martes, 12 de octubre de 2010

Ofrendas y Diezmos (XI).



Dar es Una Gracia de Dios:
Para concluir este estudio, lo haremos refiriéndonos a 2ª Corintios.
En la segunda carta a los corintios el apóstol Pablo habla de una verdad hermosa que está relacionada con las ofrendas. Allí él nos dice que dar es una gracia que viene de Dios. Entendido el dar como una gracia, va mas allá de las obligaciones o responsabilidades; pues éstas pueden traer consigo penosas tareas que son duras de cumplir y que requieren de una gran cantidad de esfuerzo para tomar disciplina para cumplirlas permanentemente.
Dar por obligación, o aun por responsabilidad, puede convertirse en una carga difícil de sobrellevar cuando hay circunstancias que des-estimulan nuestra obligación y nuestras responsabilidades. Por ejemplo: Es difícil dar, contribuir o diezmar, cuando estás en escasez, y necesitas esos recursos para sufragar tus propios gastos, o los de tu familia. Y que decir de lo difícil que resulta diezmar y ofrendar cuando ha surgido un problema que te contraríe o disguste con tus líderes o pastores. En tales circunstancias, de seguro te será difícil dar tu diezmo u ofrenda.
Otro razón que puede constituirse en un gran problema que obstaculice nuestra responsabilidad, es cuando hay serias deficiencias en la calidad del trabajo de los lideres, o que al menos nos parezca eso, aun sin ser cierto. Ciertamente son muchas las causas que se constituyen en un estorbo que pueden hacer que nuestra responsabilidad en lo económico, sea una carga que muchas veces sea dura de llevar; y en otros casos, nos haga dejar de cumplirlas. Debe haber otro modo de participar del sostenimiento económico de la obra de Dios que sea más provechoso y efectivo. Y si lo hay: ¡Se llama gracia¡ Cuando damos por gracia derribamos todos los obstáculos a la obligación; porque la gracia no contempla las cosas que obstaculizan al ejercicio de dar: No se fija en las circunstancias, porque lo motiva la fuerza mas poderosa desde su interior: La gracia de Dios.
Veamos como operó la gracia de dar en los creyentes de Macedonia: “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad, Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por voluntad de Dios” (2ª Corintios 8:1-5).
Es sorprendentemente hermoso ver como estos creyentes macedonios derrivaron todos los grandes obstáculos para colaborar en la obra del Señor. ¿Qué hizo posible tan grande hazaña? ¡La hizo posible la inigualable gracia de Dios¡.

La gracia de dar es mayor a la responsabilidad de dar.
La gracia de dar es la mayor virtud del amor de Dios mostrado en toda su profundidad en Cristo Jesús. Así lo dice el apóstol Pablo para enseñar esta grande y hermosísima verdad a los creyentes de Corinto: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2ª Corintios 8:9).

Conclusión:
Aquellos que se niegan a participar de esta virtud de dar, deben saber que estàn desligados de una de las mayores virtudes de Dios EL Padre y de Jesucristo nuestro Señor, la cual es dar. Esta virtud del Señor (dar) va mucho más allá de dar de lo suyo; sino que se da enteramente a sí mismo por amor. Pero esta virtud no es solo divina, sino que es una demanda de Dios para el creyente; Por tanto, esta virtud de dar en tan excelso modo, debe ser también parte de los creyentes (2ª Corintios 8:9-15).

Todo creyente que tenga dificultad para ofrendar y diezmar; que lo hace con dolor, con dificultad, tristeza o desgano, no ha conocido la gracia del amor de Dios en Cristo Jesús. Porque, ¡¿Con que conciencia va a estar uno regateándole mezquinamente nuestros bienes materiales a aquel que ha dejado toda su gloria y su riqueza por nosotros, y que además, ha dado su misma vida por amor a nosotros para salvarnos? Probablemente todas las criaturas del cielo ven como las más miserables de las criaturas a aquellos que tienen reparo de retribuir con gratitud en sus diezmos y ofrendas, a aquel que se despojó de su inefable riqueza por amor a ellos. Por tanto, no solo debemos ofrendar y diezmar; sino que debemos pedir que el Señor nos de la gracia para hacerlo con provecho, alegría y gozo; Para que sea la mísma gracia de Dios actuando en nosotros.

Que Dios nos de la revelación para poder entender que:
Mas bienaventurado es dar que recibir
¡¡Porque dar es una gracia de Dios¡¡ ¡¡Porque dar es el corazón de Dios¡¡

William Tercero M.

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