martes, 12 de octubre de 2010

Ofrendas y Diezmos IV.

El Caso de Abraham.

Abraham dio los diezmos a Melquisedec:
"Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abraham del Dios Altìsimo, creador de los cielos y la tierra; y bendito sea el Dios Altìsimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abraham los diezmos de todo" (GN. 14:18-20)
En este caso en que Abraham da los diezmos a Melquisedec, encontramos todos los principios antes mencionados en el caso de Jacob:
La revelación de Dios. Las promesas de Dios. Prosperidad material. Ensanchamiento etc. Sin embargo, en este caso particular, encontramos un "elemento" diferente: La figura del ministro.

La figura del ministro. En contraste con el caso de Jacob, donde el hombre trata directamente con Dios y su revelación; aquí, el hombre (Abraham) trata con otro hombre (Melquisedec, ministro del Dios Altìsimo) Introduciendo la figura del ministro, o dicho de otra manera: los siervos del Señor.
Escudriñemos la revelacióninspiracional inmersa en este caso:
a) La dignidad del ministro. 
Entonces Melquisedec, rey de Salem y Sacerdote del Dios Altìsimo...)
Como podemos ver, Abraham reconoció la alta dignidad de Melquisedec al aceptarlo como ministro de Dios. Abraham no le dio los diezmos a Melquisedec por ser rey. De ser así, hubiera repartido los diezmos entre todos los demás reyes que estaban involucrados en el evento.
Las escrituras nos dejan ver con claridad que Abraham dio todos los diezmos a Melquisedec. Sin duda alguna, su decisión estuvo basada en que reconoció la dignidad de Melquisedec como ministro de Dios, es decir: Sacerdote del Dios Altísimo.

Nota: Melquisedec, es sobre todo, y primeramente, figura de Cristo. La figura de los ministros es una implicación.

b) La ministraciòn de los dones espirituales y la responsabilidad reciproca:
"...Melquisedec, rey de Salem y Sacerdote del Dios Altìsimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abraham del Dios Altìsimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altìsimo..."
Aquí vemos a Melquisedec proveyendo a Abraham de pan y vino; símbolos de los dones espirituales. El pan, porejemplo, representa la provisión de Dios; (primeramente en Cristo) además, representa la palabra de Dios, que como el pan, da fuerzas al cuerpo, la palabra de Dios da vigor espiritual a quienes les es impartida. Recordemos lo dicho por nuestro Señor Jesucristo:
"No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios"
Como sabemos, es tarea de los ministros del Señor, ministrar la palabra de Dios, para beneficio de los creyentes. Dicha tarea del ministro es una obligación que éste tiene delante de Dios para con sus hermanos en la fe. Pero no solo el ministro esta obligado con el pueblo, sino que a sus ves, el pueblo está obligado con el ministro delante de Dios, a retribuirle con sus ofrendas. Veamos lo que dice el Apóstol Pablo al respecto:
"El que esenseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye" (Gálatas 6:6). 
Debe aclararse que no solo los pastores están llamados a ministrar la palbra de Dios, sino que el Señor imparte dones a los creyentes, para que éstos los ministren a sus hermanos; pues el diseño de Dios es equipar a los santos para la obra del ministerio. Con respecto aeste principio de la retribución, hemos usado la palabra "obligación" que es un término que normalmente la gente rechaza, pero ciertamente es el término mas adecuado para referirse a este asunto. Las escriturasdicen:
"...ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1 Corintios9:14)
Como vemos en este texto, el principio de retribución se basa en un mandato del Señor, lo que le da su carácter de obligación.

c) El principio de la valoración de lo espiritual:
Así como el pan simboliza la palabra de Dios; el vino representa, sobre todo, la sangre de Cristo, pero además, la mimistraciòn del influjo del Espíritu Santo. Esta comparación la hace el Apóstol Pablo en el nuevo testamento cuando dice:
"No osembriaguéis con vino, en lo cual  hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu..." (Efesios 5:18)
Los ministros del Señor, no solo ministran la palabra de Dios, sino que además, ministran las riquezas del Espíritu: revelación, guianza, cobertura, unción, consuelo etc. En Génesis capítulo14 vemos la figura del ministro representada por Melquisedec, ministrando estos dones en la imparticiòn de la bendición sobre Abraham: (Entonces Melquisedec, rey de Salem y Sacerdote del Dios Altìsimo, sacó pan y vino; yle bendijo, diciendo: "Bendito sea Abraham del Dios Altìsimo..."
Sin duda alguna, las cosas materiales como el dinero y las demás cosas de la misma naturaleza material, son inferiores a las cosas espirituales. Para el Apóstol Pablo, está más que claro este concepto de que las cosas espirituales son superiores a las cosas materiales. Y quiere que los creyentes entiendan bien este esta verdad. Con esa idea les presenta la siguiente reflexión:
"Si nosotros (los ministros) sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa que segáremoslo material?..." (1 Corintios9:14)
El argumento trasde esta reflexión es el siguiente:
No se equivoquen al juzgarnos indignos de tomar sus ofrendas, pues no estamos tomando de ustedes mas de lo que les estamos dando.
Y no es que al hablar así, el Apóstol Pablo este pensando en términos mercantilistas; sino más bien, en términos de reciprocidad y justicia. Y para comprobar la razón de este argumento, vasta leer todo el capítulo 9 de la primera carta a los Corintios. Tocante a las ofrendas el apóstol Pabla va mas aya con este principio, y lo extiende, ya no solo entre ministros e iglesia, sino entre creyentes laicos también. Nótese lo dichoen la carta a los romanos:
"Mas ahora voy a Jerusalem para ministrar a los santos.
Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer unaofrenda para los pobres que estàn entre los santos que hay en Jerusalem.
Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben tambiénellos ministrarles los materiales."

Tras haber escudriñado este principio, podemos decir que:
Todo creyente que valora debidamente las riquezas de los dones espirituales que le son ministradas por quienes les pastorean, ejercerá con gratitud y fidelidad la práctica cristiana de dar sus diezmos y ofrendas.
El creyente que ha tenido una revelación de la majestad divina, y que ha recibido en su espíritula revelación de las maravillosas y abundantes promesas de Dios, y las ha creído en su corazón; traerá sus diezmos y ofrendas al Señor, en un gesto de gratitud y adoración, y como una evidencia de que la fidelidad de Dios se ha cumplido, como en el caso de Jacob fundamentado en las promesas de Dios.

William Tercero M.

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