jueves, 11 de noviembre de 2010

Los Frutos del Creyente.

Hay razones importantes por las cuales se reconocen las cosas o las personas. El Señor Jesucristo dijo: "Por sus frutos los conoceréis” Los cristianos también nos identificamos por los frutos. Y es de esos frutos que trataremos en este tema.
Los creyentes tenemos un llamado a mejorar nuestro estilo de vida hasta llegar a ser semejantes a Cristo. Este llamado nos obliga a tres casas básicas: 1- despojarnos de la vieja manera de vivir:
"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”
2- Renovar nuestra mente: “… y renovaos en el espíritu de vuestra mente…
3- Vivir de acuerdo al plan de Dios: "y vestíos del nuevo hombre, y creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad
Ser creyente es algo más que llamarse cristiano; es tener una misión, una vocación; es tener un propósito. Y el propósito de Dios para el creyente es que dé frutos “En esto es glorificado mi padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos"
Dios nos compara a una rama de un árbol o a la rama (pámpano) de una vid, y toda rama debe dar frutos; pero para que una rama de frutos necesita algunas cosas esenciales tales como:
1. Estar pegada a un árbol: “Permaneced en mi, y yo en vosotros, como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, sino permanece en la vid, así tampoco vosotros, sino permaneced en mi
2- Ser cuidada: “… y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" Todo cristiano debe dar fruto: Veamos algunos frutos del cristiano: Frutos de arrepentimiento: Juan el bautista le dijo a los fariseos y a los saduceos: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimientos…”
Hay un caso ejemplar en este respecto en la palabra de Dios, en el evangelio de Lucas,  y lo vemos en la conversión de Zaqueo. Este hombre (Zaqueo) cuando se encontró con Jesús mostró su arrepentimiento a través de los frutos; él era un hombre pecador y por tanto señalado por toda la gente que lo conocía; porque sus frutos eran malos. Inmediatamente que se dieron cuenta sus vecinos que Cristo había entrado a su casa, estaban pendientes y murmurando; no de Zaqueo; sino de Cristo.
Al igual que con Zaqueo; de nosotros también están pendiente la gente. Es por eso que es de suma importancia lo que hagamos desde los primeros días de nuestra conversión. Porque con nuestros actos podemos hacer que la gente hable mal de la obra del Señor. Notemos la manera ejemplar en que Zaqueo afrontó las murmuraciones de sus vecinos: "Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.”
Sin lugar a dudas, aquel hombre estaba dando “frutos de arrepentimiento”; Cristo así lo reconoció; estas fueron sus palabras ante aquel hecho: "Hoy ha venido la salvación a esta casa
A la primera cosa que estamos obligados, en razón de nuestra nueva vida de creyentes, es a enmendar los perjuicios que hayamos cometido contra alguien. Si hemos ofendido a alguien debemos pedir perdón, si hemos robado debemos devolver aún con intereses lo robado; y si debemos algo debemos pagarlo; Sí aceptamos a Jesucristo en nuestro corazón, y nos hemos arrepentido de nuestros pecados; debemos dar frutos dignos de arrepentimiento.
Frutos de labios: palabra buena para edificar.
De los frutos viejos de nuestros labios, cuando no éramos cristianos, salían palabras corrompidas. A cerca de esos viejos frutos, el Señor nos amonesta a través de las escrituras: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca” Y nos dice que ahora debe salir de nuestra boca, frutos nuevos, de acuerdo a nuestra nueva posición de hijos de Dios: “… sino la (palabra) que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”
Palabras de alabanza:
Este es otro fruto importante que debe ser evidencia de la clase de “árbol” que somos: "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo
Este fruto de alabanza debe manifestarse en todo tiempo, no solo cuando las cosas van bien sino cuando van mal. Veamos un caso de este fruto en circunstancias difíciles: “… los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían
Ciertamente hay condiciones muy difíciles para poder alabar a Dios; pero el fruto fuera de temporada es siempre más delicioso; y es siempre mejor pagado. Veamos por ejemplo lo que pasó con Pablo y Silas, cuando a pesar de las tremendamente difíciles circunstancias, pudieron dar fruto de alabanza:
"Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron
Ciertamente hay circunstancias muy difíciles en las que alabar a Dios parece imposible; pero debemos saber que el fruto fuera de temporada es siempre más delicioso, y es siempre mejor pagado. La palabra de Dios dice: "Deléitate así mismo en Jehová y él concederá las peticiones de tu corazón
Puede que otros no entiendan porqué alabar a Dios en momentos de angustia; pero nosotros los creyentes sabemos que a Dios le agrada que le alabemos en todo tiempo, y él paga muy bien nuestro fruto de alabanza “fuera de temporada” y en todo tiempo.
3- Palabras que confiesen su nombre.
Este es un fruto muy precioso para Dios. Testificar de Cristo puede ser, en algunos casos, una tarea bien difícil, pero la palabra de Dios nos exhorta a dar este fruto. En el libro de hebreos nos dice:
"salgamos, pues, a él a Cristo fuera del campamento, llevando su vituperio"
Y además dice: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre
Podemos decir con toda certeza que testificar de Cristo es un fruto de todo cristiano.
4) Frutos de obediencia.
Esta es una de las características (fruto) más importante de un creyente. Básicamente ser creyente significa ser obediente a la palabra del Señor. Se puede decir que donde hay un creyente; allí hay alguien que hace la voluntad de Dios. Para hablar de este fruto vamos a ver la figura de la oveja. Como sabemos, a nosotros los creyentes, la palabra de Dios nos llama ovejas; así por ejemplo, en el evangelio de Juan dice: "Mis ovejas oyen mi voz y me siguen"
Nuestra misión como hijos de Dios es agradarle en todo. Y podemos estar seguros, de que la mejor forma de complacer a Dios, es obedeciendo su palabra. Esto es bien claro a través de toda la escritura. A Abraham se le llama el padre de la fe, pero si revisamos la vida de este hombre ejemplar, veremos que cuando la Biblia se refiere a la fe de Abraham, se refiere a su obediencia. Vea lo dicho en hebreos: "Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció
Otro caso ejemplar: Cristo Jesús nuestro Señor agradó al Padre, y él mismo  dice el motivo de porqué le amaba Dios. Al hablar del tema, él dice: “Por eso me ama el padre..."
Esas palabras las dijo Cristo en relación al acto supremo de obediencia que él como hijo de Dios realizo: morir en la cruz por nosotros  “… porque yo pongo mi vida
Pero no solo debemos ser obedientes a Dios; sino que por consecuencia de nuestra obediencia al Señor; debemos obedecer a nuestros padres, nuestros patronos, a las autoridades, a nuestros pastores etc. Esto ha de ser así porque Dios es el que dice: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo
Y: "Siervos, obedeced en el Señor a vuestros amos terrenales con temor y temblor… como a Cristo” 
"Sométase toda persona a las autoridadessuperiores;  porque… por Dios han sido establecidas
Y: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso
Entre todas las cosas, lo que más le gusta a Dios es el fruto de nuestra obediencia. Eso se lo recordó el profeta Samuel al rey Saúl cuando éste desobedeció una orden del Señor, pero trajo muchas vacas y ovejas para ofrecer sacrificios a Dios. Veamos: "se complace Jehová tanto en los holocaustos y victimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros"
Puede que algunas veces estemos queriendo agradar a Dios haciendo muchas cosas, y puede que estemos esperando que Dios nos bendiga; pero por otra parte estamos desobedeciendo al Señor en muchas cosas que él nos ha pedido hacer. Recordemos que la desobediencia abre las puertas a la maldición. Por tanto, serremos las puertas ala maldición y a la ruina; saquemos toda desobediencia de nuestro corazón. Tengamos cuidado con desobedecer al Señor. Veamos la fuerte declaración del profeta Samuel en relación ala desobediencia: "Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría es la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey"
Por otro lado, la obediencia abre las puertas a la bendición. Abramos las puertas a la bendición; teniendo una actitud de humildad y obediencia en nuestro corazón. Hay mucho por hacer acerca de la obediencia, en nuestro hogar, en nuestro trabajo. Hay mucho por hacer con maestros profesores y directores. Hay mucho por hacer en cuanto a la obediencia, para con nuestro conyugue, para con nuestros padres, para con las autoridades civiles y políticas etc.
Hay muchas bendiciones esperando por nosotros; las ventanas de los cielos que están cerradas, esperan por nuestra obediencia que es la llave maestra que abre todas las puertas de la bendición. Dios mismo está esperando por nuestra obediencia para ser honrado por nosotros; esperando los frutos de obediencia con que él sea glorificado por cada hijo(a) suyo(a) porque: "en esto es glorificado mi padre; en que llevéis mucho fruto"
El cuerpo de Cristo, que es la iglesia, está esperando que cada miembro se conecte con la cabeza, que es Cristo<; para poder operar con eficiencia en todo aquello que Dios ha dispuesto. Hasta aquí la iglesia del Señor no ha alcanzado todo su poder para impactar, conmover y transformar nuestro mundo, por la razón que muchos de sus miembros no se han conectado al cuerpo; porque viven en desobediencia ala palabra del Señor. La cabeza está dando órdenes a miembros atrofiados por falta de obediencia.
Pero quizás usted se pregunte: ¿cómo me conecto al cuerpo? ¡¡ Sencillamente obedeciendo ¡¡
La obediencia al Señor es la sabia que hace correr el poder de Dios en cada miembro del cuerpo de Cristo. La falta de obediencia está limitando tu potencial, está limitando tus bendiciones, está limitando las bendiciones de tu familia y de tu iglesia. Y lo que es peor; está limitando el gran amor de Dios, su gran misericordia y poder para bendecir el mundo. Recuerda que tu obediencia es parte vital del plan de Dios para establecer su reino y alcanzar el mundo. Cristianos ya no seamos más árboles sin fruto, sino que abundemos en frutos, y sobre todo; abundemos en frutos de obediencia que es el fruto mas deseado por Dios. Esta es una poderosa verdad, cada miembro de la iglesia alcanzará su máximo potencial a través de la obediencia. Deleitemos a Dios con nuestros frutos, y sobre todo; deleitémoslo con el rico fruto de nuestra obediencia.
Y recordemos que: ¡¡EN LA OBEDIENCIA ESTÁ LA BENDICIÓN¡¡

Si aún no eres salvo, y quieres saber como recibir a Cristo como tu salvador, puedes llamar a los teléfonos: 83936207 - 87679259. 

William Tercero M.

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