jueves, 14 de octubre de 2010

El desprecio hacia los que nos superan.

"Despreciar a otros que nos superan es el arte más vil de todos; pero uno de los más seguros para acreditarse entre espíritus plebeyos." 

Es muy interesante la frase que he puesto en la primera línea de este breve artículo. Me llama mucho la atención que el creador de la frase se refiera al desprecio que expresan hacia los que alcanzan algún grado de éxito usando la palabra "arte". Pero de seguro no es un buen arte, sino un mal arte. Pues hay bellas artes y malas artes; y el de criticar negarivamente es uno de los artes mas desagradables de las personas que cultivan esa fea habilidad. Pero lastimosamente, quienes practican esa habilidad llegan a hacerse artistas refinados; Se visten con cara de piedad, y con cara de defensores de "la sana doctrina" para arremeter con la saña de la amargura contra aquellos que les superan. Y así podemos ver como muchos pastores y líderes están siendo ferozmente atacados a causa de su éxito.
Resulta necesario evaluar detenida mente cual es la motivación de las críticas que lanzamos contra otas personas. Y es de sumo cuidado el aceptar las críticas negativas de otros hacia personas de éxito; no sea que estemos dejando entrar en nuestro corazón el veneno de la amargura de otros.

Hoy día se puede comprobar con tristeza que el desprecio hacia las personas que alcanzan ciertos éxitos es una práctica común de las personas que tienen un nivel inferior de logros. Y uno pudiera pensar que esa práctica sea normal entre personas no cristianas, pero no entre creyentes. Sin embargo, el desprecio es una páctica común entre cristianos. Se puede ver o escuchar a diario el desprecio que sufren aquellos que están liderando iglesias grandes o ministerios grandes. Y son los que no tienen el mismo nivel de logros quienes se han convertido en sus principales detractores. Eso es bajeza. Y me recuerda una frase de mi pastor en mis primeros años:"El que habla de la pera, comersela quiere"

No seamos personas que se dejan arrastrar por la bajeza; no practiquemos la murmuración y la mala crítica para con aquellos que nos superan; más bien averiguémos cual es la clave de su éxito, y talvez lleguemos a igualar sus logros, y por que no, hasta superarlos.

Recuerda que en la cumbre de la montaña brilla mas intensamente el sol. Asi que si te irrita la sombra de los que están mas alto que tu, escala tu tambien hasta llegar a la cumbre. Y cuando estés ahí, te darás cuenta que las sombras de los exitosos nunca mas eclipsarán el brillo de tu sol. Dejemos de ser gente baja; dejemos de criticar a los que nos superan. Y mas bien, seamos gente de altura; celebremos los logros ajenos. Recuerda que lo que eclipsa nuestro sol no son los logros de los demás, sino el manto negro de la emvidia y la amargura.

Ya no cultivemos el feo arte del desprecio, sino volvámonos artistas del estímulo, del reconocimiento de la excelemcia y el esfuerzo de los demás.

Pastor William Tercero M.

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