domingo, 10 de octubre de 2010

El deseo de hacer la voluntad de Dios.

Una de las cosas que más preocupa al creyente y que produce mucha confusión en ocasiones, es como  conocer la voluntad de Dios en el diario vivir. Jesús dice:
"El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (Juan 7:17)   
Estas palabras las dijo Jesús  en la Fiesta de los Tabernáculos. Muchos pensaban que El era un engañador; otros se maravillaban de sus palabras.  En esta ocasión quiso aclararle a todos los que estaban dudando y cuestionando sobre su persona, que los únicos que iban a saber si su doctrina era de Dios o si El hablaba por su propia cuenta, eran aquellos que realmente deseaban conocer la voluntad de Dios para obedecerla.
Si para mí es vital conocer la voluntad de Dios para ceñirme a ella, debo entonces desechar  por completo la mía propia.

Cuando el ángel le anunció a María que había sido escogida para ser la madre de JESUS ella enseguida reaccionó, no porque dudara del poder de Dios, sino porque su razón le decía que eso era imposible pues ella no había conocido varón. Ella pudo haber dudado de aquellas palabras, si venían de Dios o no, o pudo haber esperado para que Dios le confirmara aquello con señales, pero en su corazón había un deseo ardiente de hacer la voluntad de Dios, no la de ella, y eso fue lo que la dispuso a acatar la orden del cielo: 
He aquí la sierva del Señor,hágase conmigo conforme a tu Palabra. (Lucas.1:38)
Dios tiene un llamado  para cada vida, tiene un propósito para cada uno de sus hijos; hay un plan divino que debe de llevarse a cabo. Debemos disponernos a decir como dijo nuestro Señor Jesucristo:
"No se haga mi voluntad, sino la tuya". 
Es esto lo que debe gobernar nuestros pensamientos; el hacer la voluntad de Dios debe ser nuestro mayor anhelo; Hacer la voluntad de Dios debe ser nuestram mayor pasión.

Querer sobre todas la cosas hacer la voluntad de Dios, fue la virtud que preservó a Cristo; fue esa virtud la que mantuvo en perfección, sin pecado. Esa pasión en Cristo fue mayor que el amor por si mismo.  Aún en momentos de enfrentar la muerte por martirio, lo vemos diciendo:
"Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi VOLUNTAD, sino la tuya".(Lucas 22:42).
¿Quiéres tú ser guardado de todo error? Desea con todo tu corazón hacer la voluntad de Dios, aún sobre la tuya propia.

Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

William Tercero M.

No hay comentarios: