era tan extraordinario que rayaba en lo ridículo (dicho de un modo positivo) y de allí la reacción de Abraham y Sara.
Y al pasar a ver la concepción de Jesús, notamos que al igual que Isaac, Jesús fue concebido de forma milagrosa, aunque guardando algunas diferencias. Pues mientras Isaac fue concebido por una mujer anciana y estéril; Jesús fue concebido por una joven virgen. Veamos: "Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón" (Lucas 1:30,31,34). En estos versículos del capítulo 1 de Lucas vemos el anuncio de la concepción de Jesús, y vemos también asombro de María pues ella era virgen. Tal condición está denotada en las palabras de María al decir: "No conozco varón" pues "conocer" es la palabra que en texto bíblico se usa para la relación sexual íntima entre un hombre y una mujer. De ello podemos encontrar ejemplos en los siguientes textos: Génesis 4:1,17,25; Jueces 11:13; 1° Reyes 1:4. Queda demostrado pues, que la concepción de Jesús es milagrosa como la de Isaac, y en ambos se puede notar el designio de Dios sobre sus vidas al dar el nombre a sus padres juntamente con el anuncio de su concepción. Pues a Abraham y Sara Dios les dio el nombre de Isaac para su unigénito hijo; y a José y María, Dios les dio el nombre de Jesús para el niño que nacería de forma milagrosa.
Al finalizar esta parte del tratamiento de las similitudes proféticas entre Isaac y Jesús, debemos decir que los nombres de Isaac y Jesús establecen una diferencia de propósito fundamental entre uno y otro que devela el verdadero designio de Dios para sus vidas. Pero este asunto, lo estaremos tratando mas pertinentemente en el apartado de este estudio titulado "Diferencias entre Isaac y Jesucristo".
2. Hijos unigénitos y amados.
La segunda característica esencial que comparten Isaac y Jesús, es que ambos son hijos unigénitos y amados. Este hecho es fundamental para entender la magnitud real de la decisión de Abraham de sacrificar a su hio Isaac, y también lo es para dimensionar el valor de la decisión de Dios de sacrificar a su Hijo Unigénito Jesucristo. Si ignoramos el profundo amor que tanto Dios como Abraham tenían por sus hijos respectivamente, estaríamos imposibilitados para entender el gran valor de este acto de amor extremo. Dios mismo testifica del amor especial de Abraham por Isaac al pedirle que lo ofreciera en holocausto para él en el monte del sacrificio. veamos: "Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré" (Génesis 22:2). Y también testifica de su profundo amor por su propio Hijo Unigénito. Veamos: "Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Y tanto Isaac como Jesús eran concientes del gran amor de su/s padre/s: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo". (Juan 17:24).
La razón de porqué destacar de profundo y especial amor de Abraham y de Dios por su/s hijo/s es poder dimensionar adecuadamente este acto de amor. Y es que sacrificar algo que carece de valor para quien lo sacrifica no tiene ninguna relevancia; pero sacrificar aquello que se ama entrañablemente con todo el corazón, ése es un verdadero sacrificio, pues desgarra el alma de quien lo ofrece, a pesar de tan profundo dolor. Pero aún existe un elemento que eleva el valor de la decisión de Dios y la de Abraham. Este elemento es el Hecho de Que sus hijos eran especiales y únicos; Ellos eran el unigénito hijo de sus padres. Asi que están estos dos elementos fundamentales que determinan la magnitud del profundo valor de la decisión de sacrificar al hijo unigénito. Por un lado está el inmenso amor de su/s padre/s , y aunado a esto, el valor de ser único/s Potenciando así el valor de este acto a un grado inconmensurable por cualquier ser que no sea, en lo humano: Abraham; y en lo divino; Dios mismo; Pues solo ellos, por sus especiales condiciones, podrán entender el grado sumo de su acto sacrificial. Dicho de otro modo. Solo Abraham puede entender en toda su profundidad la decisión de Dios de dar a su Hijo Unigénito en sacrificio; Y solo Dios puede hacer lo mismo con la decisión de Abraham. ¡Y nosotros solo podemos admirarnos al ver al gran amor de Dios¡
3. Fueron acompañados en un tramo del camino.
Así que podemos ver a estos extraordinarios padres acompañando a sus extraordinarios y únicos hijos camino hacia el monte del sacrificio donde ejecutarían el mas extraordinario acto de fe y amor.
En el caso de Isaac, vemos como fue acompañado por su padre, un burro y dos siervos hasta el pie del monte del sacrificio. El primer y mas largo tramo era el terreno mas fácil de recorrer, y en este tramo del camino fue acompañado y ayudado tanto por el burro, como por los dos siervos, pero como ya vimos un poco atrás en este estudio, fue dejado solo con su carga al subir el último tramo del monte del sacrificio. En este difícil tramo de su camino hacia el sacrificio, su fiel compañía fue su amado y anciano padre. Toda ayuda le fue quitada, y se cargó la pesada carga de la leña del sacrificio sobre su espalda.
Miles de años después se iba repetir la escena, pues un amado Hijo, Unigénito de su Padre Anciano de días, sería acompañado camino a Jerusalén. Dios, su Padre, había diseñado este momento desde el inicio de los tiempos. Zacarías recibió la revelación de esta verdad muchos años antes de que Jesús naciera, lo cual quedó registrado en el siguiente texto: "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" (Zacarías 9).
Y el apóstol Pedro reconoce este hecho al decir: "sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros" (1° Pedro 1:18-20). Y es así, como en el Nuevo Testamento vemos a Jesús cumpliendo fielmente aquella misión que había sido figurada por Isaac. Y recorre aquel camino ayudado de un asno, y acompañado de sus discípulos. cumpliendo así, aquel milenario plan del gran amor de Dios. Veamos: "Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima" (Mateo 21:1-7). Y como ocurrió con Isaac, también El fue dejado solo en el último y más difícil tramo del camino hacia el monte del Gólgota, hacia el monte del sacrificio. En ese tramo de mayor dificultad, fue su amado Padre su única compañía cercana, porque aunque iba rodeado de una muchedumbre, todos le eran adversarios que cual aguijones, hacían mas punzante el dolor de la agonía; Y si alguno de los suyos le seguía, lo hacía de lejos, casi en el anonimato. Fue pues, su Padre su única compañía en aquel angustioso momento. Y aunque la escritura no lo diga, se puede percibir al Anciano de Días íntimamente unido a su Unigénito Hijo camino hacia el monte de la calavera, al lugar de la ejecución del sacrificio extremo.
4. Fueron cargados con una pesada carga.
Y como Isaac cargó la leña del sacrifició en sus lomos en la subida de aquel monte, Jesús también fue cargado con la pesada cruz del sacrificio sobre su espalda. Y aunque, cual siervo, Simón de Sirene le ayudó un tramo con la pesada carga, fue tan solo para cumplir con una figura. Pero fue Jesús quien subió al monte cargando sólo su pesada carga. Cumpliéndose de así, la figura que fue tipificada por Isaac. El apóstol Juan nos narra así este dramático momento:"Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota" (Juan 19:17). Y si creyéremos que aquella cruz fue la única pesada carga que llevó sobre sus espaldas, aún así sería admirable su gran pasión por amor del pecador: Pero su carga es mayor aún. Pero esto lo veremos con mayor detalle mas adelante.
5. Fueron llevados al monte del sacrificio.
Isaac, pues, subió al monte cargando la pesada leña del sacrificio; Y así mismo, Jesús subió el monte cargando la pesada Cruz en que sería sacrificado. Y recordamos que ante la inminencia del sacrificio, Isaac acudió con el corazon angustiado buscando auxilio en su padre. Y su anciano padre que le acompañaba le consoló con su fe, y camino al monte le fue dada una esperanza: "Dios se proveerá de cordero, hijo mío"; En cambio a Jesús, que ante la profunda agonía que le producía el dolor de la prueba, buscó con angustia extrema el consuelo de su amado Padre, para Él no pudo haber consuelo. Y lo podemos ver como un hijo extraordinariamente obediente clamando a su padre; Y tan intenso era su dolor, que cada poro de su piel lloraba, ¡no lágrimas, sino sangre¡ Veamos: " (...) y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (Juan 22:41-44). ¡Cuan grande es el amor de Dios¡ ... Y no hubo una consoladora promesa que le diera la esperanza de ser librado del sacrificio; Y no hubo la esperanza de otro cordero sustituto que trajera gozo al corazón del Anciano de días al ver a su amado Hijo Unigénito salvado de la consumación del sacrificio; Pues EL Padre y Jesús sabían que Jesús mismo era El Cordero que el Padre se había provisto para sí.
A partir de aquel desgarrador momento, Isaac ya no podría ser fiel figura de Cristo; Pues jamás ha habido un hijo, y jamás habrá uno, que vaya tan lejos en su fe, amor y obediencia por su padre, como Jesús, El Unigénito Hijo de Dios. ¡EL ES HIJO DE DIOS POR EXCELENCIA¡ ¡EL ES EL CONSUMADOR DE LA FE¡ ¡EL ES EL UNIGÉNITO HIJO EN QUIEN DIOS TIENE COMPLACENCIA¡
¡Jesús llevó su obediencia hasta lo sumo¡ Por eso Dios lo ha recompensado hasta lo sumo. Veamos: "(Cristo), siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:6-11).
Y como de aquí en adelante no hay figura ni acto que tipifique el sumo sacrficio de Jesús, conviene que vayamos concluyendo este análisis viendo las diferencias de Jesús sobre Isaac, las cuales lo hacen preponderantemente superior en dignidad.


Diferencias entre Isaac y Jesucristo.
A continuación veremos las diferencias de Jesús sobre Isaac, las cuales demuestran que el plan de Dios para con Isaac nunca fue el de que fuera sacrificado, y que en cambio, sí estaba preparado para que Jesús consumara el sacrificio. Desde el anuncio de la concepción, tanto de Isaac como de Jesús, se puede ver el verdadero designio de Dios para cada uno de ellos, pues al ser anunciada su concepción, Dios mismo les asignó un nombre: El hijo de Abraham fue llamado Isaac, y el Hijo de Dios fue llamado Jesús. Y al revisar lo que el mismo texto bíblico dice, vemos que el significado del nombre entre uno y otro es significativamente diferente. Y eso resulta relevante para el "destino" de ambos, pues hay que recordar que en la cultura judía antigua, los nombres eran determinante para los individuos.
1. Isaac es Risa - Jesús es Salvador.
Cuando iba a nacer el hijo de Abraham, Dios lo llamó con el nombre de Isaac. Ese nombre que recibió el unigénito hijo de Abraham y Sara significa risa. Y por ese nombre que Dios mismo le dio, vemos que el deseo de Dios era traer alegría y gozo al corazón de aquellos ancianos padres. Si el propósito de Dios al darles un hijo a Abraham y Sara, no hubiera sido el de darles alegría y gozo, el hecho de llamar Isaac a aquel niño, hubiera sido un acto de ironía cruel. Pero aceptar tal cosa, sería ignorar el verdadero carácter de Dios, y sería atribuirle un despropósito; pues siendo que Dios es amor, no cabe en su pensamiento, ni en sus acciones, la burla cruel que hubiera significado llamar Risa al hijo de Abraham que traería el dolor extremo a su corazón al ser consumado como sacrificio para el Dios que lo llamó Risa. Por ello podemos entender que en la mente de Dios nunca existió la idea de que Isaac consumara el sacrificio. Dios solo quería que Abraham ofreciera a su Unigénito Isaac para que fuera figura del Padre Celestial que sacrificaría al Verdadero Hijo Unigénito. Y aunque Abraham experimentó gran angustia al ser probado por Dios, aún en ese día amargo, supo que Dios le había dado a Isaac para que fuera la alegría de su vejes; para que fuera el gozo y la risa que llenara el hogar de Sara y Abraham; pues ese mismo día amargo fue el mas gozoso de los días de Abraham, pues Dios le dio el privilegio de ser el primero y mas cercano beneficiario del gozo de la salvación que traería el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¡Nunca fue tan patente el designio de Dios sobre Isaac que aquel día en que fue librado del sacrificio por el cordero sustituto¡ ¡El era Risa, la risa y alegría de sus padres¡
Otra cosa que resulta significativa para entender el verdadero propósito de Dios con la prueba de Abraham, es el nombre del monte en el que se le pidió que ofreciera su hijo en sacrificio, el cual es: Moriah. Ese nombre significa: La amargura del Señor. Eso deja aún mas claro cuál era elprpósito de Dios con Abraham; La cumbre de aquel monte del sacrificio no estaba dispuesta para ser el lugar de la extrema amargura de Abraham, sino para ser el lugar de su sumo gozo al ver a su hijo salvado por el Cordero de Dios. En cambio, aquella cumbre sí era el lugar de la amargura de Dios; pues en ella sellaba su decisión de sacrificar a su Unigénito Hijo al sacrificar sobre el altar del holocausto al cordero sustituto de Isaac.
Ahora veamos lo que implica el nombre del Hijo de Dios: Jesús.
Como ya vimos antes, Dios le dijo a María que el niño que había sido engendrado en ella sería llamado por el nombre de Jesús, que significa: Salvador. Las implicaciones del nombre de Jesús estarían presente en toda su vida y ministerio terrenal. Y mientras que el amuncio del nacimiento de Isaac estuvo marcado por la risa de sus padres; el de Jesús, y su vida toda, estuvo marcada por el dolor, el desprecio, la traición de los que amaba, hasta llegar al dolor del sacrificio sumo. Veamos las palabras proféticas de Simeón dichas a María: "(y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones" (Lucas 2:35). Así vemos pues, que el corazón de Sara fue impactado con risa al saber del advenimiento de Isaac; Pero el corazón de María fue embargado de pezar desde el mismo anuncio de la concepción de Jesús.
Por todo lo antes expuesto, entendemos que aunque Isaac es figura de Jesús, hay cosas que son en extremo contrastante entre ambos. Y esto es claro aún en la madre de cada uno de ellos: Por ejemplo: Isaac tubo por madre a Sara, quien era una mujer anciana y cuyo nombre significa: Princesa de multitudes; En cambio Jesús tuvo por madre a una mujer joven y virgen, cuyo nombre significa: Amargura. Y aunque ciertamente algunos traducen el significado del nombre de María como: Princesa; Rebelde; y La elegida, lo mas probable es que el significado de su nombre sea Amargura, pues todo lo que involucraba el ser madre de Jesús se ve en las palabras que ya vimos en Lucas 2:35. Esto cobra mas fuerza si entendemos que María fue elegida por Dios para que compartiera su profundo dolor del sacrificio supremo de su Hijo Unigénito Jesús. Y esto lo testifica el mismo nombre del monte del sacrificio llamado Moriah, que significa: El lugar de la amargura del Señor.
¡Sin duda, el nombre de Jesús estaba ligado al dolor y al quebranto¡ Pues si vamos mas lejos en lo que implicaba el nombre de Jesús, podemos ver que el profeta Isaías lo llama: "Varón de Dolores, experimentado en quebrantos" Veamos: "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos" (Isaías 53:3). ¡Sí, el designio de Dios para Jesús era el dolor y el quebranto, por amor a nosotros¡ ¡La copa estaba lista y rebosante de amarguta, y Él debía beberla hasta el sedimento¡ Y aunque este trago le producía una profunda agonía, Él estaba dispuesto a tomarlo en sublime y extrema obediencia a la voluntad de Dios. veamos: "oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (Lucas 22:42,44).
2. Isaac fue librado del sacrificio - Jesús fue sacrificado.
Podemos entender pues, que Isaac estaba destinado a ser la alegría de sus padres, y que al ser ofrecido en sacrificio, solo era para ser figura de Jesús, quien consumaría de hecho el sacrificio. Por ello, al estar a punto de ser sacrificado, fue librado de la muerte en el momento cumbre, por el cordero sustituto, trayendo este hecho un profundo gozo al corazón de Abraham. Pues como ya dijimos, el mas profundo y desgarrador dolor de ver a su unigénito sacrificado, estaba reservado para el corazón de otro Padre Anciano de días; ¡Ese dolor estaba reservado para el corazón de Dios¡ Por eso, cuando Jesús oró con profunda agonía, Dios "no pudo" librarle de aquella copa tan profundamente amarga.
Jesús pues, subió cual Isaac cargando el madero del sacrificio. Y si para la tierna espalda de Isaac la carga de la leña fue pesada, no fue menos pesada la carga del madero que Jesús tuvo que cargar camino hacia el Gólgota. Pero si pensaramos que el pesado madero fue la única carga que Jesús llevó sobre sí, estaríamos lejos de entender el peso real que tuvo que soportar por amor al pecador. Su carga mas pesada, no era aquel visible madero que lo aplastaba, sino que había sobre Jesús una carga invisible que pesaba hasta estrujar sus entrañas y su mismo espíritu. Veamos: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros" (Isaías 53:6). S+i, el peso del pecado que Dios mismo puso sobre las espaldas de Jesús era mucho mas grande que elpeso del madero, pues no hay carga mas pesada que el pecado. Y si entendemos que la carga del pecado de una sola persona puede llevarla hasta sentirse desmayar; Aún ese entendimiento está lejos de la comprensión de la verdadera magnitud del peso que Jesús cargó sobre si mismo; pues Jesús cargo el pecado, no solo de uno, simo de miles y millones de personas. ¡Jesús cargo sobre si la pesada carga del pecado de toda la humanidad¡ Y tan pesada era la carga del pecado sobre la espalda de Jesús, que le aplastaba hasta molerlo. Veamos como lo describe el profeta con mayúsculo asombro: "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:4,5).
3. Isaac fue acompañado por su padre hasta el final - Jesús fue dejado solo.
En este último punto de esta reflexión bíblica, debemos recordar que tanto Isaac como Jesús fueron acompañados en el camino por sus amados padres. Pero como Jesús fue mas lejos que Isaac, encontramos en este último tramo una diferencia doloroso entre Jesús e Isaac. Mientras Abraham acompañó a Isaac hasta el último momento de su camino al sacrificio, hasta ver la bienaventurada provisión de Dios que a través del cordero sustituto pues una voz desde el cielo le grito que detuviera el sacrificio del muchacho, trayendo así la liberación del amado y unigénito hijo; Veamos: "Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único" (Génesis 22:11,12). Jesús, por su parte, fue acompañado por su Padre en Espíritu hasta el mismo momento del sacrificio; pero al llegar la hora cumbre del sacrificio, no hubo una vos que desde el cielo gritara ordenando detener el sacrificio, pues el que lo ofrecía es El que está en lo alto, y mas alto que El no hay ninguno mas; Por tanto no pudo haber una voz que detuviera el momento mas amargo y doloroso que el universo ha experimentado jamás: Dios, sacrificando a su Amado Hijo Unigénito, por amor al pecador.
Un grito conmovedor.
Y estando en la agonía de la muerte, lacerada sus espaldas por el látigo cruel del verdugo, y atravesado por los clavos, ocurrió lo mas doloroso de su sacrificio: ¡Fue dejado solo y desamparado por su propio y amado Padre¡. Y asfixiado bajo la pesada carga del pecado de toda la humanidad, aquel que era el Hijo en quien Dios tenía toda su complacencia, se volvió aborrecible a los ojos de Dios a causa de la maldición que cargó sobre sí. Y fue desamparado. Y a causa de aquella abrumadora ausencia de Dios, la oscuridad se ciñó sobre aquel monte del sacrificio. Veamos: "Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena". (Mateo 27 45)
¡Tres horas duró aquella patente oscuridad¡ Y comprimido por aquella pesada carga del pecado, y desolado y desgarrado por el desamparo de su Padre... en medio de aquella abrumadora oscuridad, clamó aquel Hijo Único y Ejemplar, con el grito mas amargo que la creación jamás alguna ves escuchara: ¡Elí, Elí, ¿Lama sabactani?¡...
El evangelio de mateo registra el indecible dolor de Jesús con las siguientes palabras: "Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46). Y no hubo cordero para sustituir a Jesús. ¡Él mismo era el cordero de Dios, el Cordero que se Había provisto para sí por amor al pecador¡...
Y de nuevo, un desgarrador grito atravesó la oscuridad en la cima del monte... El mas profundo dolor que estaba reservado para el corazón del Anciano de Días desde la fundación del mundo, atravesó el corazón de Dios; Y aunque nadie de los presentes en aquel monte escucho su lamento, su dolor conmovió los cimientos de la tierra, quebró las rocas y abrió los sepulcros. Veamos: "Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron" (Mateo 27:50-52).
El sacrificio del Hijo Unigénito estaba consumado ¡El amor de Dios había traspasado toda sima para recatar al pecador¡ "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu" (Juan 19:30).
¡Cuan grande es el amor de Dios¡


Y para cumplir el propósito de este estudio, vamos a ir a las palabras del Apóstol Juan registrada en una de sus cartas.
"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él" (1 Juan 3:1).
El deseo de Dios es que podamos apreciar en lo que vale su amor, para que ello nos lleve a ser agradecidos y transformados por su gran amor. Espero pues, que este estudio o reflexión de Génesis 22 nos ayude a reflexionar mas profundamente en el gran precio pagado por Dios para que nosotros fuécemos hechos hijos suyos que alcancen la heredad de la vida eterna.
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:14-16).


Dios El Padre Celestial y Jesucristo su Hijo Unigénito han ganado nuestro amor y nuestra alabanza eternamente por su gran amor con que nos han amado.
"y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos" (Apocalípsis 5:9-13).


A nuestro Dios y Buen Padre Celestial sea gloria por los siglos de los siglos, y a Jesucristo su Hijo Amado sea el honor el Señorío y el reino por siempre.