miércoles, 6 de julio de 2011

El sacrificio del Hijo Unigénito (parte II)

II. Una insólita petición: Sacrifica a tu unigénito hijo para mi.
Isaac hacía real el logro del profundo anhelo de Abraham, pues al verlo, podía decir con plena certeza que él era un Padre enaltecido. Sí, todo el sentido de Abram se veía cumplido en la faz de aquel niño, que además era el potencial cumplimiento de llegar a ser Padre de multitudes. Pero en ese marco de indecible felicidad y realización, llegaría la insólita petición de Dios. Veamos: "Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré" Veamos como enfrentó la prueba Abraham:
A. Una noche para morir o para pasar a un mayor nivel de fe.
La insólita petición de Dios para Abraham traía una terrible prueba que iba en contra de todo su propósito humano. ¡Cómo podría ser un padre enaltecido¡ ¡Cómo podría ser un gran padre, si sacrificaría a su propio unigénito y amado hijo¡ Abraham tuvo que lidiar aquella oscura noche con aquella daga en su anciano corazón. Y se hace mas significativo entender que las adversidades y duras pruebas tienden a quitar el sueño hasta a los más jóvenes y robustos de los hombres; pero los ancianos tienden a perder el sueño y ser presa de desesperantes insomnios, aún sin que les aqueje un problema. Pero al parecer, el corazón de aquel anciano padre era robusto y fuerte en su fe en Dios. Y podemos pensar que el conocimiento que Abraham tenía de Dios lo llevó a vencer la terrible prueba nocturna. El sabía que Dios era Fiel, y recordaba que Dios le había hecho la promesa de que lo haría padre de muchedumbres. Dios le había dado un nuevo y significativo nombre que lo impregnó hasta sus entrañas de un nuevo propósito afianzado en el propio anhelo y designio de Dios: Hacerlo Padre de multitudes; Y con su firme confianza en el carácter fiel de Dios, pudo vencer cualquier flaqueza humana de su corazón. Y no solo estaba el hecho de la fidelidad de Dios que día a día la reconocía en el rostro y las alegres risas de Isaac, sino que sabía que Dios, como él, es Padre; y no cualquier padre, sino el mas excelente y amante padre, y por eso podía confiar en que Dios le compadecería ante la dura prueba. Pero si aún eso no fuera suficiente, Sabía que Dios es Todopoderoso, pues estas fueron las primeras palabras con que Dios se presentó ante Abraham cuando le prometió que lo haría padre de muchedumbres. Así que, si aún llegara a morir su amado isaac en el inminente sacrificio, Dios sería totalmente capaz de levantarlo aún de la muerte. Veamos los que nos dice al respecto el escritor de la carta a los Hebreos: "17. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18. habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19. pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir" (Hebreos 11). Aunque estas consideraciones de Abraham no son toda la razón de lo que le ayudó a vencer la prueba y levantarse en fe, sino que queda el mayor hecho: Abraham conocía la dignidad de Dios, que por el solo y majestuoso hecho de ser Dios, tiene la dignidad de ser adorado por aquellos que le buscan. Y como el anhelo mas profundo de Abraham era obedecer y reverenciar a Dios, debía por tanto ser un adorador hasta lo mas hondo de sus acciones. Todo ello le dio la capacidad a Abraham para fortalecerse en fe y vencer la terrible prueba. Podemos decir entonces, sin duda alguna, que en estas consideraciones de cómo Abraham enfrentó la prueba están las bases para que cualquier creyente pueda vencer las mas duras pruebas de la fe y salir vencedor y con una fe renovada y mas profunda.
B. Una mañana en victoria.
El texto bíblico nos deja ver con claridad que la oscuridad de la noche y la dura prueba no ahogó la fe de Abraham, y lejos de eso, más bien la fuerza de su fe en Dios disipó toda duda, y desvaneció toda sombra para dar paso a una brillante mañana de victoria; pues no se levantó tarde y agotado, sino que se despertó temprano en la mañana, y con la fuerza vigorosa de una fe rejuvenecida en su Dios. Esto es lo que dice el texto sagrado: "3. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo" (Génesis 22).
El secreto de la victoria de Abraham ante tan dura prueba de su fe, se fundamenta en el hecho de dar mayor relevancia y profundidad en su mente y corazón a la meditación en las virtudes de Dios que en su angustiosa prueba. Cada creyente que quiera ser efectivo en alcanzar las victorias de las duras pruebas de la fe, deberá aprender eso.
C. Camino al monte de la prueba.
Con su fe fortalecida en Dios, Abraham se dispuso diligentemente a cumplir la dura petición de Dios. El fue de ánimo pronto al obedecer, lo que evidencia el vigor de su fe y su profundo amor por Dios, de tal modo que aún su cuerpo cobró nuevas fuerzas; lo podemos ver enalbarnando su asno, cortando leña y disponiendo todas las cosas para emprender prontamente su misión. El no fue descuidado con su dura tarea, lo cual pone de mayor relieve su firme decisión de obedecer a Dios hasta las últimas consecuencias. El burro evitaría que el cansancio de cargar la pesada leña del holocausto se convirtiera en una "buena" excusa para no llegar al monte del sacrificio; y sus dos siervos serían un apoyo por cualquier eventualidad del camino. Abraham sabía que un duro camino le esperaba. Eran mas de cincuenta kilómetros de duro camino hasta llegar al pie del monte del sacrificio, y él era un hombre anciano; pero tomó una firme decisión. El texto bíblico habla de la vigorosa decisión de Abraham usando una palabra que se traduce como " se levantó" Veamos: "y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo" Eso nos hace ver a Abraham como un vigoroso atleta de maratón que conoce los rigores de la ardua carrera que le espera, pero que al dar su primer zancada, ya en su mente y corazón ha terminado la carrera, pues nada lo dentendrá, ya que su decisión es férrea, y no hay duda de llegar al final, y solo queda el cuidado de dosificar sus fuerzas en el camino. También, esa palabra "se levantó" es la misma que se usa para describir a un soldado o a un ejército que se abalanza hacia la batalla aunque les espere la muerte. Así de firme era la decisión de Abraham de recorrer aquel duro camino. Podemos ver pues, que fue firme en su decisión, y su paso confirma consecuentemente su firmeza, pues en dos días recorrió aquel tortuoso camino, a un promedio de 25 kilómetros por día ¡Nada fácil para un anciano¡. La biblia nos dice que al venir el tercer día, Abraham ya estaba cerca del monte del sacrificio, de tal modo que podía ver con claridad el lugar indicado por Dios. Veamos: "Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos" Pero lo mas duro del camino estaba aún por venir.

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