lunes, 11 de octubre de 2010

La Rosa y las Espinas.

Cierto hombre plantó una rosa y la regó fielmente, y antes de que floreciera, la examinó. Vio que el capullo pronto florecería, pero notó espinas en el tallo, y pensó: “¿Cómo puede tan bella flor provenir de una planta cargada de tantas espinas afiladas?” Entristecido por este pensamiento se olvidó regar la rosa, y, justo antes de que pudiera florecer, murió.
Así pasa con mucha gente: Por fijar su atención en los defectos de la gente, se olvidan que dentro de cada alma hay una rosa. Y es que las cualidades que reflejan a Dios colocadas en nosotros al nacer, crecen en medio de las espinas de nuestras fallas. Muchos de nosotros nos miramos a nosotros mismos y vemos tan sólo las espinas, los defectos. Nos desesperamos, pensando que nada bueno puede salir de nosotros. Y al hacer eso, descuidamos regar lo bueno en nosotros... y, eventualmente se muere. Nunca alcanzamos nuestro potencial.
Alguna gente no ven la rosa dentro de sí mismas; alguien más tiene que mostrárselas. Uno de los grandes dones que una persona puede poseer es la habilidad de llegar más allá de las espinas de otros y hallar la rosa dentro de ellos. Y esa es una de las características del amor: mirar a una persona, conocer sus verdaderas fallas y aceptar a esa persona en nuestra vida… siempre reconociendo la nobleza en su alma. Ayudemos a otros a darse cuenta de que pueden superar sus fallas. Si les mostramos la “rosa” dentro de sí, ellos conquistarán sus espinas. Sólo así florecerán muchas veces

Esta anécdota me recuerda con fuerza al mas experto en sacar la rosa de entre nuestras espinas: Dios. Cuando veo la obra de Dios en la vida de muchas personas que para la sociedad solo eran un manojo de espinas, y a pesar de ello ahora son personas llenas de virtudes, no puedo mas que reconocer la obra del amor de Dios en ellos. Y si aún me detengo a ver mi vida misma, me doy cuenta de que si alguna rosa ha brotado del árido jardín de mi corazón, solo es porque hay un experto jardinero trabajando en el: Dios.
Seamos colaboradores de Dios en esta maravillosa tarea de hacer brotar las rosas del corazón de gente llena de espinas (defectos) con nuestro amor, paciencia, perdón y un poco de fe en el potencial que Dios puso en sus corazones.
Ciertamento es hermoso encontrar personas llenas de virtud con las cuales compartir nuestra amistad; Pero es mas deleitoso y satisfactorio ver brotar las virtudes cual hermosas rosas de entre los espinosos defectos de los que amamos.
Ciertamente es hermoso disfrutar de un bello jardín florido que otros han plantado; Pero es mas lleno de satisfacción para el alma ver brotar las rosas del jardín que con esperanza nosotros mismos hemos regado.

Que Dios alce su rostro sobre ti, ponga en ti paz y te bendiga.

(La Parábola de la Rosa fue escrita por un estudiante universitario en Arabia Saudita, y ha sido modificada por William Tercero M.).

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