martes, 12 de octubre de 2010

Ofrendas y Diezmos (VIII).

El Principio de la Buena Tierra.

Todo buen agricultor sabe que hay muchos tipos de tierra, y que no toda tierra es buena para sembrar. Hay tierra que devuelve una cosecha muy pobre, y en algunos casos, la cosecha ni siquiera es lo suficiente para igualar la cantidad de la semilla sembrada. Y hay casos donde la siembra se pierde por completo. Pero también es cierto que hay tierras muy fértiles que dan abundantes cosechas.

Este principio de la buena tierra, ha sido enseñado de modo incorrecto en los últimos tiempos, aplicando el concepto de mala o buena tierra a las personas y a las entidades o instituciones. Tal aplicación es incorrecta porque cambia el enfoque bíblico.
El concepto moderno de buena tierra está produciendo que muchos creyentes vean como mas dignas unas instituciones cristianas que otras; favoreciendo a unas y desprotegiendo a otras que a su juicio son mala tierra.
Esa situación esta produciendo un peligroso desequilibrio en el sostenimiento de las misiones (iglesias) constituyéndose en una cuestión de irresponsabilidad y hasta deinjusticia. Ofrendar en otras misiones que no son la iglesia donde el creyente se congrega, y de la cual es miembro, puede ser un asunto de irresponsabilidad  si su iglesia está necesitando esos recursos para cubrir sus gastos y para llevar a cabo sus proyectos.
Además puede ser un asunto de injusticia, dado que es la iglesia local la que le provee de los beneficios de un lugar donde congregarse, medios de culto, pastoreo etc.
No hay tal cosa como que una iglesia cristiana sea buena tierra y otra sea mala tierra. Hacer esas afirmaciones es altamente ofensivo, e inclusive puede llegar a ser blasfemo; porque toda congregación, verdaderamente cristiana, es parte de la iglesia de Cristo, y la iglesia de Cristo es su cuerpo; y de ninguna manera el cuerpo de Cristo puede ser "mala tierra" ¡¡Para que unaiglesia sea mala tierra; tendría que no ser de Cristo¡¡

Dios es la "Buena Tierra":
Cuando traemos nuestras ofrendas y nuestros diezmos, es a Dios a quien se los damos. Si nuestro enfoque no es Dios; si no es Dios quien recibe nuestras ofrendas, nuestra cosecha tampoco vendrá de Dios.
Si es en Dios en quien depositamos la semilla, ya no es la tierra (las entidades) la que dará el fruto; sino Dios. El creyente debe saber que solo Dios es la motivación correcta para dar.

Recuerda sembrar abundantemente; siendo fiel y oportuno, y espera de Dios la cosecha según su bondad, riqueza y fidelidad. Porque:
Así como la buena tierra devuelve una generosa cosecha a los que la cultivan, Dios devolverá una generosa cosecha a los que cultivan el dar. Dios devoñverá una abundante cosecha a los que "siembran en él".

William Tercero M.

No hay comentarios: